conmemorados el 29 de diciembre.
Catorce mil Santos Infantes fueron asesinados por orden del Rey Herodes en Belén. Cuando llegó el tiempo de la Encarnación del Hijo de Dios, de Su Nacimiento de la Santísima Virgen María, unos magos de Oriente contemplaron en el cielo una nueva estrella que anunciaba la Natividad del Rey de los judíos. De inmediato se dirigieron a Jerusalén para adorar al Divino Niño, a la zaga de la estrella, la cual les mostró el camino. Habiendo adorado al Divino Infante, los magos de Oriente no volvieron a Jerusalén ante Herodes, como él les había mandado, sino que, siendo advertidos por Dios en sueños, volvieron a su propia tierra por otro camino. Herodes finalmente se dio cuenta de que su plan para hallar al Niño no tendría éxito, y ordenó que todos los niños varones de dos años o menos en Belén y sus alrededores fueran asesinados. Pensó que el Divino Niño, a quien consideraba un rival, se contaría entre los niños muertos.
Los niños asesinados se convirtieron así en los primeros mártires de Cristo. La ira de Herodes cayó también sobre Simeón el Recibidor de Dios (3 de febrero), quien declaró ante todos en el Templo que el Mesías había nacido. Cuando el Santo Anciano murió, Herodes no consintió que recibiera santa sepultura. Por orden del rey Herodes, el Santo Profeta y Sacerdote Zacarías fue igualmente asesinado en Jerusalén entre el Templo y el altar (Mt 23:35) porque no quiso dar a conocer el paradero de su hijo Juan, el futuro Bautista del Señor Jesucristo.
La ira de Dios pronto cayó sobre el mismo Herodes: una terrible condición lo derribó y expiró, devorado en vida por los gusanos. Antes de su muerte, el impío rey asesinó a los principales sacerdotes y escribas de los judíos, a su hermano, a su hermana y a su marido juntamente, lo mismo que a su propia esposa Mariam, y a tres de sus hijos, y a setenta sabios hombres miembros del Sanedrín. Él inició este baño de sangre para que el día de su muerte no fuera de regocijo, sino de luto.
La Iglesia cristiana proclamó, con mucha razón, santos a estos niños asesinados, por cuanto murieron en inocente edad, y fueron, de alguna manera, los primeros mártires del cristianismo. Puede que no hayan sido bautizados en agua, pero fueron bautizados en la bendita sangre de su martirio.
Por último, pero no menos importante, las reliquias (o quizás algunas) de los Santos Infantes se encuentran en Constantinopla, en la Iglesia de Santiago el Hermano del Señor, que fue construida por el emperador Justino. La mayoría de sus Santas Reliquias están en el Patriarcado de Jerusalén. También se encuentran partes de sus Sagradas Reliquias en el Monasterio Pantokrator en el Monte Athos.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2022). 14,000 Infants (the Holy Innocents) slain by Herod at Bethlehem. New York, Estados Unidos: OCA.
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