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NUESTRO VENERABLE PADRE, SAN LEÓN EL GRANDE, PAPA DE ROMA

conmemorado el 18 de febrero.



San León I el Grande, Papa de Roma (440-461), fue dado una excelente y extensa educación, la cual le abrió la posibilidad de una admirable carrera. Sin embargo, anhelaba la vida espiritual, razón por la cual eligió el camino de convertirse en Archidiácono bajo el Santo Papa Sixto III (432-440), tras cuyo reposo san León fue elegido obispo de Roma en septiembre del año 440.

Eran tiempos difíciles para la Iglesia de Cristo, cuando los herejes atacaban a la ortodoxia con erróneas enseñanzas. San León maridó solicitud pastoral y generosidad con una firmeza inquebrantable en la confesión de la fe. En particular, fue uno de los defensores básicos de la ortodoxia contra las herejías de Eutíques y Dióscoro, quienes enseñaban que había una sola naturaleza en el Señor Jesucristo. Asimismo, fue defensor contra la herejía de Nestorio.

Ejerció su influencia entera para poner fin a los disturbios de los herejes en la Iglesia, y mediante su comunicación epistolar con los Santos emperadores Teodosio II (408-450) y Marciano (450-457), promovió activamente la convocatoria del Concilio Ecuménico Cuarto, en Calcedonia en el año 451, a fin de condenar la herejía de los monofisitas.

En el Concilio de Calcedonia, al que asistieron 630 obispos, se leyó una carta de san León al difunto san Flaviano, Patriarca de Constantinopla (447-449). San Flaviano había sufrido por la Ortodoxia bajo el “Concilio de Ladrones” de Éfeso en el año 449. En la carta de san León se exponía la enseñanza ortodoxa sobre las dos naturalezas (la divina y la humana) en el Señor Jesús Cristo. Todos los obispos presentes en el Concilio estaban de acuerdo con ésta enseñanza, por lo que los herejes Eutíques y Dióscoro fueron excomulgados de la Iglesia.

San León fue también defensor de su país contra las incursiones de los bárbaros. En el año 452, gracias al poder persuasivo de sus palabras, impidió que Atila el Huno saqueara Italia. Una vez más, en el año 455, cuando el líder de los vándalos (pueblo germano que habitara las regiones del mar Báltico), Henzerich, se volvió hacia Roma, lo persuadió de no saquear la ciudad, quemar edificios ni derramar sangre.

Conocía de antemano el momento de su partida al Señor y se preparó, con cuarenta días de ayuno y oración, para pasar de éste mundo a la eternidad.

Durmió en el Señor en el año 461 y fue enterrado en Roma. Su legado literario y teológico está compuesto por 96 sermones y 143 cartas, de las cuales la más conocida es su Epístola a San Flaviano.

 

 

REFERENCIAS

Orthodox Church in America. (2024). Saint Leo the Great, Pope of Rome. New York, Estados Unidos: OCA.

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