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SANTA MÁRTIR SEBASTIANA DE HERACLEA

conmemorada el 24 de octubre.


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La Santa Mártir Sebastiana (gr. Σεβαστιανή) vivió y luchó en Marcianópolis (hoy, Devnya, Bulgaria), durante el reinado del emperador Domiciano (81-96). Recibió el Santo Bautismo del Santo Apóstol Pablo en el año 81, y continuó proclamando las buenas nuevas de Cristo.

Debido a su trabajo misionero como cristiana, fue calumniada ante el gobernador Sergio. Por lo tanto, fue llamada para rendir cuentas ante él. Ella confesó audazmente que creía en Cristo, que el Santo Apóstol Pablo la instruyó y que recibió el Bautismo de manos suyas. Así mismo, añadió que estaba preparada para morir por Cristo.

Al principio, azotaron su cuerpo con látigos con esferas de plomo y luego fue encarcelada. En esa mazmorra, el Apóstol Pablo se le apareció y le dijo: “¡Alégrate y no te lamentes, porque irás a tu propia tierra en nombre de la confesión de Cristo!”.

Más tarde, el gobernador llamó a Sebastiana y le preguntó: “¿Quién eres? ¿Cuál es tu propósito? ¿Y de qué tierra procedes?”.

La Santa Mártir permaneció en silencio. El gobernador entonces supo por los transeúntes que ella provenía de Heraclea, una ciudad de Tracia. Después de atarla, la envió al gobernador de dicha región. Entonces un ángel del Señor se le apareció y le dijo: “Toma valor, hija, cuando te presentes ante el gobernador, yo estaré contigo”.

Finalmente, Santa Sebastiana arribó a Heraclea y compareció ante el gobernador. Él la condenó a ser alzada en lo alto de un madero, uno parecido al poste de una polea. Rasgando su cuerpo por tres horas, de la carne de la Santa dimanó una mirra fragante. Mientras tanto, como Sebastiana permaneció en silencio y en oración, todos comentaron que “sufre el cuerpo ya sin alma”.

Cuando la hicieron descender de la rueda y del eje, la lanzaron como presa a los animales salvajes. Un gran león se acercó a la mujer Santa que, por mandato divino, tomó una voz humana. La bestia salvaje entonces alabó y bendijo a la Mártir de Cristo, pero censuró y condenó a los impíos y sin ley. Una leona se acercó y permaneció al otro lado de la Mártir. Así, ambos leones se colocaron uno a la derecha y otro a la izquierda de Sebastiana, como inocentes corderos.

El gobernador estaba muy sorprendido por éste espectáculo y no sabía cómo proceder. Por lo tanto, condenó a la Mártir a morir por decapitación fuera de la ciudad.

Así, Santa Sebastiana fue decapitada, y ─¡oh, milagro!─, en lugar de que fluyera sangre de su herida, brotó leche, lo mismo que su maestro el Santo Apóstol Pablo. El impío gobernador entonces ordenó que su honorable cabeza fuera colocada en un saco con trescientas libras de plomo y arrojada al mar con una catapulta. Hecho ésto, un ángel del Señor abrió el saco y cogió las honorables cabeza y reliquia llevándolas a un sitio llamado Resistos (o Rhaidestos, ciudad en la costa norte del Mar de Mármara). Ésto fue revelado por Dios a la esposa de un senador, llamada Ammia, quien tomó las Santas reliquias y las envolvió con lino y las ungió con mirra. Las reliquias fueron enterradas en un sitio especial en Resistos, para la gloria de Dios.



REFERENCIAS

La Ortodoxia es la Verdad. (2025). Santa Mártir Sebastiana de Heraclia. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com

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