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ENTRADA DE LA SANTÍSIMA THEOTOKOS EN EL TEMPLO

conmemorada el 21 de noviembre.



Acorde a la Sagrada Tradición, la Entrada de la Santísima Madre de Dios en el Templo se llevó a cabo de la siguiente manera. Los padres de la Virgen María, los santos Joaquín y Ana, orando por el fin de su privación de hijos, juraron que, si les nacía un hijo, lo dedicarían al servicio de Dios.


Cuando la Santísima Virgen cumplió los tres años, sus santos padres decidieron cumplir su voto. Reunieron a sus parientes y conocidos, y vistieron a la Purísima Virgen con sus más finos atavíos. Cantando cantos sagrados y con velas encendidas en mano, las vírgenes la escoltaron hasta el Templo (Sal 44/45:14-15). Allí el Sumo Sacerdote y varios sacerdotes se encontraron con la Doncella de Dios. En el Templo, quince altos escalones conducían al santuario, al que solo podían entrar los sacerdotes y el Sumo Sacerdote. (Debido a que acostumbran recitar un Salmo en cada escalón, los Salmos 119/120-133/134 se llaman “Salmos de la Ascensión” o “de las Subidas”). La infanta María, al parecer, no pudo subir esta escala. Mas, así como la colocaron en el primer peldaño, fortalecida por el poder de Dios, rápidamente subió los peldaños restantes y subió al más alto. Entonces el Sumo Sacerdote, por inspiración de lo alto, condujo a la Santísima Virgen al Lugar Santísimo, donde sólo entraba el Sumo Sacerdote una vez al año para ofrecer un sacrificio purificador de sangre. Por lo tanto, todos los presentes en el Templo quedaron atónitos ante tan inusual hecho.


Después de confiar su hija al Padre Celestial, Joaquín y Anna regresaron a casa. La Santísima Virgen permaneció en los aposentos de las vírgenes próximos al Templo. Según el testimonio de la Sagrada Escritura (Éx 38; 1 R 1:28; Lc 2:37), y también del historiador Josefo Flavio, existían un sinnúmero de viviendas en derredor del Templo, en las cuales moraban aquellos dedicados al servicio de Dios.


La vida terrena de la Santísima Madre de Dios desde Su infancia hasta que fue llevada al Cielo está envuelta en un profundo misterio. Su vida en el Templo de Jerusalén también fue un secreto. “Si alguien me preguntara”, dijo San Jerónimo, “cómo pasó la Santísima Virgen el tiempo de su juventud, le respondería que eso lo sabe Dios mismo y el arcángel Gabriel, su guarda constante”.


Pero hay relatos en la Tradición de la Iglesia, que durante la estancia de la Virgen Purísima en el Templo, Ella creció en una comunidad de vírgenes piadosas, leyó diligentemente las Sagradas Escrituras, se ocupó de las artes manuales, oró incesantemente y creció en el amor a Dios. Desde la antigüedad, la Iglesia ha celebrado la Fiesta de la Entrada de la Santísima Madre de Dios en el Templo. Los indicios de que la Fiesta se observaba ya en los primeros siglos del cristianismo, se encuentran en las tradiciones de los cristianos palestinos, que dicen que la santa emperatriz Elena (21 de mayo) construyó una iglesia en honor a la Entrada de la Santísima Madre de Dios en el Templo.


San Gregorio de Nisa, en el siglo IV, menciona también esta Fiesta. En el siglo VIII, los Santos Germano y Tarasio, Patriarcas de Constantinopla, pronunciaron sermones en la Fiesta de la Entrada.


La Fiesta de la Entrada de la Santísima Madre de Dios en el Templo anuncia la bendición de Dios para el género humano, la predicación de la salvación, la promesa de la venida de Cristo.



REFERENCIAS

Orthodox Church in America. (2023). The Entry of the Most Holy Mother of God into the Temple. New York, Estados Unidos: OCA.

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