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VENERABLE Y TEÓFORO PAISIO EL GRANDE

conmemorado el 19 de junio.


Nuestro Venerable y Teóforo (gr. θεοφόρος, lit. “Portador de Dios”) Padre, Paisio (gr. Παΐσιος) el Grande, provenía de la aldea de Shansa en Egipto y nació en el año 320. Sus padres eran cristianos y donaban generosas limosnas a todos los necesitados. Era el menor de siete hermanos, de constitución débil y frágil. Después del reposo de su padre, su madre vio a un ángel en una visión que le decía: “El Señor te dice: ‘Dame uno de tus hijos para que me sirva’”. Ella respondió: “Señor, toma a quien quieras”. El ángel tomó la mano de Paisio, quien era delgado y su cuerpo frágil. Su madre le dijo al ángel: “Mi Señor, toma a uno que es fuerte para servir al Señor”. “Éste es el que el Señor ha elegido”, respondió el ángel.

A la edad de veinte años, Paisio fue al desierto de Scetis y se convirtió en monje de la mano del Venerable Abba Pambo, quien también ordenó a Abba Juan Kolovòs, el futuro biógrafo de san Paisio. Renunciando a su voluntad, Paisio vivió bajo la dirección espiritual del Venerable Abba Pambo, concluyendo todas las tareas que le fueron asignadas con humildad y obediencia. El Gerondas dijo que, en particular, un nuevo monje necesitaba preservar su vista, para proteger sus sentidos de la tentación. Paisio, siguiendo la instrucción, estuvo tres años con los ojos mirando hacia abajo. También llegó a comprender el gran valor del ayuno para la vida espiritual. Al principio no tomaba alimento alguno durante una semana, luego, dos semanas. A veces, después de participar de los Santos Misterios de Cristo, sobrevivió sin tomar alimento durante setenta días.

Cuando Abba Pambo durmió en el Señor, Paisio entró en el desierto de Nitria en busca de la soledad. Allí vivió en una cueva esculpida por sus propias manos. Al Santo se le concedió una visión maravillosa: el Señor Jesucristo le reveló que, a través de sus labores, el desierto de Nitria sería habitado por ascetas. Le preguntó al Señor dónde obtendrían las necesidades de la vida en el desierto tales monjes. El Señor dijo que, si cumplían con todos Sus mandamientos, Él mismo proveería todas sus necesidades y los libraría de las tentaciones demoníacas y del engaño. Paisio fue guiado por un ángel al sitio del actual Monasterio de San Paisio, donde vivió la vida de un ermitaño. En tal momento, se convirtió en el padre espiritual de muchos monjes que se reunieron a su alrededor.

Era célebre por su amor, generosidad, sabiduría, y sencillez, así como por su vida extremadamente ascética. También se sabía que amaba el aislamiento y la tranquilidad. El ascetismo de Paisio fue severo hasta el punto de atarse el cabello y las manos con una cuerda al techo de su celda, para resistir el sueño durante sus oraciones nocturnas. Éste ascetismo lo hizo tan afamado que fue visitado por san Efrén el sirio. Con el tiempo se estableció un Monasterio. La regla más importante de Abba Paisio era que nadie haría nada por su propia voluntad, pero en todas las cosas cumpliría la voluntad de sus mayores.

Se cree que Paisio vio al Señor Jesús Cristo varias veces. Una vez, un viejo monje le pidió que lo ayudara a escalar una montaña, así que Paisio lo cargó sobre sus hombros y subió, solo para descubrir que el viejo monje no era nadie más sino el Señor mismo. Éste último le dijo que, por su amor, su cuerpo no verá corrupción.

También se dice que san Paisio vio a Cristo Jesús en su Monasterio. Cuando los hermanos de Paisio se enteraron de que Jesús venía, se reunieron para poder verlo. Anteriormente, hubo un anciano que le pidió a éstos monjes que lo ayudaran en su camino, pero lo ignoraron. Cuando san Paisio vio al anciano, lo ayudó a regresar a su habitación. Él lavaba habitualmente los pies del viejo hombre. El anciano entonces se le apareció como nuestro Señor Jesús.

El emperador Constantino y el profeta Jeremías se le aparecieron en visiones. En una de esas visiones, el emperador Constantino le dijo: “Si hubiera sabido cuán grande es el honor de los monjes, hubiera abandonado mi reino y me hubiera convertido en monje”.

Paisio le dijo: “¿Has desterrado el culto pagano y exaltado al cristianismo, y Cristo no te ha dado nada?”.

El emperador Constantino le respondió: “El Señor me ha dado numerosos obsequios, pero ninguno de ellos es como el honor de los monjes”.

Debido a que su tranquilidad estaba siendo perturbada por los numerosos visitantes, el Santo se retiró a una cueva más lejana. Una vez, fue trasladado a un Monasterio paradisíaco y participó del divino alimento inmaterial.

Por razón de sus esfuerzos ascéticos para la salvación, el Señor otorgó a Su Santo el don de la presciencia y la curación de las almas de los hombres.

Uno de sus discípulos, con la bendición del Santo, fue a vender sus artesanías en Egipto. En el camino se encontró con un judío, quien le dijo al monje de mente simple que Cristo el Salvador no es el Mesías, y que otro Mesías vendrá. Confundido, el monje dijo: “Tal vez lo que dices es cierto”, pero no atribuyó ningún significado particular a sus palabras. Cuando retornó, vio que Abba Paisio no admitiría su llegada y le preguntó la razón de su enojo. El Santo respondió: “Mi discípulo era cristiano. Tú no eres un cristiano, porque la gracia del Bautismo se ha apartado de ti”.

El monje se arrepintió con lágrimas y pidió que se le perdonara su pecado. Solo entonces el Santo Anciano oró y le pidió al Señor que perdonara al monje. San Paisio es conocido como un defensor de la Ortodoxia contra las herejías.

Habiendo oído hablar de un asceta en la montaña de Ansena que enseñaba que no había Espíritu Santo, Paisio se acercó a él llevando una cesta tejida con tres asas. Cuando el anciano le preguntó la razón por la que hizo tres asas en la cesta, Paisio respondió: “Tengo una Trinidad y todo lo que hago es como la Trinidad”. Después de largo debate en torno de las Escrituras, del Antiguo y del Nuevo Testamento, el antiguo asceta volvió a la Ortodoxia.

Por iniciativa propia, un monje abandonó el desierto y se mudó cerca de una ciudad. Allí tuvo encuentros con una mujer que odiaba y blasfemaba a Cristo Salvador. Bajo su influencia, él no solo abandonó el Monasterio, sino que también despreció la fe en Cristo, y finalmente alcanzó un estado de total incredulidad. Una vez, a través de la bendita Providencia de Dios, los monjes de Nitria llegaron a visitarle. Al verlos, el pecador recordó su antigua vida y pidió a los monjes que pidieran al Venerable Abba Paisio que orara al Señor por él. Al escuchar la solicitud, el Santo oró fervientemente, y su oración fue escuchada. El Señor, apareciéndose a Su Santo, prometió perdonar al pecador. Pronto, la seductora compañera del monje expiró, y él regresó al desierto donde, llorando y angustiado por sus pecados, comenzó a esforzarse en actos de arrepentimiento.

San Paisio se distinguió por su gran humildad y realizó grandes luchas ascéticas de ayuno y oración, pero las ocultó a los demás en la medida de lo posible. Cuando los monjes preguntaron qué virtud es la más alta de todas, el Santo respondió: “Aquellas que se obran en secreto, y sobre los cuales nadie sabe”.

Entre los años 407 y 408, cuando los bereberes invadieron el desierto de Scetis, Paisio partió y habitó en la montaña de Ansena. En aquel tiempo, conoció a san Pablo de Tammah en Antinópolis y los dos se hicieron muy buenos amigos. Entretanto, san Paisio construyó otro Monasterio que en la montaña de Ansena, el Monasterio de Saint Pishoy en Dayr al-Barsha, que todavía se encuentra hoy cerca de Mallawi.

Paisio durmió en paz en el Señor en el año 417, y fue enterrado por los monjes. Después de un tiempo, sus reliquias fueron trasladadas por san Isidoro de Pelusio a su propio Monasterio y dispuestas junto a las reliquias de su amigo san Pablo de Tammah. Hoy en día, los dos cuerpos se encuentran en la iglesia principal del Monasterio Copto de Saint Pishoy, en el Desierto Nitriano.

Testigos presenciales relatan que el cuerpo de san Paisio permanece en un estado incorruptible hasta el día de hoy. Actualmente hay tres monasterios en Egipto que llevan el nombre de san Paisio (o bien, Pishoy, que quiere decir “justo”, en copto): el Monasterio de San Pishoy en el Desierto Nitriano, el Monasterio de Saint Pishoy en Deir el-Bersha, cerca de Mallawi y el Monasterio de Saint Pishoy en Armant, al este de Armant.



REFERENCIAS

La Ortodoxia es la Verdad. (2025). Osio Paisio el Grande y Portador de Dios. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com

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