conmemorado el 31 de julio.
San Eudócimo, oriundo de Capadocia (Asia Menor), vivió durante el siglo IX durante el reinado del emperador Teófilo (829-842). Era hijo de los piadosos cristianos Basilio y Evdokia, ilustre familia conocida por el emperador. Criaron a su hijo “en disciplina y amonestación del Señor” (Ef 6:4), sembrando en su alma una fe sincera y santas virtudes.
San Eudócimo consagró su justa vida a agradar a Dios y a servir a su prójimo. Habiendo hecho voto de permanecer soltero y casto, evitaba conversar con mujeres tanto cuanto evitaba mirarlas. Hablaría solo con su propia madre, a quien respetaba grandemente. El emperador valoró su virtud y talento, por lo que nombró a san Eudócimo como gobernador de Chorziane, en Armenia. Cumpliendo con su deber como siervo de Dios, san Eudócimo gobernó al pueblo con justicia y bondad. Se preocupaba por los menesterosos, los huérfanos y las viudas, y era un defensor de la gente común. Sus personales hazañas cristianas, que hiciera secretamente, sólo las conocía Dios.
Eudócimo agradó a Dios por su vida intachable, y el Señor lo llamó a la edad de 33 años. Recostado en su lecho de muerte, san Eudócimo dio instrucciones finales para disponerlo en el sepulcro con las prendas con las que encontraría la muerte. Luego envió a todos fuera de la habitación y rogó al Señor que nadie viera su fin, así como nadie vio sus esfuerzos secretos durante la vida. Sus asistentes lo sepultaron como él había indicado. Inmediatamente tras el reposo de san Eudócimo, se obraron milagros en su tumba. Muchos enfermos fueron sanados y se esparció la noticia de las milagrosas curaciones.
Después de 18 meses, la madre de san Eudócimo vino de Constantinopla para venerar sus reliquias. Dio órdenes de quitar la piedra, cavar el suelo y abrir la tumba. Todos contemplaron el rostro del Santo, brillante como si viviera, enteramente preservado de la descomposición. Una gran fragancia emanó de sus reliquias. Levantaron el ataúd de la tierra y ataviaron al Santo con nuevas ropas. Su madre deseaba llevar las reliquias de su hijo a Constantinopla, pero el pueblo de Kharsian no deseó desocupar el camino para su Santo. Pasado cierto tiempo, el Hieromonje José, habiendo vivido y servido en el sepulcro del Santo, transportó las reliquias de san Eudócimo a Constantinopla. Allí fueron colocados en un relicario de plata en la iglesia de la Santísima Madre de Dios, construida por los padres del Santo.
San Eudócimo es considerado por la iglesia rusa como uno de los protectores e intercesores especiales ante Dios del hogar familiar. Fue, como su nombre lo indica, verdaderamente victorioso en todas las virtudes.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Righteous Eudocimus of Cappadocia. New York, Estados Unidos: OCA.
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