conmemorado el 16 de junio.
San Tikhon vivió en los años de los emperadores Arcadio y Onirio. Nació en la ciudad chipriota de Amatunte y procedía de una familia devota. Sus devotos padres lo criaron “en disciplina y amonestación del Señor” (Ef 6:4), por lo que rápidamente se distinguió por su carácter ético, su prudencia, su capacidad de discernimiento y por el estudio de las Santas Escrituras.
Se dice que el don de obrar milagros se manifestó en san Tikhon a muy temprana edad. Su padre era el dueño de una panadería, y cada vez que dejaba a su hijo sólo en la tienda, el joven Santo daba pan gratis a los necesitados. Al enterarse de esto, su padre se enojó, pero el hijo dijo que había leído en las Escrituras, que al dar a Dios uno recibe cien veces más. “Yo”, dijo el joven, “le di a Dios el pan que había sido hecho”, y él persuadió a su padre para que fuera al lugar donde se almacenaba el grano. Con asombro, el padre vio que el granero, antes vacío, ahora estaba lleno hasta rebosar de trigo. Desde ese momento, el padre permitió a su hijo que distribuyera pan a los pobres.
Un cierto jardinero trajo las podas secas de las vides de la viña. San Tikhon las recogió, las plantó en su jardín y suplicó al Señor que éstas ramas pudiesen echar raíces y dar fruto para la salud de las personas. El Señor lo hizo debido de la fe del Santo joven. Las ramas echaron raíces, y su fruto tenía un sabor particular y muy agradable. Fue utilizado durante la vida del Santo y tras su dormición en el Señor para hacer vino para el Misterio de la Sagrada Eucaristía.
Ellos aceptaron al piadoso joven en el clero de la iglesia, nombrándolo lector. Más tarde, Mnimonio, el obispo de Amatunte, lo ordenó diácono. Tras la muerte del obispo Mnimonio, san Tikhon fue elegido por común acuerdo como obispo de Amatunte, por razón de su virtud y su notable acción catequizadora.
San Tikhon trabajó celosamente para erradicar los restos del paganismo en Chipre; se distinguió por sus dones administrativos, su labor filantrópica y la difusión de la palabra de Dios, que trajo abundantes frutos, convirtiendo a muchos idólatras.
San Tikhon destruyó muchos templos idólatras, erigiendo en su vez, templos cristianos. El Santo obispo era generoso, su corazón estaba abierto para todos, escuchando y cumpliendo amorosamente el pedido de cada persona que a él acudía. No temiendo ni a las amenazas ni a las torturas, confesó con firmeza y sin temor su fe ante los paganos.
Fue honrado por el Dios Misericordioso con el don de obrar milagros, logrando muchas curaciones y llevando a cabo muchas beneficencias. Con su cálida oración, incluso revitalizó la tierra seca y baldía de la región para ayudar a los agricultores pobres que se encontraban en la desesperación. Vivió en oración, en ascesis, en ayuno y, sobre todo, en la humildad, y luchó hasta su última exhalación por la Ortodoxia y la verdad.
En el servicio a san Tikhon se declara que él previó el momento de su muerte, la cual tuvo lugar en el año 425. San Epifanio, obispo de Chipre (12 de mayo), presidió el servicio. Fue despedido en medio de una gran conmoción general.
El nombre de san Tikhon de Amatunte fue muy honrado en Rusia. Templos dedicados al Santo fueron construidos en Moscú, en Nizhni Novgorod, en Kazán y en otras ciudades. Pero fue particularmente venerado en la diócesis de Voronezh, donde hubo tres obispos sucesores con el mismo nombre que el Santo jerarca de Amatunte: san Tikhon I (Sokolov) (+ 1783, 13 de agosto), Tikhon II (Yakubovsky, hasta 1785) y Tikhon III (Malinin, hasta 1788).
Partes de sus Santas Reliquias se encuentran en el Monasterio de Kykkos, en Chipre.
REFERENCIAS
La Ortodoxia es la Verdad. (2023). San Ticón el Milagroso, Obispo de Amatunte en Chipre. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
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