conmemorado el 16 de noviembre.
La Santa Tradición de la Iglesia sostiene que, pasado el día de Pentecostés, el Santo Apóstol y Evangelista Mateo predicó el Evangelio primero en Palestina, y luego en Siria, Media, Persia, Partia y, finalmente, Etiopía. Nuestro Señor se apareció ante san Mateo, lo dio una vara de madera y lo ordenó que la plantara en un lugar determinado de Etiopía. Al llegar al lugar descrito por el Señor, se encontró con un obispo de nombre Platón. La vara fue plantada, como el Señor lo había ordenado, y casi inmediatamente brotó hojas y creció hasta convertirse en un hermoso árbol, cuyo fruto era delicioso. Así mismo brotó cerca de ahí un manantial cuya agua otorgaba la curación a los enfermos. Muchos etíopes fueron convertidos a Cristo, sin embargo, el príncipe soberano local, Fulviano, un pagano devoto, se opuso violentamente y, por orden suya, san Mateo fue aprehendido y quemado en la hoguera. Empero, con el tiempo, Fulviano cuestionó su obrar y padeció por su horrible acto. Su conciencia lo llamaba hacia Cristo. Finalmente, abrazó la fe cristiana y recibió el Santo Bautismo, tomando el nombre de “Mateo”. Cuando el anciano obispo Platón durmió en el Señor, san Fulviano Mateo fue consagrado al episcopado y lo sucedió. Pasó el resto de sus años predicando el Evangelio y ganando a su pueblo para la Iglesia.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Saint Fulvianus (in Baptism, Matthew), Prince of Ethiopia. New York, Estados Unidos: OCA.
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