SANTO CREYENTE DE LA VERDAD TEODORO, PRÍNCIPE DE SMOLENSK, Y SUS HIJOS SANTOS DAVID Y CONSTANTINO
- monasteriodelasant6
- 19 sept
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conmemorado el 19 de septiembre.

El Santo Creyente de la Verdad (ru. Благоверный) Príncipe de Smolensk y Yaroslavl (ru. Ярославль), Teodoro Rostislávich el “Negro” (ru. Фёдор Ростиславич “Чёрный”, que quiere decir, “negro” u “oscuro”), nació en una época terrible para la Rus’: la invasión mongola de 1237-1239. En el Santo Bautismo recibió el nombre del Santo Gran Mártir Teodoro Stratelates (8 de febrero), particularmente estimado por los príncipes guerreros rusos.
El niño Teodoro no se hallaba en la ciudad cuando, gracias a las oraciones de la Santísima Theotokos, el Santo Mártir Mercurio (24 de noviembre) libró a Smolensk de ser capturada por Batu en el año 1239. Lo habían llevado y escondido en un sitio seguro durante la guerra. En 1240, su padre, el príncipe Rostislav falleció. Era bisnieto del Santo Príncipe Rostislav de Smolensk y Kiev (14 de marzo).
Sus hermanos mayores, herederos, se repartieron las tierras de su padre, asignando al niño Teodoro la pequeña propiedad de Mozhaysk (ru. Можайск), donde pasó su infancia, estudiando las Sagradas Escrituras, los servicios religiosos y la ciencia militar. El príncipe Teodoro fue célebre por sus proezas militares.
En el año 1260, el príncipe Teodoro se casó con Anastasia (ru. Анастасия) Vasilievna, hija del Santo Príncipe Basilio de Yaroslavl (3 de julio), convirtiéndose, así, en príncipe de Yaroslavl. Concibieron un hijo llamado Miguel (ru. Михаил), pero san Teodoro enviudó pronto. Dedicó gran parte de su tiempo a campañas militares, y su hijo fue criado por su suegra, la princesa Xenia (ru. Ксения).
En el año 1277, las fuerzas aliadas de los príncipes rusos, en unión con las fuerzas tártaras, participaron en una campaña en territorio osetio y en la toma de su famosa ciudad, Tetiakov. En ésta guerra, las fuerzas aliadas obtuvieron una victoria completa. Desde la época de Santo Príncipe Aleksándr Nevsky (23 de noviembre), los kanes de la Horda de Oro, conociendo el inquebrantable brío espiritual y militar de la Rus’ ortodoxa, se vieron obligados a cambiar de actitud. Comenzaron a atraer a los príncipes rusos a alianzas, y los kanes recurrieron a ellos en busca de ayuda militar.
La iglesia rusa aprovechó éstas relaciones providencialmente mejoradas para la educación cristiana de los extranjeros. Ya en el año 1261, gracias a los esfuerzos del Santo Príncipe Aleksándr Nevsky y el Metropolitano Cirilo III en Sarai, capital de la Horda de Oro, se estableció una diócesis de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
En el año 1276, un Concilio de Constantinopla presidido por el patriarca Ioánnis Bekkos (1275-1282) respondió a las preguntas del obispo ruso Teognosto de Sarai sobre el orden para bautizar a los tártaros y también para recibir a los cristianos monofisitas y nestorianos de entre ellos en la ortodoxia.
Durante éstos años, el príncipe Teodoro permaneció en la Horda. Tras distinguirse por sus hazañas militares en la campaña de Osetia, se ganó la admiración del kan Mengu-Temir, quien reverenciaba a la Iglesia Ortodoxa y, como kan, emitió el primer decreto que eximía a la iglesia de impuestos en favor del Metropolitano Cirilo.
Las Crónicas dicen: “El emperador Mengu-Temir y su emperatriz apreciaban al príncipe Teodoro Rostislávich y no deseaban permitirle regresar a la Rus’ debido a su valentía y la belleza de su rostro”.
El Santo Príncipe Teodoro permaneció tres años en la Horda. Finalmente, “el emperador lo despidió con grandes honores” y el príncipe volvió a Yaroslavl. Su esposa Anastasia ya había fallecido, y en la ciudad gobernaba la princesa Xenia con su nieto Miguel. El pueblo de Yaroslavl no recibió al príncipe que retornaba de la Horda, “no le permitió entrar en la ciudad, diciendo: ‘Esta es la ciudad de la princesa Xenia, y Miguel es nuestro príncipe’”.
San Teodoro tuvo que regresar a la Horda. La emperatriz, esposa del kan Mengu-Temir, “le tenía un gran cariño y deseaba que se casara con su propia hija”. Dicho matrimonio tuvo una enorme importancia para Rusia. Durante mucho tiempo, el kan se opuso, considerando a los príncipes rusos como meros vasallos o súbditos.
Dar a su hija en matrimonio a un príncipe ruso significaba reconocerlo como un igual. Más importante aún, significaba que el kan reconocería la primacía de la ortodoxia, ya que antes de la boda, la princesa tártara debía recibir el Santo Bautismo. El kan accedió, pues una alianza con Rusia era muy importante para él, y ordenó que su hija fuera entregada al príncipe Teodoro, que fuera bautizada primero y que no se insultara la fe ortodoxa. Así, san Teodoro se casó con la hija del poderoso kan, quien recibió el nombre de Anna en el Bautismo. El emperador lo tenía en gran estima y ordenó que se sentara frente a él, erigió un palacio en su honor y le dio príncipes y nobles en su séquito.
Allí, en la Horda de Oro, nacieron los Santos Príncipes David y Constantino, hijos de san Teodoro. La enorme influencia que san Teodoro adquirió en la Horda la utilizó para la gloria de la tierra y de la iglesia rusas. La ortodoxia cobró fuerza entre los tártaros, y la Horda comenzó a adoptar la usanza, la moral y la piedad rusas. Comerciantes, arquitectos y artesanos rusos llevaron la cultura rusa a las orillas del Don, el Volga, los Urales e incluso a la propia Mongolia. De éste período, los arqueólogos encuentran iconos ortodoxos, cruces y lámparas por todos los antiguos territorios de la Horda de Oro, que desde entonces forman parte de Rusia. Así comenzó un gran movimiento misionero de la iglesia rusa hacia Oriente, y la iluminación de todas las tribus con la luz de la verdad evangélica hasta el Gran Océano (es decir, el Pacífico). Los príncipes ortodoxos rusos y sus séquitos, participando como aliados en las campañas mongolas, conocieron y se familiarizaron con las vastas extensiones de Asia, Siberia y el Lejano Oriente. En el año 1330, más de treinta años después de la dormición de san Teodoro, las crónicas chinas mencionan rusos en Pekín.
San Teodoro vivió en Sarai hasta el año 1290, cuando “le llegó la noticia de la Rus’, de la ciudad de Yaroslavl, de que su primer hijo, el príncipe Miguel, había muerto”. Tras obsequiar al príncipe con finos regalos y un gran séquito, el kan lo envió de vuelta a la Rus’. Nuevamente se convirtió en príncipe en Yaroslavl. San Teodoro comenzó a preocuparse con celo por fortalecer y edificar su ciudad y su principado. El Santo Príncipe sentía un amor especial por el Monasterio de la Transfiguración del Señor.
Su fama resonó por toda Rusia, y todos los príncipes buscaron amistad y alianzas con él. Pero, sobre todo, sentía un gran afecto por el hijo de Aleksándr Nevsky, Andrés Aleksándrovich, apoyándolo en todas sus empresas. Cuando el príncipe Andrés se convirtió en Gran Príncipe de Vladímir, lo acompañó en campañas militares. Se alegraba por su victoria y lamentaba su derrota. En 1296, estalló una sangrienta guerra fratricida entre dos grupos de príncipes: por un lado, san Teodoro y el Gran Príncipe Andrés, y por el otro, san Miguel de Tver (22 de noviembre) y san Daniel de Moscú (4 de marzo). Mas, con ayuda de Dios, el derramamiento de sangre se evitó con éxito.
En una reunión de los príncipes (en 1296), el obispo Simeón de Vladimir y el obispo Ismael de Sarai lograron la paz para ambos bandos. El hecho de que el Santo Príncipe Teodoro y el obispo Ismael participaran en la reunión demuestra que san Teodoro empleó todo su talento diplomático e influencia en la Horda para establecer la paz en la tierra rusa.
Los lazos de san Teodoro el Negro con sus orígenes de Smolensk no se rompieron, aunque le habría sido difícil ser príncipe de Smolensk. Así, en el año 1297, san Teodoro emprendió una campaña hacia Smolensk para reclamar sus legítimos derechos sobre el principado de Smolensk, usurpado por sus sobrinos. Sin embargo, no tomó la ciudad ni volvió a ser príncipe de Smolensk.
Poco después de esta campaña, el Santo Príncipe guerrero enfermó. El 18 de septiembre de 1299, el Santo ordenó que lo llevaran al Monasterio de la Transfiguración del Salvador, donde recibió la tonsura monástica. Hacia el final del ritual, san Teodoro pidió que se interrumpiera el servicio. Con la bendición del Higúmeno, y para conceder su deseo al príncipe moribundo, lo llevaron al patio del Monasterio, donde ya se había reunido una multitud proveniente del poblado de Yaroslav. “Y el príncipe se arrepintió ante todo el pueblo, si había pecado o albergado rencor contra alguien. Bendijo a todos los que habían pecado contra él o le habían mostrado enemistad, y les pidió perdón. Aceptó la responsabilidad de todas sus obras ante Dios y los hombres”. Solo después de ésto, el humilde guerrero logró su deseo de terminar su inusual y atribulada vida aceptando el esquema angelical.
Durante toda la noche, el Higúmeno y los hermanos oraron por el Santo Príncipe. A la segunda hora de la noche comenzaron a tocar la campana para los maitines. San Teodoro permaneció en silencio en su lecho de monje y recibió los Santos Misterios de Cristo. Cuando los monjes comenzaron el tercer “Gloria” del Salterio, hizo la señal de la cruz y entregó su alma al Señor. Su apariencia en el sepulcro fue extraordinaria: “Maravillosa era la apariencia del bendito. Yacía en el lecho no como un muerto, sino como un vivo. Su rostro brillaba como los rayos del sol, adornado por su venerable cabello gris, testimonio de su pureza de alma y su benevolencia”.
Después de él, su hijo san David (+ 1321) reinó en Yaroslavl. El segundo de sus hijos, Constantino, aparentemente había fallecido antes. La veneración eclesiástica del Santo Príncipe Teodoro en la región de Yaroslavl comenzó poco después de que durmiera en el Señor. Entre 1322 y 1327, el obispo Prócoro de Rostov encargó el famoso Evangelio de Teodorov, adornado con miniaturas, en memoria de san Teodoro. Anteriormente, el obispo Prócoro había sido abad del Monasterio de la Transfiguración del Salvador en Yaroslavl. De hecho, conoció personalmente al Santo Príncipe y presenció su tonsura y arrepentimiento público ante el pueblo. Los historiadores creen que las finas miniaturas cosidas en éste precioso manuscrito provenían de un Evangelio anterior que pertenecía al propio san Teodoro, quien lo trajo consigo a Yaroslavl como bendición desde su natal Smolensk.
El día 05 de marzo de 1463, se descubrieron en Yaroslavl las reliquias del Santo Príncipe Teodoro y sus hijos, David y Constantino. El cronista, testigo presencial del suceso, registró ese año: “En la ciudad de Yaroslavl, en el Monasterio del Santo Salvador, exhumaron a tres Grandes Príncipes: el príncipe Teodoro Rostislávich y sus hijos David y Constantino, y los condujeron a la superficie. El Gran Príncipe Teodoro era un hombre de gran estatura, y colocaron a sus hijos David y Constantino a su lado. Su estatura era menor que la de él. Habían yacido en una sola tumba”.
La apariencia física del Santo Príncipe impresionó tanto a los testigos oculares y a los presentes en el descubrimiento de las reliquias, que un relato de ello fue incluido en el Prólogo (Vidas de Santos) en la Vida de san Teodoro, y también en el texto del Manual para Iconógrafos.
La Vida del Santo Príncipe Teodoro el Negro fue escrita poco después del descubrimiento de las reliquias por el Hieromonje Antonio del Monasterio del Salvador de Yaroslavl, con la bendición del Metropolitano Felipe de Moscú y de Toda Rusia. Otra versión de su Vida fue escrita por Andrés Yuriev en el Monasterio de San Cirilo del Lago Blanco. Una tercera, más detallada, Vida de San Teodoro se incluyó en el “Libro de Rangos de la Genealogía Imperial”, compilado bajo el zar Iván el Terrible y el Metropolitano Macario.
El pueblo ruso compuso cánticos espirituales sobre el Santo Creyente de la Verdad, Príncipe Teodoro, que cantaron a lo largo de los siglos en sus “desvalidos peregrinajes”. Sus versos glorifican la piedad y el discernimiento del Santo, su beneficencia y bondad, y su preocupación por la edificación y la decoración de iglesias. La complejidad de los destinos históricos, la crudeza de la época, la multitud de adversarios (no personales, sino enemigos de Rusia y de la Iglesia), nos revelan las grandes hazañas de los santos constructores de la tierra rusa.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2025). Saint Theodore, Prince of Smolensk and Yaroslav, and his sons Saints David and Constantine. New York, Estados Unidos: OCA.
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