conmemorado el 25 de abril.
El Santo Apóstol y Evangelista Marcos, también conocido como Juan Marcos (Hch 12:12), fue uno de los Setenta Apóstoles, y sobrino de san Bernabé (11 de junio). Nació en Jerusalén. La casa de su madre María lindaba con el Huerto de Getsemaní. Como relata la Tradición de la Iglesia, en la noche en que Cristo fue entregado ─o más bien, se entregó a Sí mismo por la vida del mundo─, lo siguió, envuelto solo en una sábana. Fue apresado por los soldados “mas él, dejando la sabana, huyó desnudo” (Mc 14:51-52). Después de la Ascensión del Señor, la casa de su madre María se convirtió en un lugar de reunión de los cristianos y en un lugar de alojamiento para algunos de los Apóstoles (Hch 12:12).
San Marcos fue un compañero muy cercano de los apóstoles Pedro y Pablo (29 de junio) y Bernabé. San Marcos se encontraba en la ciudad de Seleucia con Pablo y Bernabé, y de allí partió a la isla de Chipre, recorriéndola por entero de este a oeste. En la ciudad de Pafos, san Marcos presenció el enceguecimiento del hechicero Elimas por san Pablo (Hch 13:6-12).
Después de laborar con el Apóstol Pablo, san Marcos regresó a Jerusalén y luego fue a Roma con el Apóstol Pedro. De allí partió hacia Egipto, donde estableció una Iglesia local.
San Marcos se encontró con san Pablo en Antioquía. De allí fue con san Bernabé a Chipre, y luego volvió a Egipto, donde él y san Pedro fundaron muchas iglesias. Posteriormente, se dirigió a Babilonia. Desde ésta ciudad el Apóstol Pedro envió una Epístola a los cristianos de Asia Menor, en la que llama a san Marcos “mi hijo” (1 P 5:13).
Cuando el Apóstol Pablo arribó encadenado a Roma, san Marcos estaba en Éfeso, donde san Timoteo (22 de enero) era obispo. San Marcos fue con él a Roma. Allí también escribió su Santo Evangelio (ca. 62-63).
Desde Roma, san Marcos viajó a Egipto. En Alejandría fundó una escuela cristiana, que más tarde produjo Padres y maestros de la Iglesia tan famosos como Clemente de Alejandría, san Dionisio de Alejandría (5 de octubre), san Gregorio Taumaturgo (5 de noviembre) y otros. Celoso por los servicios de la Iglesia, san Marcos compuso una liturgia para los cristianos de Alejandría.
San Marcos predicó el Evangelio en las regiones interiores de África, y estuvo en Libia en Nektopolis.
Durante éstos viajes, san Marcos fue inspirado por el Espíritu Santo para ir de nuevo a Alejandría y enfrentarse a los paganos. Allí visitó la casa de Ananías y curó su mano tullida. El dignatario lo acogió felizmente, escuchó sus palabras y recibió el bautismo.
Siguiendo el ejemplo de Ananías, también se bautizaron muchos de los habitantes de esa parte de la ciudad donde él vivía. Ésto despertó la enemistad de los paganos, que querían asesinar a san Marcos. Al enterarse de ésto, san Marcos nombró obispo a Ananías, y los tres cristianos Malchos, Sabinos y Kerdinos fueron ordenados presbíteros para proporcionar liderazgo a la iglesia tras su muerte.
Los paganos apresaron a san Marcos cuando estaba sirviendo la Liturgia. Lo azotaron, lo arrastraron por las calles y lo encarcelaron. Allí se le concedió a san Marcos una visión del Señor Jesucristo, quien lo fortaleció ante sus sufrimientos. Al día siguiente, la multitud enfurecida volvió a arrastrar al Santo por las calles hasta la sala del tribunal, pero en el camino san Marcos expiró diciendo: “En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu”.
Los paganos querían quemar el cuerpo del Santo, pero cuando encendieron el fuego, todo se oscureció, estallaron truenos y hubo un terremoto. Los paganos huyeron aterrorizados y los cristianos tomaron el cuerpo de san Marcos y lo enterraron en una cripta de piedra. Esto fue el 4 de abril del 63. La Iglesia celebra su memoria el 25 de abril.
En el año 310 se construyó una iglesia sobre las reliquias de san Marcos. En 820, cuando los árabes musulmanes establecieron su dominio en Egipto y oprimieron a la Iglesia cristiana, las reliquias de san Marcos fueron trasladadas a Venecia y colocadas en la iglesia que lleva su nombre.
En la antigua tradición iconográfica, que adoptó símbolos para los santos evangelistas tomados de la visión de san Juan el teólogo (Ap 4:7) y de la profecía de Ezequiel (Ez 1:10), el Santo Evangelista Marcos está representado por un león, simbolizando el poder y la dignidad real de Cristo (Ap 5:5).
San Marcos escribió su Evangelio para los cristianos gentiles, enfatizando las palabras y obras del Salvador que revelan su poder divino. Varios aspectos de su relato pueden explicarse a la luz de su cercanía a san Pedro. Los escritores antiguos dicen que el Evangelio según san Marcos es un conciso registro de la predicación del Santo Apóstol Pedro.
Uno de los temas teológicos centrales del Evangelio según san Marcos es el poder de Dios para realizar lo humanamente imposible. Los Apóstoles obraron notorios milagros con Cristo (Mc 16:20) y el Espíritu Santo (Mc 13:11) obrando a través de ellos. A sus discípulos se les dijo que fueran al mundo y predicaran el Evangelio a todas las criaturas (Mc 13:10, 16:15), y eso fue lo que hicieron.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Apostle and Evangelist Mark. New York, Estados Unidos: OCA.
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