conmemorado el 1° de mayo.
El Santo Profeta Jeremías, uno de los cuatro grandes profetas del Antiguo Testamento, era hijo del sacerdote Helquías de la ciudad de Anatot cerca de Jerusalén, y vivió 600 años antes del Nacimiento de Cristo, bajo el rey israelita Josías y cuatro de sus sucesores. Fue llamado al servicio profético a los quince años de edad, cuando el Señor le reveló que incluso antes de su nacimiento lo había elegido para ser profeta. Jeremías se negó, citando su juventud y falta de habilidad para hablar, pero el Señor prometió estar siempre con él y velar por él. Tocó la boca de Su elegido y dijo: «He puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y destruir, para arruinar y derribar, para edificar y plantar» (Jr 1:10). Desde entonces Jeremías profetizó durante veintitrés años, denunciando a los judíos por abandonar al Dios verdadero y adorar ídolos, anunciando dolores y guerras devastadoras. Se paró junto a las puertas de la ciudad, y a la entrada del Templo, en todos los sitios donde se reunía la gente, y los exhortaba con imprecaciones y a menudo con lágrimas. La gente, sin embargo, se burló y abusó de él, e incluso trató de asesinarlo.
Representando a los judíos su inminente esclavitud al rey de Babilonia, Jeremías primero colocó sobre su propio cuello un yugo de madera y luego uno de hierro, y así anduvo entre la gente. Enfurecidos por las terribles revelaciones del Santo Profeta Jeremías, los ancianos judíos lo arrojaron a un pozo lleno de horribles criaturas viscosas, donde casi muere. Por intercesión del funcionario real temeroso de Dios, Habdemelek, el profeta fue sacado del pozo, pero no cesó en sus profecías, y por eso fue llevado a prisión. Bajo el rey judío Sedequías se cumplió su profecía.
Nabucodonosor vino, mató a mucha gente, llevó un remanente al cautiverio, y Jerusalén fue saqueada y destruida. Nabucodonosor liberó al profeta de la prisión y le permitió vivir donde quisiera. El profeta permaneció en las ruinas de Jerusalén y lamentó la desgracia de su nación. Conforme a la Tradición, el Profeta Jeremías tomó el Arca de la Alianza con las Tablas de la Ley y las ocultó en una de las cuevas del monte Nabath (Nebo), para que los judíos no pudieran hallarla más (2 Mac 2). Posteriormente se fabricó una nueva Arca de la Alianza, pero carecía de la gloria de la primera.
Entre los judíos que quedaban en su patria pronto surgieron enfrentamientos fratricidas: Hodoliah, el virrey de Nabucodonosor, fue asesinado. Los judíos, temiendo la ira de Babilonia, decidieron huir a Egipto. El profeta Jeremías no estuvo de acuerdo con su intención, prediciendo que el castigo que temían les acaecería en Egipto. Sin embargo, los judíos no quisieron escuchar al Profeta, y tomándolo por la fuerza, marcharon hacia Egipto y se establecieron en la ciudad de Tathnis. Allí vivió el profeta durante cuatro años y fue respetado por los egipcios, porque con sus oraciones mataba cocodrilos y otras criaturas que infestaban dichos parajes. Cuando Jeremías profetizó que el rey de Babilonia invadiría Egipto y aniquilaría a los judíos que vivían allí, los judíos lo asesinaron. En ese mismo año se cumplió la profecía del Santo. Existe la tradición de que 250 años después, Alejandro Magno transportó las reliquias del Santo Profeta Jeremías a Alejandría.
El Profeta Jeremías escribió su Libro de Profecías y también el Libro de Lamentaciones sobre la desolación de Jerusalén y el Exilio. Los tiempos en los que vivió y profetizó se describen en 4/2 Reyes (23-25) y en el Segundo Libro de Crónicas (36:12) y en 2 Macabeos (2).
En el Evangelio según san Mateo se dice que la traición de Judas fue predicha por el profeta Jeremías, “Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor” (Mt 27:9-10). Tal vez se refiere a Jeremías 32:6-15.
Incluso después de su reposo, el Profeta Jeremías fue considerado un taumaturgo. Se creía que el polvo de su tumba curaba la mordedura de serpiente, y muchos cristianos le oran por éste propósito.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Prophet Jeremiah. New York, Estados Unidos: OCA.
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