conmemorado el 22 de enero.
El Santo Monje Mártir Anastasio (gr. Αναστάσιος) el Persa era hijo de un hechicero persa llamado Bavi. En el mundo pagano, recibió el nombre de Magundates y sirvió en los ejércitos del emperador persa Chozroes II, quien en el año 614 devastó la ciudad de Jerusalén y sustrajo la Cruz creadora de vida del Señor, a Persia.
Grandes milagros ocurrieron desde la Cruz del Señor, y los persas quedaron atónitos. El corazón del joven Magundates estaba inflamado por el deseo de aprender más sobre éste objeto sagrado. Al preguntar a todos sobre la Santa Cruz, el joven conoció que en ella el Señor mismo fue crucificado para la salvación de la humanidad. Se familiarizó con las verdades de la fe cristiana en la ciudad de Calcedonia, donde permaneció por un tiempo el ejército de Chozroes. Fue bautizado con el nombre de Anastasio, luego se convirtió en monje y pasó siete años en uno de los Monasterios de Jerusalén, viviendo una vida ascética. Al leer las Vidas de los Santos Mártires, san Anastasio sintió el deseo de imitarlos. Un sueño misterioso que tuvo el Gran Sábado Santo, la víspera de la Resurrección de Cristo, lo impulsó a hacerlo.
Dormido después de sus tareas diarias, vio a un hombre radiante que lo entregaba un cáliz de oro lleno de vino, y le dijo: “Toma ésto y bebe”. Al vaciar el cáliz, sintió un deleite inefable. San Anastasio comprendió entonces que ésta visión era su llamado al martirio.
Desde el Monasterio partió en secreto a Cesarea palestina. Allí fue aprehendido por ser cristiano y llevado a juicio. El gobernador intentó por todos los medios obligar a san Anastasio a renunciar a Cristo, amenazándolo con tormentos y muerte, y prometiéndole honores y bienes terrenales. El Santo, no obstante, se mantuvo inflexible. Luego lo sometieron a torturas: lo azotaron con varas, desgarraron sus rodillas, lo colgaron de las manos y lo ataron una pesada piedra a los pies, lo agotaron con el encierro y luego lo desgastaron con trabajos pesados en una cantera junto con otros prisioneros.
Finalmente, el gobernador llamó a san Anastasio y lo prometió su libertad si tan sólo decía: “No soy cristiano”. El Santo Mártir replicó: “Nunca negaré a mi Señor delante de ti ni de nadie, ni abiertamente ni siquiera mientras duermo. Nadie puede obligarme a hacer ésto mientras esté en mi sano juicio”. Luego, por orden del emperador Chozroes, san Anastasio fue estrangulado y luego decapitado. Después de la muerte de Chozroes, las reliquias del Santo Monje Mártir Anastasio fueron trasladadas a Palestina, al Monasterio de Anastasio.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Monastic Martyr Anastasius the Persian. New York, Estados Unidos: OCA.
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