conmemorado el 30 de julio.
El Santo Apóstol Silas de los Setenta fue discípulo de nuestro Señor y Salvador Jesús Cristo.
San Silas era una figura respetada en la originaria iglesia de Jerusalén: uno de los “varones principales entre los hermanos” (Hch 15:22). El Concilio de los Apóstoles se convocó en Jerusalén en el año 51 para tratar la cuestión de si se debía exigir a los gentiles convertidos cristianos que observaran la Ley Mosaica. Los Apóstoles enviaron un mensaje con Pablo y Bernabé a los cristianos de Antioquía, dando la decisión del Concilio de que a los cristianos de origen gentil no se los exigiría la observancia de las prescripciones de la Ley Mosaica. No obstante, se los escribió: “que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre” (Hch 15:20-29). Junto con los Santos Apóstoles Pablo y Bernabé, el Concilio de los Apóstoles envió a los Santos Silas y Judas para explicar con mayor detalle el mensaje, porque ambos estaban llenos de la gracia del Espíritu Santo. San Judas fue luego enviado de regreso a Jerusalén, pero San Silas permaneció en Antioquía y asistió celosamente a San Pablo, el Apóstol de los gentiles, en sus viajes misioneros predicando el Evangelio. Visitaron Siria, Cilicia y Macedonia.
En la ciudad de Filipos fueron acusados de incitar disturbios entre el pueblo, y por ello fueron aprehendidos, azotados con varas y luego encarcelados. A medianoche, cuando los Santos estaban en oración, de pronto hubo un fuerte terremoto, se cayeron sus cadenas y se abrieron las puertas de la prisión. El guardia de la prisión, suponiendo que los presos habían huido, quiso suicidarse, pero fue detenido por el apóstol Pablo. Entonces, cayó temblando a los pies de los santos, y con fe aceptó su predicación acerca de Cristo. Luego los sacó de la prisión y los llevó a su propia casa, donde lavó sus heridas y recibió el Santo Bautismo junto con todos los residentes de su casa.
De Filipos, los Santos Apóstoles Pablo y Silas continuaron hacia las ciudades de Anfípolis, Apolonia y Tesalónica. En cada ciudad hicieron nuevos conversos a Cristo y edificaron la Iglesia. En Corinto, el Santo Apóstol Silas fue consagrado obispo, donde obró incontables milagros y signos, y durmió en el Señor.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Apostle Silas of the Seventy. New York, Estados Unidos: OCA.
Comments