conmemorado el 19 de enero.
Nuestro Venerable Padre, san Macario de Alejandría fue contemporáneo y amigo del Venerable Macario el Egipcio (19 de enero). Nació en el año 295, y hasta la edad de cuarenta años se dedicó al comercio. Posteriormente recibió el Santo Bautismo y se retiró al desierto, donde pasó más de sesenta años.
Tras largos años de vida ascética, fue ordenado para el santo sacerdocio y nombrado director del Monasterio de las Celdas en el desierto entre Nitria y Skete, donde los ermitaños vivían silenciosamente en ascetismo, cada uno separadamente en su propia celda. Había tres desiertos en el norte de Egipto: el primero era el de las Celdas (el desierto interior), llamado así por las muchas celdas excavadas en las rocas. El segundo se llamaba Skete (el desierto absoluto). El tercero era el desierto de Nitria, que llegaba hasta la orilla occidental del Nilo.
San Macario de Alejandría, lo mismo que el Venerable Macario el Egipcio, fue un gran pastor de la vida ascética y monástica, y obró numerosos milagros. Al oír de la hazaña ascética de algún monje, intentaría imitarla. Así, cuando escuchaba que alguien comía sólo una libra de pan al día, comía sólo esa cantidad o incluso menos. Deseando acortar su sueño, permaneció veinte días enteros bajo cielo abierto, soportando el calor de día y el frío de noche.
San Macario recibió una vez un racimo de uvas recién cosechadas. Tenía muchas ganas de comerlas, pero venció ese deseo en sí mismo y dio las uvas a otro monje que estaba enfermo. Ese monje, deseando conservar su abstinencia, dio las uvas a otro, y éste a un tercero y así sucesivamente. Al final el racimo de uvas regresó a san Macario. El asceta quedó asombrado por la abstinencia de sus discípulos y dio gracias a Dios.
Una vez, al Santo lo asaltó el orgulloso pensamiento de ir a Roma y curar a los enfermos. Luchando con la tentación, el Santo llenó un saco de arena, lo cargó sobre sí mismo y caminó hacia el desierto hasta agotar su cuerpo. El orgulloso pensamiento lo abandonó.
Con su vida ascética, su ayuno y su renuncia a las cosas terrenales, san Macario adquirió el don de obrar milagros y de discernir los pensamientos internos de las personas, y también tuvo muchas visiones. Una vez vio cómo uno de los ascetas del Santo Monasterio, san Marcos, recibía los Santos Misterios de manos de los ángeles, y cómo durante la Comunión los negligentes recibían brasas de los demonios en vez del Cuerpo de Cristo.
San Macario fue glorificado por muchos milagros de curación de enfermos y expulsión de demonios. San Macario de Alejandría durmió en el Señor alrededor del año 394-395 a la edad de cien años. Escribió un Discurso sobre el Origen del Alma incluido en el texto del Salterio Anotado.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Venerable Macarius of Alexandria. New York, Estados Unidos: OCA.
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