conmemorado el 24 de febrero.
Después de la Decapitación del Santo Profeta, Precursor y Bautista Juan (29 de agosto), su cuerpo fue sepultado por algunos discípulos en la ciudad samaritana de Sebaste, y su venerable cabeza fue escondida por Herodías en un sitio inmundo. Santa Joanna (27 de junio), esposa del servidor del rey Herodes, Chuza (Lc 8:3), tomó en secreto la santa cabeza y la colocó en un recipiente y la enterró en el Monte de los Olivos en una de las propiedades de Herodes.
Tras largos años, ésta propiedad pasó a manos de un funcionario del gobierno que se hizo monje con el nombre de Inocencio. Él construyó una iglesia y una celda allí. Cuando comenzaron a cavar los cimientos, se halló el recipiente con la venerable cabeza de Juan el Bautista. Inocencio reconoció su gran santidad por los signos de gracia que emanaban de ella. Así ocurrió el Primer Hallazgo de la Cabeza. Inocencio la conservó con gran piedad, pero temeroso de que la sagrada reliquia pudiera ser abusada por los incrédulos, antes de su propia muerte la ocultó una vez más en el mismo sitio, donde fue hallada. A su reposo, la iglesia cayó en ruinas y fue destruida.
Durante los días de san Constantino (21 de mayo), cuando el cristianismo comenzaba a florecer, el santo Precursor se apareció dos veces a dos monjes que viajaban a Jerusalén en peregrinación a los lugares santos, y les reveló la ubicación de su venerable cabeza.
Los monjes descubrieron la sagrada reliquia y, colocándola en un saco de pelo de camello, se dirigieron a casa. En el camino se encontraron con un alfarero anónimo y le dieron la preciosa carga para que la llevara. Sin saber lo que llevaba, el alfarero siguió su camino. Pero el santo Precursor se apareció ante él y le ordenó huir de los descuidados y perezosos monjes, con lo que portaba entre sus manos. El alfarero se ocultó de los monjes y en casa conservó la venerable cabeza con reverencia. Antes de su muerte lo colocó en un cántaro de agua y se lo dio a su hermana.
Desde entonces, la venerable cabeza fue preservada sucesivamente por devotos cristianos, hasta que el sacerdote Eustacio (contagiado de la herejía arriana) tomó posesión de ella. Engañó a una multitud de enfermos que habían sido curados por la cabeza sagrada, atribuyendo sus curaciones al hecho de que estaba en posesión de un arriano. Cuando se descubrió su blasfemia, se vio obligado a huir. Después de enterrar la sagrada reliquia en una cueva, cerca de Émesa, el hereje pretendía volver más tarde y utilizarla para difundir falsedades. Dios, sin embargo, no consintió ésto. Monjes piadosos se asentaron en la cueva, y luego se alzó un monasterio en tal sitio. En el año 452 san Juan Bautista se apareció al Archimandrita Marcelo de éste monasterio, y le indicó dónde estaba escondida su cabeza. Ésto se celebró como el Segundo Descubrimiento. La sagrada reliquia fue trasladada a Émesa, y más tarde a Constantinopla.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). First and second finding of the Honorable Head of the Holy Glorious Prophet, Forerunner, and Baptist of the Lord, John. New York, Estados Unidos: OCA.
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