conmemorados el 30 de enero.
Los Santos Mártires Hipólito, Censorino, Sabino, la Santa Virgen Mártir Xrisé y veinte más sufrieron por Cristo durante el siglo III.
Cuando San Hipólito, obispo de Roma, escuchó sobre el sufrimiento de los Mártires, se presentó ante el gobernador no obstante su avanzada edad y reprendió a los torturadores por su inhumanidad. Enfurecido, el gobernador condenó al Santo Obispo al tormento. Después de largos tormentos, lo ataron de pies y manos y lo arrojaron al mar.
San Censorino fue un magistrado de alto rango durante el reinado del emperador romano Claudio II (268-270). Fue aprehendido y encarcelado por su fe en Cristo. Por la gracia del Señor Jesucristo resucitó a un hombre muerto. Como resultado, veinte soldados y guardias de prisión se convirtieron a Cristo. Fueron decapitados junto con san Censorino.
Luego trajeron a la Santa Virgen Xrisé para interrogarla. Ella valientemente se confesó cristiana y fue sometida al tormento. Azotaron sus costados y quemaron sus heridas con velas. Luego la extendieron sobre el suelo y la azotaron con pesados garrotes. No contentos con ésto, rompieron su mandíbula con una piedra y su espalda con bolas de plomo. Aunque estaba cubierta de heridas, confesó su fe mientras agonizaba. Tan cruel fue la brutalidad de sus asesinos que ataron una gran piedra a su cuello y la arrojaron al mar.
Santa Xrisé (cuyo nombre, “Χρυσή” significa “dorado”) fue arrojada a las profundidades, pero la novia recién asesinada emergió del océano y entró en la Cámara Nupcial Celestial. Aunque su cuerpo desapareció en el agua, su memoria permanece eterna e inmortal, incluso más dorada que su ilustre nombre.
San Sabino era siervo de Santa Xrisé. Los depravados idólatras lo golpearon sin piedad con pesadas bolas de plomo en su cuello, luego lo colgaron de un árbol y quemaron sus entrañas. Después de dar gracias a Dios, entregó su alma a Cristo.
Con Santa Xrisé sufrieron los Mártires Ares, Félix, Máximo, Herculiano, Venerio, Estiracio, Menas, Cómodo, Hermes, Mauro, Eusebio, Rústico, Monagrio, Amandino, Olimpio, Chipre, Teodoro el tribuno, Máximo presbítero, Arquelao el diácono, y Ciriaco el obispo.
Todos éstos Mártires romanos sufrieron en el año 269. Las reliquias del Hieromártir Hipólito fueron puestas en la iglesia de los Santos Mártires Lorenzo y el Papa Dámaso en Roma.
San Hipólito fue discípulo de san Ireneo, obispo de Lugdunum (Lyon en Francia), y también es reconocido como un teólogo cristiano que escribió numerosos tratados contra los herejes.
San Hipólito compiló un Canon Pascual, la famosa Tradición Apostólica “Sobre Cristo” y un “Tratado sobre el Anticristo”. San Hipólito también escribió numerosos comentarios sobre la Sagrada Escritura, sobre los Libros Veterotestamentarios y Proféticos: Génesis, Éxodo, Proverbios, Eclesiastés, el Cantar de los Cantares, Isaías, Ezequiel, Daniel, Zacarías, y sobre los Evangelios de los Santos Mateo, Lucas y Juan, sobre los Salmos de David y sobre el Apocalipsis. Parte de sus obras se conservan sólo en fragmentos. Sus discursos, dedicados a la Teofanía y al Santo Profeta Daniel, se conservan íntegros. Sus discursos demuestran su estilo magistral de predicación. Fue uno de los últimos padres occidentales en escribir en griego.
REFERENCIAS
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