conmemorado el 11 de junio.
El Santo Apóstol Bernabé de los Setenta nació en la isla de Chipre en la familia de la tribu de Leví y recibió el nombre de José. Recibió su educación en Jerusalén, donde se crio con su amigo y condiscípulo Saulo (en lo por venir, el Santo Apóstol Pablo) bajo el renombrado maestro de la Ley, Gamaliel. José era piadoso, asiduo visitante del templo, observaba estrictamente los ayunos y evitaba las distracciones juveniles. Durante éste período de tiempo nuestro Señor Jesucristo comenzó Su ministerio público. Al contemplar al Señor y escuchar Sus Divinas Palabras, José creyó en Él como el Mesías. Pleno de ardiente amor por el Salvador, lo siguió. El Señor lo eligió para ser uno de Sus Setenta Apóstoles. “Entonces José, a quien los Apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles” (Hch 4:36-37).
Cuando Saulo, pasada su conversión, arribó a Jerusalén, buscó unirse a los seguidores de Cristo, todos allí lo temían, porque poco antes había perseguido a la Iglesia. Bernabé, sin embargo, lo llevó ante los Apóstoles y les contó cómo el Señor se había aparecido a Saulo en el camino a Damasco (Hch 9:26-28).
San Bernabé fue a Antioquía para animar a los creyentes: “Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor” (Hch 11:23). Luego partió hacia Tarso y llevó al Santo Apóstol Pablo a Antioquía, donde enseñaron al pueblo durante un año. Fue aquí donde los discípulos comenzaron a ser llamados cristianos (Hch 11:26). Habiéndose suscitado una hambruna, y llevando consigo generosas limosnas, los Santos Apóstoles Pablo y Bernabé regresaron a Jerusalén. Cuando el rey Herodes asesinó a Santiago, hijo de Zebedeo, y puso bajo custodia al Apóstol Pedro para complacer a los judíos, los Santos Bernabé, Pablo y Pedro fueron libertados de la prisión por un ángel del Señor.
Se escondieron en la casa de María, la tía de Bernabé. Más tarde, cuando la persecución amainó, regresaron a Antioquía, llevándose consigo a Juan, el hijo de María, de apellido Marcos. Bajo la inspiración del Espíritu Santo, los profetas y maestros impusieron sus manos a Bernabé y a Pablo y los enviaron a realizar la obra a la que el Señor los había llamado (Hch 13:2-3). Llegados a Seleucia, navegaron hacia Chipre y en la ciudad de Salamina predicaron la Palabra de Dios en las sinagogas judías.
En Pafos se encontraron con un hechicero y falso profeta llamado Bar-Jesús, cercano al procónsul Sergio. Deseando escuchar la Palabra de Dios, el procónsul invitó a los Santos a venir a él. El hechicero intentó desviar al procónsul de la fe, pero el Apóstol Pablo denunció al hechicero, quien por sus palabras de repente quedó ciego. El procónsul creyó en Cristo (Hch 13:6-12).
De Pafos, Bernabé y Pablo zarparon hacia Pérgamo de Panfilia, y luego predicaron a los judíos y a los gentiles en Antioquía de Pisidia y por toda aquella región. Los judíos se amotinaron y expulsaron a Pablo y Bernabé. Los Santos llegaron a Iconio, mas al enterarse de que los judíos deseaban apedrearlos, se retiraron a Listra y Derben. Allí el Apóstol Pablo curó a un hombre “imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado” (Hch 14:8). La gente supuso que eran los dioses Zeus y Hermes y querían ofrecerles sacrificios. Los Santos apenas los persuadieron de que no obraran de modo tal (Hch 14:8-18).
Cuando surgió la cuestión de si los convertidos de los gentiles debían aceptar la circuncisión, Bernabé y Pablo fueron a Jerusalén. Allí fueron recibidos calurosamente por los Apóstoles y los ancianos. “Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles” (Hch 14:27).
Después de largas deliberaciones, los Apóstoles resolvieron colectivamente no imponer ningún tipo de carga a los cristianos gentiles excepto lo necesario: abstenerse de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre (Hch 15:19-20). Se enviaron cartas con Bernabé y Pablo, y nuevamente predicaron en Antioquía, y después de cierto tiempo decidieron visitar las otras ciudades que habían visitado antes. San Bernabé deseó llevarse a Marcos consigo, pero san Pablo no quiso, pues antes los había abandonado. Surgió una disputa y se separaron. Pablo tomó consigo a Silas y fue a Siria y Cilicia, mientras Bernabé llevó consigo a Marcos a Chipre (Hch 15:36-41).
Habiendo multiplicado el número de creyentes, san Bernabé viajó a Roma, donde quizás fue el primero en predicar a Cristo. San Bernabé fundó la sede episcopal en Mediolanum (actual Milán) y, a su regreso a Chipre, continuó predicando sobre Cristo Salvador. Entonces los judíos, enfurecidos, incitaron a los paganos contra Bernabé, y lo condujeron fuera de la ciudad, lo apedrearon y luego encendieron fuego para quemar su cuerpo. Más tarde, al llegar a éste lugar, Marcos tomó el cuerpo incólume de san Bernabé y lo enterró en una cueva, colocando sobre el seno del santo, según sus últimos deseos, el Evangelio según Mateo que había copiado de su propia mano.
San Bernabé reposó aproximadamente en el año 62, a la edad de setenta y seis años. Con el tiempo, el lugar de enterramiento quedó olvidado, pero en él se encontraron numerosas señales. En el año 448, durante la época del emperador Zenón, san Bernabé se apareció tres veces en sueños al arzobispo Antimo de Chipre y le indicó el lugar donde estaban enterradas sus reliquias. Al comenzar a cavar en el lugar indicado, los cristianos encontraron el cuerpo incorrupto del Santo Apóstol, y sobre su pecho descansaba el Santo Evangelio.
Fue durante éste tiempo que la Iglesia de Chipre comenzó a ser considerada de origen apostólico y recibió el derecho de elegir su líder. Así, san Bernabé defendió Chipre contra las pretensiones del oponente del Cuarto Concilio Ecuménico, el hereje de apellido Cnafeo, que había usurpado el trono patriarcal en Antioquía y había tratado de dominar la Iglesia de Chipre.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Apostle Barnabas of the Seventy. New York, Estados Unidos: OCA.
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