conmemorado el 11 de abril.
El Hieromártir Antipas, Obispo de la Iglesia de Pérgamo durante el reinado del emperador Nerón (54-68), fue, asimismo, discípulo del Santo Apóstol y Evangelista Juan el Teólogo (día 26 del mes de septiembre). En aquel tiempo, quienes no ofrecían sacrificios a los ídolos vivían bajo amenaza de exilio o ejecución por orden del emperador. En la isla de Patmos (en el mar Egeo) el Santo Apóstol Juan el Teólogo, a quien el Señor reveló el juicio futuro del mundo y de la Santa Iglesia, se encontraba aprisionado.
Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto: Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. (Ap 2:12-13)
Con su ejemplo personal, su inamovible fe y su constante predicación sobre Cristo, san Antipas consiguió que los pobladores de Pérgamo cesaran de ofrecer sacrificios a los ídolos. Los sacerdotes paganos reprocharon al obispo por apartar al pueblo de sus dioses ancestrales y lo exigieron que dejara de predicar sobre Cristo y en su lugar ofreciera sacrificios a los ídolos.
San Antipas respondió serenamente que no estaba dispuesto a servir a los demonios que huían de él, un simple mortal. Dijo que adoraba al Señor Todopoderoso y que continuaría adorando al Creador de todo, con Su Hijo Unigénito y el Espíritu Santo. Los sacerdotes paganos respondieron que sus dioses existían desde la antigüedad, mientras que Cristo no existía desde la antigüedad, sino que fue crucificado bajo Poncio Pilato como un criminal. El Santo respondió que los dioses paganos eran obra de manos humanas y que todo lo que se decía de ellos estaba lleno de iniquidades y vicios. Confesó firmemente su fe en el Hijo de Dios, encarnado de la Santísima Virgen.
Enfurecidos, los sacerdotes paganos arrastraron al Hieromártir Antipas al templo de Artemisa y lo arrojaron dentro de un toro de cobre al rojo vivo, donde habitualmente realizaban sacrificios a los ídolos. En el horno al rojo vivo, el Mártir oró en voz alta a Dios, implorándole que recibiera su alma y fortaleciera la fe de los cristianos. Se allegó al Señor en paz, como si conciliando el sueño (+ ca. 68).
Por la noche, los cristianos tomaron el cuerpo del Hieromártir Antipas, preservado del fuego. Lo enterraron en Pérgamo. El sepulcro del Hieromártir se convirtió en fuente de milagros y de curaciones de diversas enfermedades.
Oramos al Hieromártir Antipas para que, por su intercesión, nos conceda alivio del dolor de muelas y las enfermedades de los dientes.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Hieromartyr Antipas, Bishop of Pergamum and Disciple of Saint John the Theologian. New York, Estados Unidos: OCA.
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