conmemorado el 4 de septiembre.
El Hieromártir Bábilas, los jóvenes Urbano, Prilidiano, Epolonio y su madre Cristódula, murieron como mártires bajo el emperador Decio (249-251). Durante su estancia en la ciudad de Antioquía, el emperador organizó un gran festival en honor a los dioses paganos.
Al mismo tiempo, el santo y temeroso de Dios Bábilas estaba sirviendo la Divina Liturgia en la iglesia. Oró por su rebaño y lo enseñó a soportar con valentía todas las tribulaciones por Cristo. El idólatra Decio, curioso por presenciar los Divinos Misterios, decidió entrar en la iglesia.
Noticia de ésto llegó al obispo, quien salió al encuentro de Decio y bloqueó su camino hacia la iglesia, porque no estaba dispuesto a permitir la impiedad en el templo de Dios. Cuando el emperador se acercó a las puertas de la iglesia, el Santo Bábilas se negó a dejarlo entrar, por lo que el emperador tuvo que abandonar su intención. Deseó tomar venganza de inmediato, pero observando la gran multitud de cristianos, temió que se amotinaran.
Al día siguiente, el enfurecido emperador ordenó que se prendiera fuego a la iglesia y que trajeran al obispo Bábilas ante él. Cuando se le preguntó por qué había insultado la dignidad imperial al no permitir que el emperador entrara a la iglesia, el Santo Obispo respondió: “Cualquiera que se levante contra Dios y desee profanar Su Santuario, no es digno de deferencia, sino que se ha convertido en enemigo del Señor”.
Decio declaró que el Santo Obispo debía adorar a los ídolos para compensar su falta de respeto hacia el emperador, o de lo contrario enfrentarse a la ejecución. Después de convencerse de que el Mártir permanecería firme en su fe, ordenó al comandante militar Victorino que lo envolviera con pesadas cadenas y condujera por la ciudad como signo de deshonor. El Santo Mártir respondió: “Emperador, éstas cadenas son tan venerables para mí como lo es tu corona imperial para ti. Para mí, el sufrimiento por Cristo es tan deseable como lo es para vosotros el poder imperial. La muerte del Rey Inmortal es tan preciosa para mí como tu vida lo es para ti”.
En el juicio junto al obispo Bábilas estaban tres jóvenes hermanos, que no lo abandonaron ni siquiera en tan cargante tiempo. Al verlos, el emperador preguntó: “¿Quiénes son éstos niños?”.
“Estos son mis hijos espirituales”, respondió el Santo, “y los he criado en la piedad, los he dado una educación, los cultivé con guía, y aquí, ante ti, en un pequeño continente, están éstos grandes jóvenes y perfectos cristianos. Pruébalos y verás”.
El emperador intentó por todos los medios convencer a los jóvenes Urbano, Prilidiano, Epolonio, y a su madre Cristódula para que renunciaran a Cristo, mas fue en vano. Luego, furioso, ordenó que azotaran a cada uno de ellos con un número de golpes correspondiente a su edad. El primero recibió doce golpes, el segundo diez y el tercero siete. Después de despedir a la madre y a los niños, el torturador volvió a llamar al obispo y le dijo que los niños habían renunciado a Cristo. Sin embargo, él no creyó la mentira.
Luego ordenó que ataran a todos los Mártires a un árbol y los quemaran con fuego. Al ver la estoica valentía de los Santos, el emperador finalmente los condenó a ser decapitados con la espada.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Hieromartyr Babylas, Bishop of Antioch and those with Him. New York, Estados Unidos: OCA.
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