conmemorado el 23 de octubre.
El Santo Apóstol Santiago, Hermano del Señor Nuestro Dios (Adelphotheos) era hijo del Justo José, el Desposado de la Santísima Madre de Dios (26 de diciembre). Desde sus primeros años Santiago fue nazareno, un hombre especialmente dedicado a Dios. Los nazarenos hacían el voto de preservar su virginidad, abstenerse de vino, abstenerse de comer carne y no cortarse el cabello. El voto de los nazarenos simbolizaba una vida de santidad y pureza, mandada antiguamente por el Señor para todo Israel. Cuando el Salvador comenzó a enseñar al pueblo sobre el Reino de Dios, Santiago creyó en Cristo y se convirtió en Su apóstol. Fue elegido como el primer obispo de Jerusalén.
Santiago presidió el Concilio de Jerusalén y su palabra fue decisiva (Hch 15). En sus treinta años como obispo, Santiago convirtió a muchos de los judíos al cristianismo. Molestos por esto, los fariseos y los escribas conspiraron conjuntamente para asesinar a Santiago. Condujeron al santo al pináculo del Templo de Jerusalén y le preguntaron qué pensaba de Jesús. El santo Apóstol comenzó a dar testimonio de que Cristo es el Mesías, lo cual distaba de la respuesta que esperaban los fariseos. Indignados, los maestros judíos lo lanzaron del techo. El santo no expiró acto seguido, sino que, reuniendo su último aliento, oró al Señor por sus enemigos mientras lo apedreaban. El martirio de Santiago se produjo hacia el año 63 d.C.
El santo Apóstol Santiago compuso una Divina Liturgia, que formó la base de las Liturgias de los Santos Basilio el Grande y Juan Crisóstomo. La Iglesia ha conservado una Epístola de Santiago, uno de los libros del Nuevo Testamento.
En 1853, el patriarca Hieroteo de Alejandría envió a Moscú una parte de las reliquias del Santo Apóstol Santiago. La Iglesia distingue entre el santo Apóstol Santiago el Hermano de Dios, y Santiago el hijo de Zebedeo (30 de abril) y Santiago el hijo de Alfeo (9 de octubre).
REFERENCIAS
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