conmemorados el 22 de diciembre.
La Santa Gran Mártir Anastasia Farmacolitria (cuyo epíteto se traduce como “suministradora de fármacos”, “libertadora de pociones”, o, simplemente, “sanadora”), romana de nacimiento, padeció por Cristo durante la persecución de Diocleciano a los cristianos, alrededor del año 304. Su padre era pagano, y su madre Fausta era secretamente cristiana. Cuando niña, su maestro era un cristiano educado y piadoso de nombre Crisógono. Tras la muerte de su madre, el padre de Anastasia la dio en matrimonio a un pagano llamado Publio, mas ella, fingiendo enfermedad, conservó su virginidad.
Vestida con ropas de mendiga y acompañada de un solo sirviente, visitó las prisiones. Ella alimentó, sanó y, a menudo, rescató a los cautivos que sufrían por su fe en Cristo. Cuando su sirviente le contó esto a Publio, él la azotó y encerró en casa. Entonces Anastasia comenzó a mantener correspondencia en secreto con Crisógono, quien dijo a la Santa que tuviera paciencia, que se adhiriera a la Cruz de Cristo y que aceptara la voluntad del Señor. También vaticinó la inminente muerte de Publio en el océano. Publio se ahogó cuando partía hacia Persia con una delegación. Después de la muerte de su esposo, Anastasia distribuyó su propiedad entre los sufrientes y menesterosos.
Diocleciano fue informado de que los cristianos que atestaban las prisiones de Roma soportaban estoicamente sus tormentos. Ordenó que todos fueran ejecutados en una sola noche, y que Crisógono fuera enviado a Aquileia. Anastasia siguió a su maestro a la distancia.
El Emperador interrogó personalmente a Crisógono, pero no pudo hacerlo negar a Cristo. Por lo tanto, ordenó que lo decapitaran y arrojaran al mar. El cuerpo y la cabeza cortada del Santo Mártir fueron llevados a la orilla por las olas. Allí, por providencia divina, las reliquias fueron encontradas por un sacerdote de nombre Zoϊlos, quien las colocó en un cofre y las ocultó en su casa.
San Crisógono se apareció a Zoϊlos y lo hizo saber que tres hermanas que vivían cerca, Agápē, Xionia e Irene (16 de abril), pronto sufrirían el martirio por Cristo. Le dijo que les enviara a Santa Anastasia para alentarlas. San Crisógono anunció que Zoϊlos moriría el mismo día. Nueve días después se cumplieron las palabras de san Crisógono. Zoϊlos durmió en el Señor, y Santa Anastasia visitó a las tres doncellas antes del tormento. Después de que las tres Santas Mártires entregaron sus almas a Dios, la Santa Anastasia las enterró.
Después de cumplir el pedido de su maestro, la Santa fue de ciudad en ciudad atendiendo a los cristianos presos. Conocedora de las artes médicas de la época, cuidó esmeradamente de los cautivos por doquier, sanando sus heridas y aliviando su sufrimiento. Por razón de su labor, Santa Anastasia era conocida como la Libertadora de Pociones, por cuanto a través de sus intercesiones sanó a muchos de los efectos de pociones, venenos y otras sustancias perjudiciales. Conoció a la piadosa joven viuda de nombre Theodóta, encontrando en ella una ayuda fiel. Cuando se supo que era cristiana, trajeron a Theodóta para interrogarla. Mientras tanto, Santa Anastasia fue arrestada en Illyricum. Esto ocurrió justo después de que todos los cautivos cristianos allí fueran asesinados en una sola noche por orden de Diocleciano. Santa Anastasia arribó a una de las prisiones y, al no encontrar a nadie allí, comenzó a llorar en voz alta. Los carceleros se dieron cuenta de que era cristiana y la llevaron ante el prefecto de ese distrito, quien trató de persuadirla de que negara a Cristo amenazándola con el tormento. Después de sus intentos fallidos de persuadir a Anastasia para que ofreciera sacrificios a los ídolos, la entregó al sacerdote pagano Ulpiano en Roma.
El sagaz pagano exigió a Santa Anastasia elegir entre el lujo y la riqueza, o el doloroso sufrimiento. Puso ante ella oro, piedras preciosas y ropa fina, así como temibles instrumentos de tortura. El pérfido fue avergonzado por la novia de Cristo. Santa Anastasia rechazó las riquezas y eligió los instrumentos del tormento.
Mas el Señor extendió la vida terrena de la Santa, pues Ulpiano le dio tres días para recapacitar. Encantado por la belleza de Anastasia, el sacerdote pagano decidió profanarla. Sin embargo, cuando trató de tocarla, quedó ciego repentinamente. Su cabeza comenzó a doler tan severamente que gritó cual demente. Pidió que lo llevaran a un templo pagano para pedir ayuda a los ídolos, pero en el camino cayó y expiró.
Santa Anastasia fue puesta en libertad y ella y Theodóta se dedicaron una vez más al cuidado de los cristianos encarcelados. Al poco tiempo, Santa Theodóta y sus tres hijos recibieron la corona del martirio. Su hijo mayor, Evódos, se presentó valientemente ante el juez y soportó el azotamiento sin protestar. Después de incansable tortura, todos fueron arrojados a un horno al rojo vivo.
Santa Anastasia fue capturada nuevamente y condenada a muerte por inanición. Permaneció en prisión sin comida durante sesenta días. Santa Theodóta se le aparecía todas las noches a la Mártir y la confortaba. Al ver que el hambre no causaba daño alguno a Santa Anastasia, el juez la condenó a morir ahogada junto con otros presos. Entre ellos estaba Evtychianos, quien fue condenado por su fe cristiana.
Los prisioneros fueron puestos en un bote que salió a mar abierto. Los soldados abrieron agujeros en el bote y subieron a una galera. Santa Theodóta se apareció a los cautivos y condujo el barco a la orilla. Cuando llegaron a tierra firme, 120 hombres creyeron en Cristo y fueron bautizados por los Santos Anastasia y Evtychianos. Todos fueron capturados y recibieron la corona de mártir. Santa Anastasia fue extendida entre cuatro pilares y quemada viva. Cierta mujer piadosa llamada Apolinaria enterró su cuerpo, el cual se preservó ileso del fuego, en el jardín al frente de su casa.
En el siglo V, las reliquias de Santa Anastasia fueron trasladadas a Constantinopla, donde se construyó una iglesia dedicada a ella. Posteriormente su cabeza y una de sus manos fueron trasladadas al Monasterio de Santa Anastasia, cerca del Monte Athos.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Great Martyr Anastasia the Deliverer from Poisons, her teacher, Martyr Chrysógonos, and many with them. New York, Estados Unidos: OCA.
Comments