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SANTO MÁRTIR MACARIO DE QUÍOS

conmemorado el 6 de octubre.


El Santo Mártir Macario nació en Quíos de Bitinia, y en el Santo Bautismo sus padres Pedro y Antusa le dieron el nombre de Manuel. A temprana edad comenzó trabajando como aprendiz de un piadoso sastre cristiano que no solo lo enseñó el oficio de la confección, sino que, asimismo, lo instruyó en las enseñanzas de la fe ortodoxa.

Cuando Manuel tenía dieciocho años, su padre se convirtió voluntariamente al islam y se fue a vivir a Prousa (actual Bursa) por razones comerciales.

Un día, Manuel también fue a Prousa para comprar materiales relacionados con su oficio. Por accidente, se encontró con su padre en el mercado, quien obligó a Manuel a ir con él ante el juez, a quien dijo que su hijo también prometió hacerse musulmán cuando su padre se convirtiese en musulmán. Pero Manuel protestó e insistió en que nunca prometió convertirse en musulmán. Sin embargo, sus protestas fueron en vano, porque los musulmanes en la corte lo azotaron y lo circuncidaron a la fuerza.

Pocos días después, Manuel salió de Prousa en secreto y fue al monte Athos. Después de visitar varios monasterios y Sketes, decidió instalarse en el Skete de Santa Ana. Allí se sometió a un virtuoso “Gérondas”, quien lo ordenó monje y lo dio el nombre de Macario (Makarios).

Macario pasó los siguientes doce años en la Skete de Santa Ana, donde vivió una estricta vida ascética y derramó sobreabundantes lágrimas de arrepentimiento. Luego le pidió permiso a su Anciano para abandonar el Monte Athos y regresar a Prousa, para confesar a Cristo como Dios verdadero y derramar su sangre como sello de su confesión. Al principio, su padre espiritual se mostró reacio y le dijo que se sintiera satisfecho con las lágrimas de su arrepentimiento por haber lavado todos sus pecados, pero Macario respondió que, si no derramaba su sangre por Cristo, temía que Cristo no lo aceptara en Su Reino con la marca de la circuncisión.

Sabiendo que estaba inflamado por celo divino y que su corazón no cejaría, el Anciano tanto cuanto los otros padres dieron su bendición a Macario y lo despidieron.

Al principio Macario fue a la isla de Jalki, donde permaneció en el Monasterio de la Santísima Trinidad. Envió un mensaje a su madre, quien vino a verlo. Allí la saludó con amor y la obsequió un icono de la Theotokos del Monte Athos. Sin embargo, no le contó su intención de martirio.

Pocos días después partió hacia Prousa. Cuando arribó, se retiró su polystavrion y su koukoulion para que los musulmanes no los pisotearan. Luego fue al mercado con su sotana, donde fue reconocido por los musulmanes y vio que se había convertido en un monje cristiano. Se acercaron a él y confirmaron que era él, y cuando Macario los exhortó a rechazar el islam y a Mahoma para a abrazar a Cristo y el Santo Bautismo, saltaron sobre él y comenzaron a golpearle. Luego lo llevaron al juez.

De pie ante el juez, Macario confesó su fe en Cristo como el Dios verdadero y rechazó el islam, explicando que fue forzado contra su voluntad a ser circuncidado. Entre las cosas que dijo estaban: “¿De qué sirve tu fe cuando es engaño, falsedad, mito, error y sinsentido y está llena de todo tipo de suciedades? ¿Qué persona sensata cree en fe tal?”.

Ésto enfureció al juez y ordenó que Macario fuera suspendido de sus axilas y que sus pies apenas tocaran el suelo. Una vez al día era bajado y golpeado. Ésta tortura duró cuarenta días. Cuando fue llevado ante el juez después de cuarenta días, vio que Macario, en vez de amedrentarse ante la amenaza de nuevas torturas, estaba dispuesto a soportar todos los tormentos que pudiesen idear. Luego, el juez ordenó que se bajara a Macario una vez al día a un pozo vacío, que fuera luego sacado a golpes, torturado, y luego bajado nuevamente. Ésta rutina siguió durante noventa días sucesivos. Una noche apareció una luz celestial en el pozo, se escucharon cantos y se percibió una fragancia maravillosa.

El padre de Macario también estaba allí y había participado en las torturas. Por curiosidad miró hacia el pozo y se quedó ciego. Un musulmán que también estaba en el pozo como castigo, vio la luz y creyó en Cristo. Más tarde fue martirizado en Kiutayia por razón de su conversión.

Cuando el juez se enteró de éste milagro, preguntó a Macario al respecto, específicamente sobre la luz, el canto y la fragancia. Macario respondió: “Quien cree en Cristo no solo puede ver éstas cosas sino muchas otras más grandes”. Con ésto incluyó ejemplos de la Sagrada Escritura. Los musulmanes de los alrededores escucharon atentamente lo que estaba contando.

Cuando el gobernador turco vio esto, temió que Macario convenciera a los otros musulmanes para abrazar la fe cristiana. Por lo tanto, ordenó que Macario fuera sacado de Prousa para ser ejecutado cerca de un río. Sus sirvientes llevaron a Macario al lugar de la ejecución, y allí lo apedrearon y decapitaron.

Éste acto fue seguido inmediatamente por relámpagos y truenos.

Su martirio tuvo lugar el 6 de octubre del año 1590. El cuerpo de Macario permaneció sin enterrar durante un tiempo, y los cristianos aguardaron la oportunidad de recuperarlo. Finalmente lo tomaron en secreto y lo enterraron, pero enviaron su cabeza sagrada al Skete de Santa Ana del Monte Athos, como un tesoro precioso para el monasterio de su arrepentimiento.

Su madre también recibió una parte de sus reliquias sagradas, mientras que otras fueron situadas en el Altar Sagrado de la Iglesia de la Santísima Trinidad en Quíos. El resto de sus reliquias permanecieron en Prousa.



REFERENCIAS

La Ortodoxia es la Verdad. (2023). Santo Mártir Venerable Macario de Quíos. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com

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