conmemorado el 22 de noviembre.
El Santo Verdadero Creyente Mikhaíl, Príncipe de Tver (ru. михаил ярославич тверской) nació en el año 1272, después de la muerte de su padre, el Gran Príncipe Yaroslav Yaroslavich, hermano de san Aleksándr Nevsky (23 de noviembre). En su viaje a la Horda, el príncipe Yaroslav enfermó y fue tonsurado como monje siendo dado el nombre de Athanasios, luego durmió en el Señor. La madre de Mikhaíl, Xenia, crio a su hijo con ferviente amor a Dios. Mikhaíl fue educado y estudió bajo la instrucción de un Arzobispo (Clemente tal vez) de Nóvgorod. Ocupó el sitio de su hermano mayor Sviatoslav en el principado de Tver.
En el año 1285, Mikhaíl construyó una iglesia de piedra en honor de la Transfiguración del Salvador para reemplazar la iglesia de madera de los Santos Cosme y Damián. Tras la muerte del Gran Príncipe Andrei Alexandrovich (+1305), Mikhaíl viajó a la Horda y fue designado Gran Príncipe por derecho de antigüedad.
El príncipe Yuri de Moscú no se sometió a tal designación, por cuanto deseaba obtener el título de príncipe para sí mismo. A menudo se lo encontraba en la Horda de Oro del nuevo Khan Uzbek, que se había convertido al islam y era conocido por su crueldad y fanatismo. El príncipe Yuri sabía cómo complacer al Khan, por lo que se casó con su hermana Konchaka y recibió el título de Gran Príncipe.
Pero ni siquiera entonces se serenó, sino que inició una guerra civil con Tver. En el ejército de Yuri había un destacamento de tártaros enviados por Uzbek, con Kavgadi a la cabeza. Pero los hombres de Tver, dirigidos por el príncipe Mikhaíl, derrotaron a Yuri el 22 de diciembre de 1317. Muchos fueron hechos prisioneros, entre ellos Kavgadi, a quien san Mikhaíl liberó, y la esposa del príncipe Yuri de Moscú, Konchaka, quien expiró inesperadamente en Tver.
El príncipe Yuri calumnió al príncipe Mikhaíl ante el Khan, acusándolo de envenenar a Konchaka. El Khan se enfureció y amenazó con destruir la propiedad principesca de san Mikhaíl, y exigió que se presentara para rendir cuentas. No deseando derramar sangre rusa en una lucha desigual con el Khan, san Mikhaíl se dirigió a la Horda, humildemente, sabiendo que significaba una muerte segura para él. Se despidió de su familia y del pueblo de Tver, y recibió una bendición por su hazaña de martirio de su padre espiritual el Higúmeno Ivan.
“Padre”, dijo Mikhaíl, “yo estaba muy preocupado por la paz de los cristianos, pero por causa de mis pecados, no pude detener ésta guerra civil. Ahora concédame su bendición, para que, si mi sangre es derramada en nombre de ellos, les sea concedido un respiro, y así el Señor pueda perdonar mis pecados”.
En la Horda se condujo un juicio injusto, en el que el Santo fue declarado culpable de desobediencia al Khan y condenado a muerte. Lo sacaron bajo custodia y lo pusieron en un pesado cepo de madera. Como era su costumbre, san Mikhaíl leía constantemente el Salterio en la prisión y bendecía al Señor por permitirle sufrir por Él. Pidió no ser abandonado en su actual tormento. Como las manos del Santo sufriente estaban aseguradas en el cepo, un niño se sentó ante él y pasó las páginas del Salterio. El Santo cautivo languideció en la Horda por largo tiempo, soportando azotes y mofas. Le sugirieron que huyera, pero el Santo respondió: “Jamás en mi vida he huido de un enemigo. Si me salvo y mi pueblo sigue en peligro, ¿qué gloria es esa para mí? No, que sea como el Señor quiera”.
Por misericordia de Dios, no se vio privado de consuelo cristiano: los sacerdotes ortodoxos lo atendieron, los Higúmenos Aleksándr y Marko. Cada semana se confesaba y recibía los Santos Misterios de Cristo, recibiendo así una preparación cristiana para su muerte. Por instigación del príncipe Yuri y Kavgadi, que deseaban vengarse de Mikhaíl por su derrota, enviaron asesinos al campamento donde se encontraba el cautivo. El 22 de noviembre de 1318, azotaron brutalmente al Mártir, luego uno de los enviados apuñaló al príncipe Mikhaíl con un cuchillo y atravesó su corazón.
El cuerpo desnudo del Mártir real fue expuesto para ser maltratado, y luego lo cubrieron con un paño y lo colocaron sobre una gran tabla atada a un carro. Un par de guardias fue apostado para vigilar el cuerpo esa noche, pero el temor los venció y huyeron. Por la mañana, el cuerpo no estaba en la tabla.
La noche anterior, muchos, no solo ortodoxos sino también tártaros, habían mirado dos nubes radiantes brillando sobre el sitio donde yacía el cuerpo del Santo Mártir. Aunque muchos animales salvajes vagaban por las estepas, ninguno de ellos lo tocó. Por la mañana, todos decían: “El príncipe Mikhaíl es un Santo y ha sido asesinado injustamente”.
Finalmente, el cuerpo del príncipe martirizado fue llevado a Moscú y enterrado en el Monasterio del Salvador del Kremlin, en la iglesia de la Transfiguración. La princesa Anna todavía no sabía del martirio de su esposo. Un año después, el príncipe Yuri regresó de la casa del Khan con el yarlyk (ru. ярлык) de Mikhaíl (un emblema de su oficio como Gran Príncipe). Traía consigo, además, a los boyardos de Tver y al príncipe Constantino de la Horda. Un año después, en el año 1319, los habitantes de Tver conocieron el destino de su príncipe, de su muerte y de su entierro en Moscú.
La princesa Anna y sus hijos pidieron permiso al príncipe Yuri de Moscú para trasladar las reliquias sagradas a Tver, y él apenas si dio su consentimiento. Los boyardos de Tver fueron enviados a Moscú para traer las reliquias de san Mikhaíl de vuelta a Tver. Cuando arribaron a Moscú, presenciaron un milagro extraordinario con el que el Señor se complació en glorificar a su Santo Mártir: su cuerpo no mostraba signos de descomposición. Los boyardos tomaron el ataúd con las reliquias del Santo Príncipe y lo trasladaron a Tver con gran honor. Cuando la procesión se aproximaba a la ciudad, la princesa Anna y sus hijos Dimitry, Aleksándr y Vasily se dirigieron hacia el Volga, y el obispo Barsanuphios, con todos los sacerdotes de la catedral e innumerables personas, recibieron las reliquias en la orilla. Hubo muchos sollozos, tan fuertes que no se pudo oír al coro, y la princesa Anna lloró amargamente.
A petición de su esposa, Santa Anna de Kashin (2 de octubre), y del pueblo de Tver, las reliquias de san Mikhaíl fueron trasladadas a su ciudad natal, y el 6 de septiembre de 1320 fueron dispuestas en la iglesia que había erigido en honor de la Transfiguración del Señor. La veneración local del Santo Príncipe Mikhaíl comenzó poco después del traslado de sus reliquias a Tver, y su glorificación universal tuvo lugar en el Concilio del año 1549.
El 24 de noviembre de 1632 se descubrieron las reliquias incorruptas de San Mikhaíl. El Santo Príncipe Mártir socorrió en muchas ocasiones a la tierra rusa. En el año 1606, los polacos y lituanos que sitiaban Tver vieron a un jinete desconocido salir de la ciudad a caballo blanco, con espada en mano, obligándolos a retirarse. Más tarde, cuando miraron un icono de san Mikhaíl, afirmaron bajo juramento al Arzobispo Teoctisto de Tver que el jinete era en realidad san Mikhaíl.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Martyr Michael, Prince of Tver. New York, Estados Unidos: OCA.
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