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Meditaciones Sobre La Natividad: Lectura número veinticuatro.

Foto del escritor: monasteriodelasant6monasteriodelasant6

HIMNO III,

SAN EFRÉN EL SIRIO

De nuevo según la melodía que consuela con promesas.

 

6. Bendito sea al que [nuestra] libertad ha crucificado, porque se lo permitió. Bendito sea también al que la cruz [pudo] aguantar, porque se lo permitió. Bendito sea el que también la tumba pudo contener, porque se puso límites. Bendito sea el que cuya voluntad lo condujo hacia el seno materno y al nacimiento, al pecho [materno] y al crecimiento. Bendito sea aquel cuyas transformaciones han hecho renacer nuestra humanidad.

 

7. Bendito sea el que ha marcado nuestra alma y la ha adornado y la ha tomado por su prometida. Bendito sea el que convirtió nuestro cuerpo en la morada de su invisibilidad. Bendito el que con nuestra lengua explicó sus secretos. Demos gracias a aquella voz que canta alabanzas con nuestras arpas; y su poder reunió a las naciones que vinieron para escuchar sus cánticos con nuestra citara.

 

8. ¡Alabado sea el Hijo del Bondadoso al que rechazaron los hijos del Maligno! ¡Alabado sea el Hijo del Justo al que crucificaron los hijos del mal! ¡Alabado sea aquel que nos liberó y fue atado por todos nosotros! ¡Alabado sea el que prometió y recompensó! ¡Alabado sea el Glorioso que nos modeló a su semejanza! ¡Alabado sea el Recto que no miró nuestras manchas!

 

9. Gloria a aquel que sembró su luz en la oscuridad y sacó a la luz los odios que escondían sus secretos y, desnudándonos, nos quitó la túnica manchada. Alabanza al [que está en las] alturas, que mezcló su sal con nuestro pensamiento, su fermento en nuestras almas, su cuerpo se convirtió en pan para dar vida a nuestra mortalidad.

 

10. Gracias al Rico que nos devolvió a todos lo que no había prestado. Y firmó y de nuevo se hizo nuestro deudor. A través de su yugo nos rompió las ataduras de nuestros asaltantes. Alabado sea el Juez que fue sentenciado y colocó a sus doce [apóstoles] para el juicio de las tribus y a través de los necios sentenció a los doctores de aquel pueblo.

 

11. Alabado sea el que nunca fue apreciado por nosotros. Nuestro corazón es pequeño para Él y nuestra inteligencia demasiado débil. Desconcierta nuestra pequeñez frente a la riqueza de sus discernimientos. Alabanza al Omnisciente que descendió y preguntó para escuchar y entender lo que [ya] sabía, para revelar a través de sus preguntas el fruto de sus ayudas.

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