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SAN SABAS EL SANTIFICADO

conmemorado el 05 de diciembre.


San Sabas (Σάββας) el Santificado nació en el siglo V en Capadocia de piadosos padres cristianos, Sophia y Juan, quien fuera un comandante militar. Habiendo viajado a Alejandría por asuntos militares, Juan y Sophia dejaron a su hijo Sabas, de cinco años, al cuidado de un tío. Cuando el niño tenía ocho años de edad, ingresó en el cercano Monasterio de San Flaviano. El talentoso niño aprendió rápidamente a leer y se convirtió en un conocedor de las Sagradas Escrituras. Sus padres lo instaron a retornar al mundo y contraer matrimonio, mas en vano.

Cuando tenía diecisiete años fue tonsurado como monje y alcanzó tal perfección en el ayuno y la oración que Dios lo consideró digno del don de obrar milagros. Pasados diez años en el Monasterio de San Flaviano, partió hacia Jerusalén, y de allí al Monasterio de San Eutimio el Grande (20 de enero). San Eutimio, sin embargo, envió al joven a Abba Teoctisto, director de un Monasterio cercano con una estricta regla cenobítica. San Sabas vivió en obediencia en éste Monasterio hasta los treinta años.

Después del reposo del Anciano Teoctisto, su sucesor bendijo a Sabas para que se recluyera en una cueva. Los sábados abandonaba su ermita y acudía al Monasterio, donde participaba en los Servicios Divinos y tomaba alimento con los hermanos. Después de cierto tiempo, san Sabas recibió permiso para no abandonar su ermita en absoluto y luchó en la cueva durante cinco años.

San Eutimio dirigió la vida del joven monje y, al ver su madurez espiritual, comenzó a llevarlo consigo al desierto de Rouba. Partieron un día catorce del mes de enero y permanecieron allí hasta el Domingo de Ramos. San Eutimio llamó a San Sabas Niño-Anciano y lo animó a crecer en las virtudes monásticas.

Cuando san Eutimio durmió en el Señor (+ 473), san Sabas se retiró del Monasterio y se trasladó a una cueva cerca del monasterio de San Gerásimo del Jordán (4 de marzo). Después de varios años, los discípulos comenzaron a reunirse alrededor de san Sabas. A medida que aumentó el número de monjes, surgió una Lavra. Guiado por una columna de fuego que apareció ante él mientras caminaba, san Sabas encontró una espaciosa cueva en forma de iglesia.

El Santo Anciano fundó varios monasterios más. Numerosos milagros tuvieron lugar a través de sus oraciones: en la Lavra brotó un manantial de agua, durante la época de sequía llovió abundantemente y los enfermos y endemoniados también fueron sanados. San Sabas compuso la primera Regla monástica de Servicios Eclesiásticos, el “Typikon de Jerusalén”, seguido por todos los Monasterios palestinos. El Santo entregó su alma a Dios en el año 532.

En la iconografía se suele escribir a san Sabas sosteniendo un pergamino que dice: “El que ama a Dios desdeña las cosas corruptibles y prefiere su conocimiento”.



REFERENCIAS

Orthodox Church in America. (2023). Venerable Savva the Sanctified. New York, Estados Unidos: OCA.

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