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SANTOS APÓSTOLES JASÓN Y SOSIPATER, LA VIRGEN MÁRTIR CERCIRA Y COMPAÑÍA

conmemorados el 29 de abril.


El Apóstol Jasón era originario de Tarso (Asia Menor). Fue el primer cristiano de la ciudad. El Apóstol Sosipater era oriundo de Patra, Acaya. Se cree que es el mismo Sosipater mencionado en Hechos 20:4. Ambos se hicieron discípulos de San Pablo, quien incluso los llamó sus parientes (Rom 16:21). San Juan Crisóstomo (Homilía 32 sobre Romanos) dice que éste es el mismo Jasón que se menciona en Hechos 17:5-9. San Jasón fue hecho obispo en su ciudad natal de Tarso y san Sosipater en Iconio. Viajaron hacia el oeste predicando el Evangelio y en el año 63 llegaron a la isla de Corfú (Kerkyra) en el mar Jónico, cerca de Grecia.

Allí construyeron una iglesia en nombre del Protomártir Esteban y bautizaron a muchos. El gobernador de la isla se enteró de ésto y los encerró en prisión, donde se encontraron con siete ladrones: Saturninus, Iakischolus, Faustianus, Januarius, Marsalius, Euphrasius y Mammius. Los Apóstoles los convirtieron a Cristo. Por su confesión de Cristo, los siete prisioneros murieron como mártires en un caldero de alquitrán fundido, cera y azufre.

El guardia de la prisión, después de presenciar su martirio, se confesó cristiano. Por tal razón cortaron su mano izquierda, luego ambos pies y finalmente la cabeza. El gobernador ordenó azotar a los apóstoles Jasón y Sosipater y encerrarlos nuevamente en prisión.

Cuando la hija del gobernador de Kerkyra, la doncella Cercira (Kerkyra), conoció cómo los cristianos sufrían por Cristo, se confesó cristiana y donó sus galas a los pobres. El gobernador enfurecido intentó persuadir a su hija para que negara a Cristo, pero Santa Cercira se mantuvo firme contra toda persuasión y amenaza. Entonces el enfurecido padre ideó una pena terrible para su hija: ordenó que la pusieran en una celda de prisión con el ladrón y asesino Murinus, para que éste profanara a la novia de Cristo.

Pero cuando el ladrón se acercó a la puerta de la celda de la prisión, un oso lo atacó. Santa Cercira escuchó el ruido y ahuyentó a la bestia en el nombre de Cristo. Luego, con sus oraciones, curó las heridas de Murinus. Entonces santa Cercira lo iluminó con la fe de Cristo, y san Murinus se confesó cristiano y fue ejecutado.

El gobernador dio orden de incendiar la prisión, pero la Santa Virgen permaneció con vida. Luego, por orden de su airado padre, la colgaron de un árbol, la asfixiaron con humo amargo y la asestaron flechas. Después de su expiración, el gobernador decidió ejecutar a todos los cristianos de la isla de Cercira. Los mártires Zenón, Eusebio, Neón y Vitalis, tras ser iluminados por los Santos Apóstoles Jasón y Sosipater, fueron quemados vivos.

Los habitantes de Kerkyra, escapando de la persecución, cruzaron a una isla contigua. El gobernador zarpó con un destacamento de soldados, pero fue tragado por las olas. El gobernador que lo sucedió dio órdenes de arrojar a los apóstoles Jasón y Sosipater en una caldera de alquitrán hirviendo. Cuando los vio ilesos, exclamó con lágrimas: “¡Oh Dios de Jasón y Sosipater, ten piedad de mí!”

Habiendo sido liberados, los Apóstoles bautizaron al gobernador y le dieron el nombre de Sebastián. Con su ayuda, los apóstoles Jasón y Sosipater construyeron varias iglesias en la isla y aumentaron el rebaño de Cristo con su devota predicación. Allí vivieron hasta que alcanzaron la vejez.

 

 

REFERENCIAS

Orthodox Church in America. (2023). Apostles Jason and Sosipater of the Seventy, the Virgin Kerkyra, and those with them. New York, Estados Unidos: OCA.

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