conmemorada el 26 de diciembre.
Una vez que los magos adoraron a Cristo, volvieron hacia su patria sin pasar por donde el rey Herodes. Entonces un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo que cogiese al niño y a su madre y se fueran a Egipto (Mt 2:13-18).
Y se quedaron allí, hasta que Herodes expiró, para que se cumpliese lo dicho por el profeta Oseas: “y de Egipto llamé a mi hijo” (Os 11:1).
Tras la huida de nuestro Señor a Egipto, Herodes envió soldados quienes asesinaron a todo niño menor de dos años que moraban en Belén y sus alrededores. Por temor de que le arrebatasen el reinado, Herodes había calculado con gran certeza la edad de Cristo.
La huida del Señor a Egipto, según san Nicodemo el Atonita, silenció los labios de los herejes. Porque como dice, si no se hubiera ido el Señor y hubiese sido asesinado por Herodes, se habría obstaculizado la salvación de los hombres. Y si lo hubiesen detenido y no lo hubiesen asesinado, muchos dirían que Su cuerpo era tan sólo una aparición. La huida a Egipto, pues, pone de manifiesto que nada puede frustrar los designios de Dios.
Aunque el relato de san Mateo puede dejar la impresión de que la huida a Egipto fue casi inmediata, habría tenido lugar por lo menos cuarenta días después del nacimiento de Cristo, después de Su presentación en el Templo (Lc 2). Cristo, su Santísima Madre y su padre adoptivo el Justo José probablemente permanecieron en Egipto durante varios años, hasta la muerte de Herodes el Grande.
REFERENCIAS
La Ortodoxia es la Verdad. (2023). Huída de Jesucristo a Egipto. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
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