conmemorada el 13 de octubre.
La Santa Virgen Mártir Zlata (Xhrysḗ, Crisa), aquel “vaso de oro de virginidad e inmaculada esposa de Cristo”, nació en el pueblo de Slátina, en la diócesis de Maglen, en la frontera de Bulgaria y Serbia, cuando Bulgaria estaba bajo yugo turco. Su padre era pobre y tenía cuatro hijas. Santa Zlata era hermosa en apariencia, hermosa era igualmente su alma. Desde pequeña mostró un carácter inusualmente fuerte y una fe inquebrantable en Cristo.
Un cierto turco se obsesionó con ella y un día la secuestró mientras recogía leña con otras mujeres. La llevó a su casa y en repetidas ocasiones intentó seducir a la doncella y persuadirla para que se convirtiera al islam, diciendo que la convertiría en su esposa. Zlata, sin embargo, resistió y afirmó: “Sólo conozco a Cristo como mi Esposo, a quien no negaré, aunque me hagan trizas”.
Como la persuasión y la adulación resultaron infructuosas, el turco comenzó a amenazarla con dolorosos tormentos. Pese a todo, la gloriosa Mártir no se atemorizó. Durante seis meses los impíos agarenos (los descendientes de Agar, la concubina del patriarca Abraham en el Antiguo Testamento) intentaron que Zlata aceptara su religión, pero ella se mantuvo firme. Luego ordenaron a los padres y hermanas de la santa que la convencieran de convertirse en musulmana. De lo contrario, asesinarían a Zlata y los torturarían.
Los padres y hermanas de la Santa lloraron y la instaron a negar a Cristo “sólo por las apariencias”, para evitar la tortura y la muerte. Santa Zlata no se conmovió ante sus súplicas y respondió: “Ustedes que ahora me instan a negar a Cristo ya no son mis padres ni mis hermanas. ¡En cambio, tengo al Señor Jesucristo como mi padre, a la Santísima Madre de Dios como mi madre y a los Santos de nuestra Iglesia como mis hermanos y hermanas!
Cuando los musulmanes vieron que no podían amainar la determinación de la Santa, la torturaron durante tres meses, azotándola con garrotes. Posteriormente, retiraron tiras de piel de su cuerpo para que la tierra quedara enrojecida por su sangre. Luego calentaron un pincho y lo pasaron a través de sus orejas.
Cerca estaba su padre espiritual, el Hieromonje Timoteo del Monasterio de Stavronikḗta en el Monte Athos. Ella lo envió un mensaje para que orara para perseverar hasta el final. Fue él quien registró su martirio.
Finalmente, los musulmanes se enfurecieron al haber sido derrotados por una mujer, por lo que la ataron a un árbol y cortaron su cuerpo virginal en pedazos empleando sus cuchillos. Su alma pura fue recibida por Cristo, quien la concedió la doble corona de la virginidad y el martirio.
Ciertos cristianos recogieron sus reliquias en secreto y las enterraron con gran reverencia. Santa Zlata sufrió por Cristo el día trece del mes de octubre del año 1795.
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