conmemorado el 18 de julio.
San Pambo se dedicó a la vida ascética en el desierto de Nitria en Egipto. San Antonio el Grande (17 de enero) dijo que el Monje Pambo inspiró en sí mismo el Espíritu Santo por el temor de Dios. Y decía el Monje Poemen el Grande (27 de agosto): “Tres cosas vimos en Abba Pambo: hambre todo día, silencio y artesanía”. El Monje Teodoro el Estudita llamó a san Pambo “exaltado en obras y palabras”.
Al comienzo de su vida como Monje, san Pambo escuchó los versos del Salmo 38/39 de David: “Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua”. Éstas palabras penetraron profundamente en su alma, y siempre se empeñó en seguirlas. Así, cuando le preguntaron sobre algo, respondió solo tras una larga meditación y oración. Decía: “Primero debo pensar, y quizás pueda, con el tiempo, dar una respuesta, con la ayuda de Dios”. San Pambo fue modelo de amante del trabajo para sus discípulos. Cada día trabajaba hasta quedar exhausto y vivía del pan adquirido con su propio trabajo.
Los discípulos del Venerable Abba Pambo se convirtieron en grandes ascetas: Dióscoro, después obispo de Hermópolis (éste Dióscoro, obispo de Hermópolis, se distingue de otro Dióscoro, archihereje y patriarca de Constantinopla, que vivió bastante más tarde y fue condenado por el IV Concilio Ecuménico), así como Amonio, Eusebio y Eutimio, mencionados en la vida de san Juan Crisóstomo. En una ocasión santa Melania la Joven (31 de diciembre) llevó a san Pambo una gran cantidad de plata para las necesidades del Monasterio, pero él no se apartó de su trabajo ni siquiera miró el dinero que traía. Solo después de las incesantes solicitudes de Santa Melania, le permitió dar las limosnas a cierto hermano monje para que las distribuyera a las necesidades del Monasterio. San Pambo se distinguió por su humildad, pero junto a esto valoró mucho la vocación de monje y enseñó a los laicos a ser respetuosos con los monásticos, que a menudo conversan con Dios.
Se decía que a veces el rostro de san Pambo resplandecía como un relámpago, al igual que el rostro de Moisés. Sin embargo, hablando a los hermanos que estaban en su lecho de muerte, san Pambo dijo: “Voy al Señor como quien aún no ha comenzado a servirle”. Murió a la edad de 70 años.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Venerable Pambo the Hermit of Egypt. New York, Estados Unidos: OCA.
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