conmemorado el 25 de febrero de 2024.
Hoy, 25 de febrero de 2024, se inicia el período preparatorio a la Gran Cuaresma, el cual consiste en cuatro domingos. El primero de ellos es precisamente el «Domingo del Fariseo y el Publicano». Como una introducción a éste ciclo, en los últimos domingos hemos oído hablar a los padres acerca del deseo intenso de Zaqueo por ver al Señor, y de la actitud de la mujer cananea que busca sin desmayos, humilde y pacientemente, la gracia de Dios. En verdad, éste tiempo es sumamente propicio para llevar adelante un mayor esfuerzo y disponer nuestro cuerpo y alma a virtudes y anhelos semejantes a los de éstos dos personajes bíblicos.
Es por eso que mediante el relato del Fariseo y el Publicano que suben al templo a hacer oración, la lectura evangélica del día nos muestra claramente el camino correcto para acercarse a Dios y establecer con él una relación sincera y profunda.
El Fariseo comienza su oración enumerando todas sus virtudes y ensalzándose: «No soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano». Como si dijera: «Yo no soy pecador». Una persona que se considera a sí misma lejana de todo pecado y dueña de toda obra buena: «Ayuno dos veces por semana y doy el diezmo de todas mis ganancias». ¿Qué circunstancia lo empujaría a buscar la misericordia de Dios? En realidad, ninguna: se complace plenamente consigo mismo. Ciertamente no pide misericordia, más bien reclama que se le reconozcan los méritos de su propia justicia. ¡Qué arrogancia y que ceguera! Arrogante porque en lugar de clamar: «Te alabaré, Señor, con todo mi corazón y glorificaré tu nombre para siempre» (Sal 86:12), prefiere alabarse a sí mismo y hasta congratularse. Y ciego porque no alcanza ver que en su corazón no hay sitio para Dios, porque su lugar está ocupado por el egoísmo, la soberbia, la ingratitud y el menosprecio a los demás.
La disposición espiritual del publicano es el completo opuesto. Se humilla, reconoce sus pecados y pide misericordia. Está insatisfecho consigo mismo y descontento con sus obras: se abaja y lo confiesa. Quiere transformarse así interiormente, como en sus actos exteriores. Volverse a Dios y darle la espalda a su vida de pecado. Guarda arrepentimiento. Es pobre de espíritu. Dios lo escucha y lo hace partícipe de su justicia divina.
Los Padres del Desierto lo sintetizan todo en un Apotegma: «Es preferible un hombre que ha pecado y reconoce sus faltas y se arrepiente, que otro que no ha pecado y piensa de sí mismo que es justo».
No nos tengamos por justos ni despreciemos a los demás, mejor clamemos con el publicano: «¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!», y el Señor nos hará partícipes de su justicia. Amén.
HIMNOS DEL DÍA
CONTAQUIO DEL FARISEO Y EL PUBLICANO ─TONO 4
Escapemos de la soberbia del fariseo y aprendamos de la humildad del publicano exclamando con gemidos al Salvador: “¡Oh único Compasivo, ten piedad de nosotros!”
REFERENCIAS
Sacro Arzobispado Ortodoxo en Guatemala. (2022). Domingo del Publicano y Fariseo. Guatemala, Guatemala: Sacro Arzobispado Ortodoxo en Guatemala.
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