conmemorado el 15 de abril.
El Santo Mártir Crescencio (del lat. Crescentius, del gr. Κρήσκης) procedía de Mira de Licia, y vivió en el tiempo en que la idolatría estaba en su apogeo. Procedía de una familia ilustre y notable, antigua y de edad avanzada. Discípulo del Santo Apóstol Pablo, Crescencio demostró admirable devoción a lo largo de toda su vida. Ni con una avanzada edad cesó de luchar por la vuelta de los idólatras a la fe cristiana.
Cuando vio florecer la impiedad y que la adoración de los ídolos iba en aumento, siendo muchos esclavizados por el engaño ofreciendo sacrificios a las imágenes sin alma, conmovido, el bendito Crescencio se presentó con diligencia en medio de los idólatras; amonestándolos para que se abstuviesen de tal ilusión, intentó convertirnos al Verdadero Dios en el que creen los cristianos, Creador de todo lo que respira, Dador de toda vida.
Cuando el gobernante de la ciudad fue informado de tal obrar, llamó al Santo y lo advirtió que si no paraba inmediatamente de predicar a Cristo, tendría que entregarlo al martirio, y eso sería muy injusto dada su edad avanzada.
Pero Crescencio con honradez y con una valentía inusual para su edad, le respondió que el tormento sería para él algo muy benéfico y un triunfo sobre la muerte. El gobernador le dijo al Santo que estaba poseído por demonios y que era un pobre desgraciado, por desear soportar voluntariamente los tormentos.
El Santo le respondió diciendo: “El sufrimiento por causa de Cristo trae éxito y felicidad”. Cuando el gobernador preguntó cuál era su nombre y el de su padre, el Santo solo dio la siguiente respuesta a sus preguntas: “Soy cristiano”. Luego, el gobernador lo aconsejó que mostrara al menos respeto hacia los ídolos. Pero Crescencio se negó, no mostrando ninguna reverencia a los ídolos, y diciendo: “El cuerpo no es capaz de hacer nada por sí mismo, si no es por la voluntad del alma, ya que es por ésta por la que el cuerpo se mueve y es gobernado”. Habiendo dicho ésto, primero, el Santo fue suspendido y lacerado. Luego se encendió un fuego en el que fue arrojado. Sin embargo, éste fuego ni siquiera destruyó un cabello de su cabeza. Entonces agradeció a Dios y entregó su alma en Sus manos, recibiendo de Él la inmarcesible corona del martirio.
REFERENCIAS
La Ortodoxia es la Verdad. (2024). Santo Mártir Crescencio. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
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