conmemorado el 31 de marzo.
En el segundo domingo de la Gran Cuaresma se conmemora al Santo Taumaturgo Gregorio Palamás. Originalmente se conmemoraba al Hieromártir Policarpo de Esmirna (actualmente conmemorado el día 23 de febrero). Después de su glorificación en 1368, se designó la segunda conmemoración en honor de san Gregorio Palamás para el segundo domingo de la Gran Cuaresma como un segundo “Triunfo de la Ortodoxia”.
San Gregorio Palamás, Arzobispo de Tesalónica, nació en el año 1296 en Constantinopla. El padre de san Gregorio se convirtió en un destacado dignatario en la corte de Andrónico II Paleólogo (1282-1328), pero murió prematuramente, y el propio Andrónico participó en la crianza y educación del infante huérfano. Dotado de excelentes habilidades y gran diligencia, Gregorio dominó todas las materias que entonces comprendían el curso completo de la educación superior medieval. El emperador esperaba que el joven se dedicara a los asuntos gubernamentales. Pero Gregorio, con apenas veinte años, se retiró al Monte Athos en el año 1316 (otras fuentes dicen que 1318) y se convirtió en novicio en el monasterio de Vatopedi bajo la guía del anciano monje san Νikodemos de Vatopedi (11 de julio). Allí fue tonsurado e inició el camino del ascetismo. Un año después, el Santo Evangelista Juan el Teólogo se apareció ante él en una visión y le prometió su protección espiritual. La madre y las hermanas de Gregorio también se hicieron monjas.
Tras la muerte del Anciano Νikodemos, san Gregorio pasó ocho años de lucha espiritual bajo la guía del Anciano Nicéforo, y después de la muerte de éste último, Gregorio se trasladó a la Lavra (Monasterio) de San Atanasio (5 de julio). Aquí sirvió en el comedor y luego se convirtió en cantor de iglesia. Después de tres años, se restableció en la pequeño Skete de Glossia, luchando por un mayor grado de perfección espiritual. El director de éste monasterio comenzó a enseñar al joven el método de oración incesante, que había sido cultivado por los monjes, comenzando con los grandes ascetas del desierto del siglo IV: Evagrio Póntico y san Macario de Egipto (19 de enero).
Más tarde, en el siglo XI, san Simeón el Nuevo Teólogo (12 de marzo) proporcionó instrucciones detalladas sobre la actividad mental para aquellos que oraban de manera exterior, y los ascetas del Monte Athos la pusieron en práctica. El uso experimentado de la oración mental (u oración del corazón), que demanda soledad y quietud, se denomina “Hesicasmo” (del griego “Hēsykhía”, que significa quietud, silencio), y quienes la practican se denominan “Hesicastas”.
Durante su estancia en Glossia, el futuro jerarca Gregorio se imbuyó plenamente del espíritu del Hesicasmo y lo adoptó como parte esencial de su vida. En el año 1326, debido a la amenaza de las invasiones turcas, él y los hermanos se retiraron a Tesalónica, donde fue ordenado como santo sacerdote.
San Gregorio combinó sus deberes sacerdotales con la vida de ermitaño. Cinco días de la semana los pasaba en silencio y oración, y sólo el sábado y el domingo salía a su pueblo. Celebró servicios divinos y predicó sermones. Para los presentes en la iglesia, su enseñanza a menudo evocaba así dulzura como lágrimas. A veces visitaba reuniones teológicas de la juventud culta de la ciudad, encabezadas por el futuro patriarca, Isidoro. Después de regresar de una visita a Constantinopla, encontró un sitio apropiado para la vida solitaria cerca de Tesalónica, en la región de Bereia. Pronto reunió aquí una pequeña comunidad de monjes solitarios y la guio durante cinco años.
En 1331 el santo se retiró al Monte Athos y vivió en soledad en la Skete de San Sabas, cerca de la Lavra de San Atanasio. En 1333 fue nombrado Higúmeno del monasterio de Esphigmenou en la parte norte de la Montaña Sagrada. En 1336 el santo volvió a la Skete de San Sabas, donde se dedicó a la labor teológica, continuando con ella hasta el final de su vida.
En la década de 1330 se produjeron acontecimientos en la vida de la Iglesia oriental que colocaron a san Gregorio entre los apologistas universales más importantes de la ortodoxia y le otorgaron gran renombre como maestro del Hesicasmo.
Hacia el año 1330 el erudito monje Barlaam había llegado a Constantinopla procedente de Calabria, en Italia. Fue autor de tratados de lógica y astronomía, orador diestro y perspicaz, recibió una cátedra universitaria en la capital y comenzó a exponer las obras de san Dionisio el Areopagita (3 de octubre), cuya teología de naturaleza “apofática” (o bien, “negativa”, en contraste con la teología de naturaleza “catafática”, o bien “afirmativa”) fue aclamada en igual medida tanto en la Iglesia oriental como en la occidental. Pronto Barlaam viajó al Monte Athos, donde se familiarizó con la vida espiritual de los hesicastas. Al decir que era imposible conocer la esencia de Dios, declaró que la oración mental era un error herético. Viajando desde el Monte Athos a Tesalónica, y de allí a Constantinopla, y luego nuevamente a Tesalónica, Barlaam entró en disputas con los monjes e intentó demostrar la naturaleza material y creada de la luz del Tabor (es decir, en la Transfiguración). Ridiculizó las enseñanzas de los monjes sobre los métodos de oración y sobre la luz increada percibida por los hesicastas.
San Gregorio, a petición de los monjes atonitas, respondió primero con amonestaciones verbales. Pero al ver la futilidad de tales esfuerzos, puso por escrito sus argumentos teológicos. Así aparecieron las “Tríadas en Defensa de los Santos Hesicastas” (1338). Hacia el año 1340 los ascetas atonitas, con la asistencia del santo, compilaron una respuesta general a los ataques de Barlaam, el llamado “Tomo Hagiorita”. En el Concilio de Constantinopla de 1341 en la iglesia de Santa Sofía, san Gregorio Palamás debatió con Barlaam, centrándose en la naturaleza de la luz del Monte Tabor. El 27 de mayo de 1341 el Concilio aceptó la posición de san Gregorio Palamás, de que Dios, inaccesible en Su Esencia, se revela a través de Sus energías, que se dirigen hacia el mundo y se pueden percibir, como la luz del Tabor, pero que no son materiales ni creados. Las enseñanzas de Barlaam fueron condenadas como herejía, y él mismo fue anatematizado y huyó a Calabria.
Pero la disputa entre los palamitas y los barlaamitas distaba de terminar. A éstos últimos pertenecía el discípulo de Barlaam, el monje búlgaro Akindynos, y también el patriarca Juan XIV Kalekos (1341-1347); el emperador Andrónico III Paleólogo (1328-1341) también se inclinó por su opinión. Akindynos, cuyo nombre significa “el que no causa daño”, en realidad causó profundo daño con sus enseñanzas heréticas. Akindynos escribió una serie de tratados en los que declaraba a san Gregorio y a los monjes atonitas culpables de causar desórdenes en la iglesia. El santo, a su vez, escribió una refutación detallada de los errores de Akindynos. El patriarca apoyó a Akindynos y llamó a san Gregorio la causa de todos los desórdenes y disturbios en la Iglesia (1344) y lo encerró en prisión durante cuatro años. En 1347, cuando Juan XIV fue reemplazado en el trono patriarcal por Isidoro (1347-1349), san Gregorio Palamás fue puesto en libertad y nombrado arzobispo de Tesalónica.
En el año 1351, el Concilio de Blachernae confirmó solemnemente la ortodoxia de las enseñanzas de san Gregorio Palamás. Sin embargo, la gente de Tesalónica no lo aceptó inmediatamente, y se vio obligado a vivir en diversos lugares. En uno de sus viajes a Constantinopla, el barco bizantino cayó en manos de turcos. Incluso en cautiverio, san Gregorio predicó a los prisioneros cristianos e incluso a sus captores musulmanes. Los agarenos quedaron asombrados por la sabiduría de sus palabras. Algunos de los musulmanes no pudieron soportar ésto, por lo que lo golpearon y lo habrían matado si no hubieran esperado obtener un gran rescate por él. Un año más tarde, san Gregorio fue rescatado y retornó a Tesalónica.
San Gregorio realizó muchos milagros en los tres años antes de su muerte, sanando a los afligidos por enfermedades. En la víspera de su reposo, san Juan Crisóstomo se apareció ante él en una visión. Con las palabras “¡A las alturas! ¡A las alturas!” san Gregorio Palamás se durmió en el Señor el 14 de noviembre de 1359. En 1368 fue canonizado en un Concilio de Constantinopla bajo el patriarca Filoteo (1354-1355, 1364-1376), quien compiló la Vida y los Servicios del santo.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). 2nd Sunday of Great Lent: St Gregory Palamas. New York, Estados Unidos: OCA.
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