conmemorados el 18 de junio.
Los Santos Mártires Leoncio, Hipacio y Teódulo fueron soldados romanos. El Santo Mártir Leoncio, de origen griego, sirvió como jefe militar en el ejército imperial en la ciudad fenicia de Trípoli durante el reinado de Vespasiano (70-79). Leoncio se distinguió por su valentía y sensatez, y el pueblo de Trípoli guardaba para con él una profunda deferencia por causa de su virtud.
El emperador nombró al senador romano Adrián gobernador del distrito fenicio, con plena potestad para perseguir a los cristianos y, en caso de que se negaran a ofrecer sacrificios a los dioses romanos, entregarlos al tormento y la muerte. En su camino a Fenicia, Adrián recibió un informe de que san Leoncio había apartado a muchos de la adoración de los dioses paganos. El gobernador envió al tribuno Hipacio con un destacamento de soldados a Trípoli para encontrar y aprehender al cristiano Leoncio. En el camino, el tribuno Hipacio cayó gravemente enfermo y, estando cercano a la muerte, vio en sueños un ángel diciendo: “Si deseas ser curado, tú y tus soldados debéis decir tres veces: ‘Dios de Leoncio, ayúdame…’”.
Al abrir los ojos, Hipacio vio al ángel y dijo: “Fui enviado para arrestar a Leoncio, ¿cómo es que debería apelar a su Dios?”. En ese momento el ángel se tornó invisible. Hipacio contó su sueño a los soldados, entre los que se encontraba su amigo Teódulo, y todos juntos pidieron ayuda al Dios que confesaba san Leoncio. Hipacio fue sanado inmediatamente para gran alegría de sus soldados, pero sólo Teódulo se sentó a un lado, meditando sobre el milagro. Su alma se llenó de amor por Dios y le dijo a Hipacio que se dirigiera con mayor presteza a la ciudad en busca de san Leoncio.
A su llegada a la ciudad, un extraño los recibió y los invitó a su casa, donde recibió generosamente a los viajeros. Al enterarse de que su hospitalario anfitrión era san Leoncio, se arrodillaron, pidiendo que los iluminara con la fe en el Dios Verdadero. Aquí fueron bautizados, y cuando san Leoncio oró sobre ellos invocando el Nombre de la Santísima Trinidad, una nube luminosa cubrió a los recién bautizados y derramó lluvia. Los soldados restantes en busca de su comandante llegaron a Trípoli, donde también había llegado el gobernador Adrián. Al enterarse de lo sucedido, ordenó que trajeran ante él a los Santos Leoncio, Hipacio y Teódulo. Después de amenazarlos con el tormento y la muerte, les exigió que renunciaran a Cristo y ofrecieran sacrificios a los dioses romanos.
Todos los Mártires confesaron firmemente su fe en Cristo. San Hipacio fue puesto bajo una columna y rastrillado con garras de hierro, y san Teódulo fue azotado sin piedad con varas. Al ver la firmeza de los Santos, los decapitaron. Pasado el tormento, enviaron a prisión a san Leoncio. Por la mañana fue llevado ante el gobernador. Adrián intentó persuadir al Santo Mártir con honores y recompensas, pero al no conseguir nada lo entregó a nuevos tormentos. El Santo Mártir fue suspendido de un pilar cabeza abajo con una pesada piedra alrededor de su cuello, mas nada pudo obligarlo a renunciar a Cristo. El gobernador dio orden de golpear al enfermo con varas hasta la muerte. Luego arrojaron el cuerpo del Santo Mártir Leoncio fuera de la ciudad, pero los cristianos lo enterraron con reverencia cerca de Trípoli. La muerte de éstos Santos Mártires aconteció entre los años 70 y 79.
La acusación contra san Leoncio, sus sufrimientos y muerte están registrados en tablillas de hojalata preparadas por el escriba de la corte. Éstas tablillas fueron colocadas en la tumba del Santo Mártir.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Martyrs Leontius, Hypatius and Theodulus at Tripoli in Syria. New York, Estados Unidos: OCA.
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