conmemoradas el 18 de septiembre.
Las Santas Mártires Sofía e Irene eran originarias de Egipto y fueron decapitadas por confesar a Cristo durante el reinado del emperador Aureliano (270-275), cuando Claudio era gobernador en Egipto. La Iglesia de Cristo las conmemora el día después de la Santa Mártir Sofía y sus hijas Fe, Esperanza y Amor.
Existe un fresco en el Monte Athos con una escena de su martirio de 1547 en el Monasterio de San Dionisio. Una tradición cuenta que, después de ser decapitadas, un cristiano recogió sus reliquias y las depositó en su casa, donde se obraron muchos milagros. El emperador Constantino fue informado de ello, y las reliquias de Santa Irene fueron transferidas a Constantinopla y construyeron una gran iglesia en su honor.
Los Sinaxarios bizantinos y los menologios recuerdan a Sofía e Irene el 17 o 18 de septiembre. No se especifican datos sobre ellas ni sobre la época o el lugar donde vivieron. Su memoria está directamente ligada al precedente de los martirios de Heráclides y Mirón obispos de Tamasos (Chipre), citados en un dístico menológico, del que se deduce su existencia, ya que alude a su decapitación.
En occidente, el primero en introducir a Sofía e Irene en el Martirologio Romano fue César Baronio, teniéndolas como mártires y fijando su festividad el 18 de septiembre. Los bolandistas, en su comentario al Martirologio Romano, destacaron que, en Constantinopla, en la iglesia de Santa Sofía, existía, como una de sus dependencias, la iglesia de Santa Irene.
REFERENCIAS
La Ortodoxia es la Verdad. (2023). Santas Mártires Sofía e Irene de Egipto. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
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