SANTAS MÁRTIRES RIPSIMÍA Y GAIANI DE ARMENIA Y TREINTAIDÓS VÍRGENES MÁRTIRES CON ELLAS
- monasteriodelasant6
- 30 sept
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conmemoradas el 30 de septiembre.

La Santa Mártir Ripsimía (gr. Ριψιμία) sufrió el martirio en el año 292, durante el reinado de Diocleciano (284-304). Era de gran belleza y modesta de carácter. En aquel tiempo, Diocleciano envió hombres por todo el imperio en busca de una doncella más hermosa que todas para casarse. Hallaron a Santa Ripsimía, quien había consagrado su virginidad a Cristo, nuestro Dios, y residía en una comunidad de mujeres en Asia Menor, de la cual Santa Gaiani (gr. Γαϊάνη) era la Abadesa. Los recaderos encargaron un retrato de Santa Ripsimía y lo enviaron a Diocleciano. Cautivado por su belleza, el emperador le envió una carta pidiéndole que fuera su esposa. Ripsimía, que tuviere a Cristo como su Esposo celestial, no deseaba casarse con nadie más. Por tal razón, las monjas decidieron refugiarse en Armenia. En el camino, soportaron hambre, sed y muchas otras pruebas.
Se establecieron en un viñedo en las laderas del monte Ararat, y las mujeres más fuertes acudían a la ciudad para trabajar para los pobladores y ganar dinero para comprar alimentos y otros artículos de primera necesidad. Todas estaban dispuestas a soportar el exilio y sufrir toda carga y pena por causa de la pureza.
Cuando Diocleciano fue informado de que Ripsimía había huido a Armenia, escribió a su amigo el rey Tiridates, diciendo: “Si la encuentras, envíamela o, si lo deseas, cásate con ella”.
Tiridates envió a sus hombres a buscar a Ripsimía, y cuando la encontraron, rodearon la zona para que no pudiera escapar. Al conocer su belleza, Tiridates le envió obsequios y vestidos dignos de una reina, para que pudiera presentarse ante él de manera apropiada. Sin embargo, Ripsimía, siguiendo las instrucciones de Santa Gaiani, quien la criara desde la infancia, rechazó tales presentes y se negó a presentarse ante el rey. Santa Gaiani informó a los recaderos que éstas vírgenes ya estaban desposadas con Cristo y que les era imposible contraer matrimonio terrenal.
Cuando los mensajeros comunicaron a Tiridates lo sucedido, éste se enfureció. Envió a uno de sus príncipes y un ejército de soldados para asesinar a todas las vírgenes y llevar a Ripsimía ante él por la fuerza. Al ver que los soldados se acercaban a las vírgenes con las espadas desenvainadas, Santa Ripsimía clamó al príncipe, diciendo: “Llévame ante tu Rey, mas no hagas daño a éstas vírgenes”.
Santa Ripsimía fue llevada a la alcoba real, orando en medio de lágrimas para que Dios preservara su virginidad. Recordando cómo había ayudado a sus siervos en el pasado, cómo salvó a Israel de las manos del Faraón, cómo preservó a Jonás en el vientre de la ballena durante tres días, y cómo guardó a los Tres Santos Jóvenes en el horno de fuego, creyó que, así mismo, la rescataría de Tiridates.
Cuando el rey entró en la cámara, intentó deshonrarla, mas con la ayuda de Dios, ella se volvió más fuerte que Tiridates y éste no pudo hacerle daño. Al salir de la cámara, el rey ordenó que trajeran a Santa Gaiani ante él, pues había descubierto que ella había criado a Ripsimía. El rey le pidió que persuadiera a Ripsimía para que se sometiera a él, pero cuando la Anciana habló con la Santa le aconsejó que preservara su virginidad, la cual había consagrado a Cristo, y que recordara la corona que su Novio le había preparado. Finalmente, dijo que, si el Rey la condenaba a muerte, disfrutaría aún más del favor de Cristo.
Al ver que no había logrado nada, a pesar de haber pugnado con Ripsimía durante mucho tiempo, el rey comenzó a temblar y a revolcarse por el suelo. Esa noche, Santa Ripsimía escapó y huyó de la ciudad. Encontró a las hermanas y les contó cómo había permanecido inmaculada.
A la mañana siguiente, unos soldados encontraron a Ripsimía y le prepararon una muerte cruel. Primero cortaron su lengua, la desnudaron, ataron sus manos y pies a columnas y la quemaron con velas. Luego abrieron su vientre con una piedra afilada, dejando caer sus entrañas. Finalmente, arrancaron sus ojos y cortaron sus miembros. Tras completar su contienda, partió hacia Cristo, El Dador de las Coronas.
La Anciana Gaiani y otras dos vírgenes sufrieron tormentos aún mayores. Los paganos taladraron sus piernas, las colgaron boca abajo y las desollaron vivas. Cortaron sus cuellos por detrás y cortaron sus lenguas. Luego, cortaron sus vientres con piedras afiladas, dejando caer sus entrañas al suelo. Finalmente, las decapitaron.
Treintaidós Vírgenes Mártires más (otras fuentes mencionan treinta y cinco) sufrieron horribles torturas y murieron a filo de espada, tras lo cual sus cuerpos fueron arrojados a las fieras.
Además de éstas Santas Vírgenes Mártires, setenta hombres que se ocultaban en la región también sufrieron el martirio.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2025). Martyrs Rhipsime and Gaiane of Armenia and Those With Them. New York, Estados Unidos: OCA.
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