conmemorados el 23 de marzo.
El Monje Mártir Nicon nació en Neápolis (actual Nápoles). Su padre era pagano y su madre cristiana. No recibió el Santo Bautismo, pero su madre lo instruiría secretamente en los preceptos del cristianismo. Nikon todavía era un pagano cuando llegó a la edad adulta. Sirvió como soldado y mostró un valor y fuerza inusuales.
Una vez, Nicon y su compañía militar estaban rodeados de enemigos. En peligro de muerte, recordó los preceptos cristianos que su madre lo enseñara y, haciendo la Señal de la Cruz, oró a Dios, prometiendo recibir el Santo Bautismo si se salvaba. Lleno de una fuerza extraordinaria, abatió a muchos de los enemigos y puso al resto en fuga.
Logró retornar a casa, dando gracias a Dios por preservar su vida. Con la bendición de su madre, partió en busca de un sacerdote. Ésto no fue algo fácil de hacer en tal tiempo de persecución. San Nicon tomó un barco a la isla de Chios. Subió a un monte alto y pasó ocho días en ayuno y oración, rogando al Señor que lo ayudara.
Un ángel de Dios se apareció ante san Nicon en un sueño, mostrándole el camino. San Nicon partió hacia el Monte Ganos, donde se ocultaban muchos monjes, encabezados por Teodosio, el obispo de Cízico. San Nicon recibió del obispo tanto el misterio del Bautismo como el esquema angélico (es decir, la tonsura monástica). Viviendo en la iglesia rupestre, san Nicon se convirtió en un ejemplo para todos los hermanos.
Cuando san Nicon había vivido en la montaña durante tres años, un ángel le reveló al obispo que san Nicon debía ser consagrado obispo y debía trasladarse a la provincia de Sicilia con todos los monjes. El obispo Teodosio obedeció al ángel y luego descansó en el Señor tras haber confiado los 190 monjes a san Nicon. Después de enterrar al obispo Teodosio, san Nicon navegó a Sicilia con los hermanos, y así se salvó de acercarse a los bárbaros.
Por la gracia de Dios, san Nicon arribó a su ciudad natal, Neápolis. Encontró a su madre aún viva y permaneció con ella hasta el último día de su vida. Su madre se desplomó sobre su pecho con lágrimas de alegría y lo besó. Postrándose en tierra, dijo: “Te doy gracias, oh Señor, porque me has permitido ver a mi hijo como monje y como obispo. Ahora, mi Señor, escucha a Tu sierva, y recibe mi alma.” Cuando terminó ésta oración, la justa mujer falleció. Los presentes glorificaron a Dios y la enterraron con salmodia.
Los rumores de la llegada de san Nicon se extendieron por la ciudad, y diez soldados, sus antiguos compañeros, fueron a verlo. Después de conversar con el santo, creyeron y se bautizaron, y partieron con él a Sicilia. Habiendo llegado a la isla, san Nicon se instaló con los monjes en un área desolada, llamada Gigia, cerca del río Asinum.
Pasaron muchos años y surgió otra persecución contra los cristianos. Quintiliano, el gobernador de Sicilia, fue informado de que el obispo Nicon vivía cerca con muchos monjes. Los 199 monjes fueron capturados y decapitados, pero dejaron vivo a san Nicon para atormentarlo.
Lo quemaron con fuego, pero él permaneció ileso. Lo ataron a las colas de caballos salvajes para arrastrarlos por el suelo, pero los caballos no se movían del lugar. Cortaron su lengua al santo, lo arrojaron por un alto acantilado y finalmente lo decapitaron. El cuerpo del Hieromártir Nicon fue dejado en un campo para que lo comieran las fieras y las aves.
Cierto pastor, poseído por un espíritu maligno, fue a ese lugar, y al encontrar el cuerpo del santo, inmediatamente cayó al suelo sobre su rostro. El espíritu inmundo, vencido por el poder del santo, lo había arrojado al suelo y salió de él con un fuerte grito: “¡Ay de mí, ay de mí, adónde puedo huir de Nicon?”.
El pastor sanado relató ésto al pueblo. El obispo de la ciudad de Messina también se enteró de ésto, luego él y su clero enterraron los cuerpos de san Nicon y sus discípulos.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Martyr Nikon and 199 disciples with him in Sicily. New York, Estados Unidos: OCA.
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