conmemorado el 15 de julio.
El Santo Gran Príncipe Vladímir, Igual a los Apóstoles, hijo menor del Príncipe Sviatoslav de Kiev, nació en el año 963. Tenía sólo seis años cuando su abuela, la Santa Gran Princesa Olga (11 de julio), que lo había criado, reposó, y su padre lo envió a reinar en Nóvgorod bajo la tutela del voivoda (ru. Воеводa) Dobryn, hermano de su madre. La princesa Malusha, que todavía llevaba su nombre escandinavo Malchrid, era cristiana. Después de que san Vladímir se convirtiera al cristianismo y fundara la Iglesia de los Diezmos (uc. Десятинна Церква) en Kiev, ella lo donó sus bienes.
El hijo de Santa Olga, el príncipe Sviatoslav, expiró en batalla con los pechenegos tres años después del reposo de su madre. Entonces los tutores de sus hijos libraron una guerra entre ellos. La Kiev cristiana y la Nóvgorod pagana pugnaron por la supremacía. Después de la muerte de su padre Sviatoslav en el año 972, el príncipe Vladímir de Nóvgorod se vio obligado a huir a Escandinavia en el año 976. Yaropolk, hermano de Vladímir, asesinó a su otro hermano, Oleg de Drelinia, y conquistó la Rus’. Durante el resto de su vida, el Gran Príncipe Vladimir lamentó sus muertes.
A los diecisiete años empezó a gobernar por su cuenta. Pasó los primeros seis años de su reinado en campañas militares, dirigiendo personalmente a su ejército, reconquistando Nóvgorod de manos de Yaropolk. En el año 980, Vladímir había consolidado el territorio de la Rus’ de Kiev desde lo que hoy es Bielorrusia, Rusia y Ucrania hasta el Mar Báltico. Además, reforzó las fronteras contra las incursiones de búlgaros, tribus bálticas y nómadas orientales.
Todas las tribus eslavas, desde los Cárpatos y los Neman, desde la ciudad de Gorodyon (Grodno) hasta Beloozero, Anka y Volga, se unieron para formar un todo único: la tierra rusa (ru. Русскую землю), y fueron llamados rusos. En agradecimiento por su victoria en Kiev, erigió ídolos de dioses paganos (Perun y Beles) y los ofreció sacrificios humanos. En la antigüedad, los eslavos no tenían ídolos ni sacrificios, pero los adoptaron mucho más tarde de otras tierras paganas.
En el siglo VI, los griegos decían de ellos: “Reconocen a un Dios como Gobernante del mundo entero”. Lo llamaron Svarog (ru. Сварогъ), que significa “Cielo Azul”. Se pensaba que Perun, Veles y otras deidades menores eran sus hijos. Los eslavos creían en la inmortalidad del alma y en el más allá, lo que los predisponía al cristianismo.
En el año 860 los rusos atacaron Constantinopla desde el mar, pero los griegos sumergieron el Santo Manto de la Santísima Madre de Dios en el océano. El mar se agitó y las naves rusas fueron arrastradas y se retiraron. Después de eso, enviaron una embajada a Constantinopla para solicitar el Bautismo. Éste fue el primer Bautismo de Rusia.
También en el año 860 san Cirilo, iluminador de los eslavos, bautizó a 200 familias en las estepas del sur de Rusia. Hizo su propia traducción del Evangelio y del Salterio. El Metropolitano Miguel fue enviado a cuidar de los conversos, y el príncipe reunió a la gente y los llamó a recibir el Santo Bautismo. Los ancianos estuvieron de acuerdo, pero exigieron un milagro. Querían que se arrojara al fuego un libro del Evangelio sin quemarlo. Se introdujo el Evangelio, ocurrió el milagro y la gente fue bautizada. Éste fue el segundo bautismo de Rusia.
El tercer Bautismo de la Rus’ tuvo lugar bajo la dirección de la princesa Olga. En aquel tiempo, ya había muchos cristianos en Kiev y había una iglesia dedicada al Santo Profeta de Dios, Elías. Después del reposo de Santa Olga, la expansión del cristianismo se detuvo temporalmente, mas no por largo tiempo. Había llegado el tiempo del príncipe Vladímir.
En aquel entonces Kiev era una gran ciudad comercial. Arribaban comerciantes de todo el mundo, así como predicadores de diversas religiones. San Vladímir deseaba unir a su pueblo, no sólo bajo un solo gobierno, sino también bajo una sola Fe. El Príncipe envió enviados a varios países para observar qué religión sería la más adecuada para su pueblo. Cuando los emisarios de Vladímir retornaron de Constantinopla, dijeron que, en encontrándose en la Basílica de la Santa Sabiduría, Hagia Sophía, no sabían “si estaban en la tierra o en el cielo”.
Kiev estaba situada en una gran vía fluvial desde la región Varega hasta Constantinopla; es decir, desde Escandinavia hasta el Imperio Bizantino. La proximidad de la Constantinopla ortodoxa pudo haber influido en san Vladímir, avivando la memoria del cristianismo, recientemente oscurecida por Sviatoslav. Según el escritor del siglo XI Jacob Mnikh, el joven príncipe Vladímir recordaba el ejemplo de su abuela, la princesa Olga, “la más sabia de los hombres”, como la llamaban sus contemporáneos. Además, no pudo evitar dejarse influenciar también por el ejemplo de su madre, la princesa cristiana Malusha. La heroica muerte de los Santos Protomártires Teodoro y su hijo Juan (12 de julio) en el año 983 también lo dejó una impresión duradera.
En una saga islandesa se dice que, en su juventud, el rey Olaf de Noruega había vivido durante mucho tiempo en la corte del “rey Vol’demar de Garðaríki” (antigua expresión nórdica, que quiere decir “el reino de las ciudades”; los escandinavos la llamaban Rusia Noroeste). Cuando alcanzó la edad adulta, partió en campañas militares, según la costumbre de los escandinavos de la época. Mientras estaba en el mar, escuchó una voz celestial que lo llamaba a Constantinopla, donde conocería al único Dios verdadero. Allí fue bautizado y, en el camino de regreso, se detuvo para ver al rey Vol’demar y lo instó a convertirse al cristianismo. Cuando regresó de su campaña como cristiano, el rey Olaf animó a su pueblo a bautizarse.
El príncipe Vladimir, sin embargo, todavía era pagano y se adhirió a costumbres paganas. También tuvo cinco esposas. Cómo fue llevado a Cristo y cómo se produjo su conversión sigue siendo un misterio.
El Metropolita Hilarión († 1053) en su “Palabra de Ley y Gracia”, se dirigió al difunto Gran Príncipe Vladímir, diciendo: “¿Cómo llegaste a creer? ¿Cómo fue movida tu mente a amar lo invisible y a luchar por las cosas celestiales? No has visto a ningún Apóstol que, después de llegar a tu tierra, inclinara tu corazón a la humildad, guiado sólo por tu corazón bondadoso y tu mente aguda, comprendiste que hay un solo Dios.
Continuó: “Sobre él vino la visita del Altísimo, y los ojos del Dios Todomisericordioso lo miraron; y un pensamiento brilló en su corazón: se dio cuenta de la inutilidad de la adoración de ídolos y buscó al único Dios, el Creador de todas las cosas, tanto visibles como invisibles. Había oído hablar de los ortodoxos y de la fuerte fe amante de Cristo del Imperio Bizantino, que honraban al único Dios en la Trinidad y lo adoraban. Cuando escuchó todo ésto, ardía en espíritu, y con todo su corazón anhelaba ser cristiano y convertir toda su tierra al cristianismo”.
En cuanto al motivo de la conversión de san Vladímir a Cristo, otro escritor del siglo XI, san Néstor el Cronista (27 de octubre), afirma en su Vida de los Santos Boris y Gleb: “En aquellos años había un príncipe llamado Vladímir, que gobernó la tierra rusa. Era justo y misericordioso con los pobres, los huérfanos y las viudas, pero era pagano. Dios intervino y lo hizo cristiano, al igual que san Eustaquio Plakidas (20 de septiembre). Así, el príncipe Vladímir se hizo cristiano, recibiendo el nombre de Basilio en el Bautismo”.
Aunque el Venerable Néstor el Cronista señaló que la experiencia del Santo Príncipe Vladímir fue similar a la de san Eustaquio, se desconocen los detalles exactos. Mientras tanto, por voluntad de Dios, los acontecimientos externos llevaron a san Vladímir al cumplimiento de su deseo. Los emperadores bizantinos Constantino y Basilio pidieron a Vladímir que los ayudara a sofocar la revuelta de Phōkâs. Vladímir estuvo de acuerdo, pero pidió a cambio la mano de la princesa Anna Porfirogénita. Los emperadores estuvieron de acuerdo y enviaron clero y los utensilios sagrados necesarios para el Bautismo de la Rus’.
Pero cuando Vladímir derrotó a Phōkâs, no cumplieron con sus obligaciones. Luego Vladímir conquistó Korsun, obligando así a los emperadores a cumplir su promesa. Devolvió Korsun a los griegos como rescate por su novia. Su ejército recibió el Santo Bautismo y, según el “Relato sobre el Bautismo de Rusia”, él mismo fue bautizado. Ésto ocurrió en el año 988, y la Crónica dice que antes del Bautismo quedó ciego, pero recuperó la vista al salir del agua. Sin embargo, Jacob Mnikh (siglo XI) escribe que Vladímir capturó a Korsun cuando ya era cristiano y que recibió el Bautismo en el año 987 en su finca Vasiliev (ahora Vasilkov).
Cuando el príncipe Vladimir regresó a Kiev, los sacerdotes ortodoxos que lo acompañaron eran obviamente búlgaros (Bulgaria estaba entonces sujeta al Imperio Bizantino). Bautizaron al pueblo de Kiev en la confluencia del río, entonces llamado Khreshchatyk, con el Dniéper. Trajeron consigo libros litúrgicos traducidos al eslavo por los Santos Cirilo y Metodio (11 de mayo), iluminadores de los eslavos. Con ellos estaba el Metropolita Miguel de Kiev (15 de junio, 30 de septiembre). En Kiev, donde la gente había oído hablar del cristianismo, la fe se estableció rápidamente. En el norte, en Nóvgorod, Rostov y Múrom, el paganismo perduró y los príncipes y predicadores requirieron un gran esfuerzo para desarraigarlo.
El príncipe Vladímir tenía veinticinco años en el tiempo del Bautismo de la Rus’. Con todo el fervor de la juventud comenzó a cumplir los preceptos de Cristo, especialmente los de ayudar a los pobres, enfermos y desfavorecidos. Ésta asistencia se proporcionó a gran escala. En toda Rusia se buscaba a los pobres y se los daba todo lo que necesitaban, y los enfermos también recibían tratamiento.
Durante el reinado de san Vladímir, el Estado servía al pueblo, lo cual era muy inusual en aquella época. En la antigüedad no existía la pena de muerte en Rusia. En cambio, hubo una “multa”, es decir, una sanción monetaria. San Vladímir confirmó esta costumbre diciendo: “Temo el pecado”. Ésta costumbre se convirtió en ley y entró en el Código de Leyes compilado bajo su hijo, el gran príncipe Yaroslav, bajo el nombre de “Russkaya Pravda”.
El pueblo amaba a su Príncipe, lo alababa con canciones y epopeyas, llamándolo el Hermoso Sol. San Vladímir convocó a los ancianos del pueblo de toda Rusia y organizó fiestas en su honor. El recuerdo de éstas fiestas también se conserva en las epopeyas. Construyó nuevas ciudades, como Volodymyr-Volynsky (donde una vez estuvo su palacio), Vladímir en la tierra de Súzdal y otras. Reforzó los límites de sus posesiones como defensa contra las tribus paganas vecinas. Para unir Rusia, envió a sus hijos a gobernar en diferentes ciudades: Rostov, Múrom, Nóvgorod, Polotsk y otros lugares. Pronto la influencia de los varegos comenzó a decaer y la importancia de los eslavos aumentó. En Kiev, en el lugar donde fueron asesinados los protomártires rusos Teodoro y Juan, construyó la Iglesia de los Diezmos y la dedicó a la Dormición de la Santísima Madre de Dios, donando una décima parte de sus ingresos para su mantenimiento.
El Santo Príncipe Vladimir reposó el día 15 del mes de julio del año 1015 en su amado pueblo de Berestov y fue enterrado en la Iglesia de los Diezmos. Una parte de sus reliquias sagradas se resguardaba en la Catedral de la Santa Sabiduría, fundada por su hijo, el gran príncipe Yaroslav el Sabio.
La Fiesta de san Vladimir fue instituida por san Aleksándr Nevsky (23 de noviembre) después del 15 de mayo de 1240, debido a la ayuda e intercesión de san Vladimir en la célebre victoria de san Aleksándr sobre los cruzados en el río Neva. En Rusia, la veneración eclesiástica del Santo Príncipe comenzó mucho antes. En la “Palabra de Ley y Gracia" de san Hilarión, el Santo Gran Príncipe es llamado “soberano apostólico”, semejante a san Constantino (20 de mayo); y su evangelización de la tierra rusa se compara con la predicación del Evangelio por parte de los Santos Apóstoles.
Se conmemora al Santo Gran Príncipe Vladímir el día 15 del mes julio (día de su reposo) y el segundo domingo de la Gran Cuaresma, junto con la Sinaxis de los Venerables Padres de las Cuevas de Kiev y todos los Santos que brillaron en la Pequeña Rusia.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Holy Great Prince Vladimir, Equal of the Apostles. New York, Estados Unidos: OCA.
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