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SANTO MÁRTIR JUSTINO EL APOLOGISTA

conmemorado el 1° de junio.


El Santo Mártir Justino el Apologista nació alrededor del año 114 en Siquem, una antigua ciudad de Samaria. Los padres de san Justino eran griegos paganos. Desde su niñez el Santo mostró entendimiento, amor por el saber y una vehemente devoción por el conocimiento de la Verdad. Cuando alcanzó la mayoría de edad estudió las diversas escuelas de filosofía griega: estoicismo, peripatetismo, pitagorismo, platonismo, y concluyó que ninguna de tales enseñanzas revelaba el camino hacia el conocimiento del Dios verdadero.

Un día, cuando paseaba por un sitio solitario más allá de la ciudad y reflexionaba sobre dónde buscar el camino hacia el conocimiento de la Verdad, se encontró con un anciano. En la conversación que siguió, aquel reveló a Justino la naturaleza esencial de la enseñanza cristiana y lo aconsejó buscar la respuesta a toda interrogante de la vida en los libros de la Sagrada Escritura. “Pero primero de todo”, dijo el santo Anciano, “orad diligentemente a Dios, para que os abra las puertas de la Luz. Nadie es capaz de comprender la Verdad, a menos que la comprensión le sea dada por el mismo Dios, Quien la revela a cada uno que lo busca en la oración y en el amor”.

A los treinta años, Justino aceptó el Santo Bautismo (entre los años 133 y 137). A partir de entonces, san Justino dedicó su talento y vasto conocimiento filosófico a predicar el Evangelio entre los paganos. Empezó a viajar por todo el Imperio Romano, sembrando las semillas de la fe. “Quien sea capaz de proclamar la Verdad y no la proclame, será condenado por Dios”, escribió.

Justino fundó una escuela de filosofía cristiana. Posteriormente, san Justino defendió la verdad de la enseñanza cristiana, rebatiendo persuasivamente el sofisma pagano (en un debate con el filósofo cínico Crescencio) y las distorsiones heréticas del cristianismo. Se pronunció, asimismo, en contra de las enseñanzas del gnóstico marciano.

En el año 155, cuando el emperador Antonino Pío (138-161) inició una persecución contra los cristianos, san Justino le entregó personalmente una Apología en defensa de tres cristianos injustamente acusados, condenados a ejecución, Ptolomeo y Lucias. Penosamente, se desconoce el nombre del tercero.

En dicha Apología demostró la falsedad de la calumnia contra los cristianos acusados injustamente por el mero hecho de ostentar el nombre de cristianos. La Apología tuvo un efecto tan favorable sobre el emperador que cesó la persecución. San Justino viajó, por decisión del emperador, a Asia Menor donde se perseguía a los cristianos con especial severidad. Proclamó el gozoso mensaje del edicto imperial en las ciudades y campos de los alrededores.

El debate de san Justino con el rabino Trifón tuvo lugar en Éfeso. El filósofo ortodoxo demostró la verdad de la enseñanza cristiana de la fe sobre la base de los escritos proféticos del Antiguo Testamento. San Justino dio cuenta de éste debate en su obra Diálogo con Trifón el judío.

Una segunda Apología de san Justino fue dirigida al Senado Romano. Fue compuesta en el año 161, poco después de que Marco Aurelio (161-180) ascendiera al trono.

Cuando retornó a Italia, san Justino, tal como los Apóstoles, predicó el Evangelio por todas partes, convirtiendo a muchos a la fe cristiana. Cuando el Santo arribó a Roma, el envidioso Crescencio, a quien Justino derrotara una y otra vez en los debates, presentó muchas acusaciones falsas contra él ante la corte romana. San Justino fue puesto bajo custodia, torturado y martirizado en 165. Las reliquias de san Justino el Apologista reposan en Roma.

Además de las obras antes mencionadas, también se atribuyen al Santo Mártir Justino el Apologista las que siguen: (1) Sobre la Resurrección; (2) Un Discurso a los Griegos; (3) Exhortación a los Griegos; (4) Sobre la Monarquía de Dios; (5) Exposición de la Fe; (6) Carta a Zenas y Serenus; (7) Respuestas a los Ortodoxos; (8) Las Preguntas del Griego al Cristiano; (9) Refutación de ciertas Tesis Aristotélicas; (10) El Salmista; (11) En el Alma.

San Juan Damasceno conservó una importante porción de la obra «Sobre la Resurrección» de san Justino, que no se preservó. El historiador de la iglesia Eusebio afirma que san Justino escribió las obras intituladas: El Cantante; Denuncia de todas las Herejías Existentes y Contra Marciano.

En la Iglesia rusa, la memoria del Mártir se glorifica particularmente en los templos que llevan su nombre. Es invocado por aquellos que buscan auxilio en sus estudios.

Los Santos Mártires Justino, Xaritón, Evelpistus, Hierax, Paeon, Liberian, Justo y el Mártir Xarito sufrieron con san Justino el Apologista en el año 166. Fueron conducidos a Roma y aprisionados. Los Santos confesaron valerosamente su fe en Cristo ante la corte del prefecto Rústico, quien preguntó a san Justino si realmente pensaba que después de sufrir torturas iría al cielo y recibiría una recompensa de Dios. San Justino respondió: “No sólo pienso ésto, sino que lo sé y estoy completamente seguro de ello”.

El prefecto propuso a todos los prisioneros cristianos que ofrecieran sacrificio a los dioses paganos. Cuando se negaron, emitió una sentencia de muerte y los Santos fueron decapitados.



REFERENCIAS

Orthodox Church in America. (2023). Martyr Justin the Philosopher and those with him at Rome. New York, Estados Unidos: OCA.

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