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VENERABLE MARCELO, ABAD DEL MONASTERIO AKÍMITON

conmemorado el 29 de diciembre.


San Marcelo (gr. Márkellos), Abad del Monasterio Akímiton (lit. “Aquellos Que No Duermen”, “Los Insomnes”), era oriundo de la ciudad de Apamea en Siria. Sus padres eran ricos, pero fallecieron cuando él era joven. Recibió su educación primero en Antioquía y luego en Éfeso. Todas las posesiones que lo legaron sus padres las repartió entre los necesitados, rompiendo así sus vínculos con el mundo.


Bajo la dirección de un experimentado Anciano en Éfeso, Marcelo emprendió el camino ascético. Más tarde visitó Bizancio para encontrarse con san Alejandro, Higúmeno del Monasterio Akímiton. El Monasterio recibió tal nombre porque en él se cantaba salmodia constantemente, así de día como de noche, alternando grupos de monjes. San Alejandro aceptó a Marcelo y lo tonsuró en el esquema monástico. Celoso en las obras de vigilia, ayuno y oración, el Santo recibió grandes talentos espirituales y el don de la clarividencia. Marcelo previó el día de la muerte de Abba Alejandro y su propia elección como Higúmeno. Empero, como aún era joven, no deseaba gobernar sobre los demás. Así que partió del Monasterio para visitar otras provincias y otros Monasterios, donde recibió edificación de los monjes que allí moraban.


Después del reposo de san Alejandro, cuando Abba Juan ya había sido elegido Higúmeno, Marcelo volvió para gran alegría de los hermanos. Abba Juan convirtió a Marcelo en su asistente más cercano. Tras el descanso del Venerable Juan, san Marcelo fue elegido Higúmeno, a pesar de sus propios deseos, y en éste cargo permaneció durante sesenta años.


Nuevas sobre su vida santa se esparcieron ampliamente. A Marcelo llegaba gente de lejos, tanto ilustres como desconocidos, acaudalados y necesitados, quienes no pocas veces vieron ángeles rodeando al Santo, atendiéndolo y custodiándolo. Con la ayuda de Dios, el Monasterio de los Insomnes floreció. Fueron tantos los monjes que se pusieron bajo la dirección del Venerable Marcelo que se hizo necesario ampliar el Monasterio y la iglesia.


San Marcelo recibió donaciones de partes de los creyentes para su expansión y construyó una grande y hermosa iglesia, un hospital y un albergue para los desamparados. Con sus oraciones, el monje curó a los enfermos, expulsó demonios y obró milagros. Por ejemplo, uno de los monjes fue enviado a Ankara y cayó gravemente enfermo. Estando cerca de la muerte, invocó con su pensamiento a su Abba. En esa misma hora san Marcelo escuchó a su discípulo en el Monasterio y comenzó a orar por él. El que estaba enfermo se recuperó en seguida.


Cuando un barco con sus monjes estuvo en peligro en el Mar Negro, el Santo calmó la tempestad con sus oraciones. En otra ocasión, cuando le dejaron saber que había un incendio en Constantinopla, oró entre lágrimas por la ciudad y el fuego se apagó como si lo hubieran extinguido las lágrimas del monje. Juan, el sirviente de cierto noble arriano llamado Ardaburios, fue acusado injustamente de algo y se escondió en el monasterio para escapar de la ira de su amo. Ardaburios exigió dos veces a san Marcelo que entregara a Juan, pero él se negó. Ardaburios envió entonces un destacamento de soldados que rodearon el Monasterio, amenazando con asesinar a cualquiera que interfiriera con su misión. Los hermanos acudieron a Abba Marcelo y pidieron que entregara a Juan y salvara el Monasterio. San Marcelo se santigüó con la señal de la cruz y luego, audazmente, salió solo por la puerta del Monasterio hacia los soldados. Los relámpagos brillaron en el cielo, los truenos retumbaron y la Cruz apareció más resplandeciente que el sol. Los soldados arrojaron sus armas y emprendieron la huida. Ardaburios, enterado por los soldados de lo sucedido, se atemorizó, y por la intercesión de san Marcelo perdonó a su siervo.


San Marcelo partió pacíficamente hacia el Señor en el año 485. Su fiel discípulo Lukian se afligió terriblemente por él, mas al quinto día después de su reposo, san Marcelo se apareció ante él y lo consoló, prediciendo su propio inminente fin.



REFERENCIAS

Orthodox Church in America. (2023). Venerable Marcellus, Abbot of the Monastery of the “Unsleeping Ones”. New York, Estados Unidos: OCA.

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