conmemorado el 27 de junio.
El Santo Sansón (en gr. Sampsón) el Hospitalario (en gr. Xenodójos) nació en Roma, hijo de prósperos padres, a más, devotos y virtuosos. Recibió una educación sobresaliente, estudiando filosofía y medicina, entre otras asignaturas. Desde su más tierna infancia, vivió una vida cristiana ejemplar. Tras la muerte de sus padres transformó la finca familiar en una clínica para enfermos. Se corrió la voz de sus habilidades curativas, y tanta gente acudió a él que tuvo que contratar personal para atender al creciente número de personas que buscaban su auxilio. Cuando tuvo el personal adecuado, donó toda su riqueza a la clínica y se contentó con vivir en la pobreza (Lc 12:33-34).
El Santo Sansón viajó a Constantinopla, donde esperaba pasar el resto de su vida en labor ascética. Descubrió, sin embargo, que había tanta necesidad de su habilidad en Constantinopla como la había habido en Roma. Compró una casa modesta y comenzó a tratar a los enfermos. Dios bendijo la obra del Santo Sansón y lo concedió la gracia de obrar milagros. Sanó a los enfermos no solo por su habilidad médica, sino, asimismo, por la gracia de Dios que lo colmaba. Voz acerca del Santo Sansón se difundió rápidamente a lo largo y ancho de la Reina de las Ciudades.
Su piedad y amor por su prójimo llamó la atención del patriarca Menas de Constantinopla (25 de agosto), quien lo ordenó al santo sacerdocio. Cuando el emperador Justiniano enfermó y sus médicos no pudieron brindarle ningún alivio, el patriarca Menas sugirió que enviara a buscar a Sansón, quien curó al emperador. Justiniano lo ofreció oro y plata para mostrar su gratitud, pero el Santo se negó, diciendo que ya había regalado todas sus riquezas. En cambio, pidió a Justiniano que construyera un hospicio para viajeros.
Su Vida fue escrita por San Simeón Metafrastes. El historiador Procopio, sin embargo, da a entender que Sansón vivió antes del siglo VI y que el hospicio había existido antes de su propia época (Edificios, I, 2, 14). Cuando el hospicio de Sansón fue incendiado y destruido en el año 532, Justiniano lo reconstruyó y lo dotó de un generoso ingreso anual. Se lo destinó a los indigentes, a quienes padecían enfermedades graves, así como a los que habían perdido sus bienes o su salud.
El Santo Sansón durmió tranquilamente, tras una breve enfermedad, en el año 530 en plena ancianidad. Fue enterrado en la iglesia de San Mókios, construida por San Constantino el Grande. Muchos milagros de curación tuvieron lugar en el sepulcro del Santo Sansón.
Incluso después de su muerte, el Santo continuó velando por su hospicio. Dos veces se apareció a un trabajador perezoso y lo reprendió por su negligencia. Más tarde, el hospicio se convirtió en una iglesia y junto a él se construyó un nuevo edificio para personas sin hogar. Una vez, un terrible incendio se desató en Constantinopla, pero no dañó ni la iglesia ni el nuevo edificio. A través de las oraciones del Santo Sansón, una fuerte lluvia apagó las llamas.
Las lecturas bíblicas designadas para su Fiesta proceden de Gálatas 5:23-6:2 y de Lucas 12:32-40.
Por las oraciones del Santo Sansón, que también nosotros encontremos el tesoro que no falla, en el Cielo.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2022). Saint Sampson the Hospitable of Constantinople. New York, Estados Unidos: OCA.
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