conmemorado el 30 de marzo.
San Sofronio (Kristalevsky), obispo de Irkutsk, taumaturgo de toda Siberia, nació en Rusia Menor (Pequeña Rus), en la región de Chernígov, en el año 1704. Su padre, Nazarius, “un hombre común en sus asuntos”, dio al Santo el nombre de Stepán, en honor al Santo Protomártir Esteban. Tenía dos hermanos y una hermana, Pelagia. El nombre de uno de los hermanos era Pablo. Se desconoce el nombre del otro hermano mayor, pero se dice que era Superior del monasterio de Krasnogorsk Zolotonosh.
Los años de infancia de Stepán transcurrieron en el asentamiento de Berezan en el distrito de Pereyaslavl de la gubernatura de Poltava, donde la familia se instaló después de que su padre fue despedido del servicio. Cuando alcanzó la mayoría de edad, Stepán ingresó en la Academia Teológica de Kiev, donde estudiaban otros dos futuros jerarcas: Ioasaph, futuro obispo de Bélgorod (4 de septiembre y 10 de diciembre), y Pablo, futuro metropolitano de Tobolsk (10 de junio y 4 de noviembre).
Tras culminar su instrucción religiosa, Stepán ingresó en el Monasterio de la Transfiguración de Krasnogorsk (más tarde rebautizado como Monasterio de la Protección). En el año 1789 se transformó en un Monasterio de mujeres, donde su hermano mayor vivía una vida ascética. El día 23 del mes de abril de 1730 recibió la tonsura monástica con el nombre de Sofronio, en honor a san Sofronio de Jerusalén (11 de marzo).
La noche después de su tonsura monástica, san Sofronio escuchó una Voz en la iglesia de la Protección prediciendo su futuro servicio: “Cuando seas obispo, construye una iglesia dedicada a Todos los Santos”.
En 1732 fue convocado a Kiev, donde fue ordenado Hierodiácono y luego Hieromonje en la catedral de la Santa Sabiduría. Después de dos años como monje, san Sofronio se convirtió en tesorero del Monasterio de Zolotonosh durante dos años, y luego Su Excelencia el obispo Arsenio (Berlov) de la diócesis de Pereyaslavl lo envió al hogar de su arzobispo, donde fue mayordomo durante ocho años.
Éstos hechos dan testimonio del vínculo del Santo con el Monasterio de la Protección. Durante su obediencia bajo el jerarca que presidiera Pereyaslavl, visitaba con frecuencia su Monasterio, pasando el día en serena contemplación y labor, sirviendo de ejemplo a los hermanos.
Cuando el Hieromonje Sofronio viajó al Santo Sínodo en nombre de su obispo, lo prestaron gran atención. En enero de 1742, el futuro Santo fue trasladado a la Lavra de San Alejandro Nevsky de San Petersburgo, el Monasterio más importante de la capital. Un año más tarde fue nombrado tesorero del monasterio y en el año 1746 fue nombrado Superior del Monasterio.
Convocó a su compatriota, el Hieromonje Sinesio (Ivanoff), oriundo de la ciudad de Priluki, y lo nombró Higúmeno de la Ermita de San Sergio, una dependencia de la Lavra de San Alejandro Nevsky. A partir de ese momento, la amistad de los dos ascetas, el Hieromonje Sofronio y el Hieromonje Sinesio, se vio fortalecida por su esfuerzo pastoral conjunto, y fueron inseparables hasta su muerte en Siberia.
Durante éstos años san Sofronio trabajó duro en la gestión del Monasterio y en la mejora de la enseñanza en el seminario cercano. Él y el arzobispo Teodosio se propusieron adquirir más libros para la biblioteca del Monasterio.
San Sofronio construyó una iglesia de dos pisos: la iglesia superior estaba dedicada a san Teodoro, el hermano mayor de san Alejandro Nevsky; y la inferior a san Juan Crisóstomo.
El obispo Inocencio II (Nerunovich) de Irkutsk descansó en el año 1747. Durante los seis años posteriores, la diócesis de Irkutsk permaneció sin jefe espiritual.
Finalmente, el 23 de febrero de 1753, la emperatriz Isabel (1741-1761) recomendó al piadoso Higúmeno Sofronio del Monasterio de Alejandro Nevsky al Santo Sínodo como “una persona, no sólo digna del rango episcopal, sino, asimismo, alguien enteramente capaz de cumplir con los deseos y esperanzas del Estado y del Sínodo, así como de asumir la carga del servicio episcopal en la lejana frontera y de satisfacer las necesidades de su rebaño en esa tierra dura, entre primitivos salvajes y gente sin ley”.
El 18 de abril de 1753, Domingo de Tomás, el Hieromonje Sofronio fue consagrado obispo de Irkutsk y Nerchinsk en la Catedral de la Dormición.
Previendo un servicio difícil en la lejana frontera siberiana, el nuevo obispo no viajó inmediatamente a la Eparquía de Irkutsk, sino que comenzó a reunir colaboradores educados y con experiencia espiritual. Durante éste período, san Sofronio visitó su monasterio original de Krasnogorsk. En los lugares Santos de Kiev, también buscó las bendiciones de los Santos de las Cuevas de Kiev para su servicio. El compañero constante del Santo, como lo había sido antes, fue el Hieromonje Sinesio, compartiendo el trabajo de su amigo.
En Moscú, el arzobispo Platón de Moscú y Sevsk lo brindó mayor ayuda. Le dio consejos paternales para su tarea, ya que conocía bastante bien las peculiaridades de la vida religiosa siberiana. Le advirtió sobre las obstinadas autoridades locales y le aconsejó que se rodeara de ayudantes de confianza.
El 20 de marzo de 1754 el Santo arribó a Irkutsk. Primero acudió al Monasterio de la Ascensión, la residencia de su predecesor, y oró ante la tumba del obispo Inocencio (Kulchitz), pidiendo su bendición al asumir su misión.
Al familiarizarse con la situación de la diócesis, el Santo comenzó la reorganización del consistorio espiritual, los monasterios y las parroquias, y apeló al Santo Sínodo para que enviara hombres dignos a la Eparquía de Irkutsk para el servicio sacerdotal.
Antes de la llegada de san Sofronio, los Monasterios de Irkutsk ya tenían una historia centenaria. Los fundadores de éstos Monasterios estaban motivados por un ferviente deseo de vida monástica. El sabio jerarca nombró como jefes de las comunidades monásticas a personas piadosas, sabias, virtuosas y con gran experiencia tanto en la vida como en los asuntos espirituales. En 1754, el obispo Sofronio elevó a su amigo y compañero Hieromonje Sinesio a archimandrita del monasterio de la Ascensión. Sirvió en el Monasterio durante treinta y tres años hasta su bendecido reposo.
En septiembre de 1754, el obispo emitió un decreto en el que expresaba su preocupación por la educación y crianza de los hijos del clero. Quería que aprendieran el Horologion, el Salterio, el canto y las letras, y tal instrucción “debe llevarse a cabo con laboriosidad y gran diligencia, para que los niños puedan cumplir con las responsabilidades de sacristán y diácono”.
Al estudiar tanto a las personas como a las circunstancias, el obispo en sus sermones y conversaciones exhortaba a todos a un ideal moral más elevado. Dedicó especial atención a la reverente y correcta realización de los Servicios Divinos y los Santos Misterios, y también cuidó de la pureza moral de los laicos. Le preocupaba la posición de la mujer en la familia y la defendía contra su injusta desigualdad. El obispo intentó corregir la Regla de los Servicios Divinos, por lo que convocó a los sacerdotes, diáconos, subdiáconos y sacristanes, y a los que cantaban en el coro durante los servicios.
Viajando por la diócesis, el Santo observó que la incensación y el repique de campanas no se hacían correctamente en todos los lugares, por lo que emitió un decreto restableciendo la forma adecuada de incensar y repique de campanas.
Llamado al servicio apostólico en ésta región fronteriza, san Sofronio comprendió que su deber era iluminar a los cristianos de la zona, y también convertir a los idólatras, muy numerosos en Siberia.
Era difícil traer paganos a la Iglesia de Cristo, especialmente porque a veces no había nadie para servir en las iglesias, y solicitar sacerdotes para la actividad misionera sólo empeoraba las cosas. Sabiendo que los servicios religiosos tendrían un efecto saludable para los no rusos, el Santo no sólo sirvió él mismo con reverencia, sino que también lo exigió a todo su clero.
San Sofronio también contribuyó al desarrollo de una cultura estable entre la población local. Les ofreció tierras monásticas para establecerse y se esforzó por todos los medios en aislarlos de la influencia del paganismo. Una constante multitud de visitantes venían de lugares lejanos para recibir su bendición.
Aún con sus muchas preocupaciones, no olvidó su propia vida espiritual y su eternidad. También llevó una vida ascética. Su celador dijo que el santo “consumía alimentos sencillos en pequeñas cantidades. Sirvió a menudo, pasó la mayor parte de la noche en oración, durmiendo en el suelo bajo una piel de oveja o de piel, una piel de venado o de oso, y una pequeña y sencilla almohada”.
El espíritu de su vida ascética encajaba con la elevación general del espíritu cristiano en Rusia tras la glorificación de San Demetrio de Rostov (21 de septiembre), Teodosio de Chernígov (9 de septiembre) y el descubrimiento de las reliquias incorruptas de su predecesor, san Inocencio de Irkutsk (9 de febrero). Éste acontecimiento inspiró a san Sofronio a realizar mayores esfuerzos y lo animó a solicitar la ayuda de san Inocencio en su obra de edificación de la diócesis.
Hasta el final de sus días, san Sofronio mantuvo su amor por el Monasterio de Krasnogor Zolotonosh, que lo había nutrido en los días de su juventud. Contribuyó constantemente con apoyo para su mantenimiento, enviando los medios necesarios para ello.
Al notar un deterioro en su salud, san Sofronio solicitó al Santo Sínodo que lo concediera jubilarse. La respuesta de Petersburgo no llegó de inmediato, ya que era difícil elegir un sucesor digno.
San Sofronio pasó los últimos días de su vida en ascetismo y oración.
La luz que brilló sobre las buenas obras de san Sofronio continúa hoy dando testimonio de la gloria del Padre Celestial, “que misericordiosamente fortalece a sus santos”. Ahora la santa memoria de san Sofronio se conserva con reverencia no sólo en Siberia, sitio de sus últimas obras, sino, juntamente, en el sitio de sus primeras obras.
A san Sofronio, obispo de Irkutsk, se lo conmemora igualmente el día 30 del mes de junio (su glorificación en el año 1918).
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Saint Sophronius, Bishop of Irkutsk New York, Estados Unidos: OCA.
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