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FIESTA DE LA ANUNCIACIÓN A LA SANTÍSIMA MADRE DE DIOS

conmemorada el 25 de marzo.


La Fiesta de la Anunciación a la Santísima Madre de Dios es una de las primeras fiestas cristianas en ser instituida; se celebraba ya en el siglo IV. Existe una pintura de la Anunciación en la catacumba de Priscila en Roma que data del siglo II. El Concilio de Toledo en 656 menciona la Fiesta, y el Concilio de Trullo en 692 dice que la Anunciación se celebró durante la Gran Cuaresma.

Los nombres griegos y eslavos de la Fiesta pueden traducirse como “Buenas Nuevas”. Ésto, por supuesto, se refiere a la Encarnación del Hijo de Dios y la salvación que Él trae. El trasfondo de la Anunciación se encuentra en el Evangelio según san Lucas (1:26-38). El tropario describe ésto como el “principio de nuestra salvación y la revelación del misterio eterno”, porque en éste día el Hijo de Dios se convirtió en el Hijo del Hombre.

La Anunciación encierra dos componentes principales: el mensaje mismo y la respuesta de la Virgen. El mensaje cumple la promesa de Dios de enviar un Redentor (Gn 3:15): “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Los Padres de la Iglesia entienden que “la simiente suya” se refiere a Cristo. Los profetas insinuaron Su venida, una que vieron vagamente, pero el Arcángel Gabriel ahora proclama que la promesa está a punto de cumplirse.

Vemos ésto reflejado también en la Divina Liturgia de san Basilio: “Cuando el hombre te desobedeció a Ti, el único Dios verdadero que lo habías creado, y fue engañado por la astucia de la serpiente, quedando sujeto a la muerte por sus propias transgresiones, Tú, Oh Dios, en Tu justo juicio, lo enviaste desde el Paraíso a éste mundo, devolviéndolo a la tierra de la que fue tomado, pero proveyéndole la salvación de la regeneración en Tu Cristo Mismo”.

El Arcángel Gabriel fue enviado por Dios a Nazaret de Galilea. Allí habló a la Virgen pura que estaba desposada con san José: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.

A diferencia de Eva, quien fue fácilmente engañada por la serpiente, la Virgen no aceptó inmediatamente el mensaje del ángel. En su humildad, no pensó que merecía tales palabras, pero en realidad estaba preocupada por ellas. El hecho de que pidiera una explicación revela su sobriedad y prudencia. Ella no desconfió de las palabras del Ángel, pero no podía entender cómo se cumplirían, porque hablaban de algo que estaba más allá de la naturaleza.

Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia (Lc 1:34-38).

En su Sermón 23 del día de la Anunciación, san Filáretos de Moscú afirmó con audacia que “la palabra de la criatura hizo descender al Creador al mundo”. Explica que la salvación no es simplemente un acto de la voluntad de Dios, sino que también implica el libre albedrío de la Virgen. Ella podría haberse negado, pero aceptó la voluntad de Dios y optó por cooperar sin quejarse ni hacer más preguntas.

El ícono de la Fiesta muestra al Arcángel con un bastón en su mano izquierda, indicando su papel como mensajero. A veces se levanta un ala, como para mostrar su veloz descenso del cielo. Su mano derecha está extendida hacia la Santísima Virgen mientras entrega su mensaje.

La Virgen se representa de pie o sentada, generalmente sosteniendo hilo en su mano izquierda. A veces se la muestra sosteniendo un pergamino. Su mano derecha puede estar levantada para indicar su sorpresa por el mensaje que está escuchando. Su cabeza está inclinada, mostrando su consentimiento y obediencia. El descenso del Espíritu Santo sobre ella está representado por un rayo de luz que sale de una pequeña esfera en la parte superior del icono, que simboliza el cielo. En un famoso ícono del Sinaí, se muestra una paloma blanca en el rayo de luz.

Hay varios iconos famosos de la Anunciación. Uno se encuentra en el Kremlin de Moscú en la iglesia de la Anunciación. Éste ícono apareció en relación con el rescate de un prisionero por parte de la Madre de Dios durante el reinado de Iván el Terrible. Otro se encuentra en la Catedral de la Dormición de Moscú (8 de julio). Originalmente estaba ubicado en Ústiug, y era el ícono ante el cual san Procopio el insensato por amor de Cristo (8 de julio) oró para salvar la ciudad de la destrucción en 1290. Uno de los íconos más venerados en Grecia es el ícono de Tinos de la Anunciación (30 de enero).

La Fiesta de la Anunciación se celebra durante la Cuaresma, pero siempre se celebra con gran alegría.



REFERENCIAS

Orthodox Church in America. (2023). The Annunciation of our Most Holy Lady, the Theotokos and Ever-Virgin Mary. New York, Estados Unidos: OCA.

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