conmemorados el 21 de mayo.
La Iglesia llama a san Constantino (306-337) “el Igual de los Apóstoles”, y los historiadores lo llaman “el Grande”. Fue hijo del césar Flavio Valerio Constancio I (305-306), quien gobernó las tierras de la Galia y Britania. Su madre fue Santa Elena, cristiana de origen humilde.
En aquel tiempo, el inmenso Imperio Romano estaba dividido en mitades occidental y oriental, gobernado por dos emperadores independientes y sus gobernantes llamados “césares”. Constancio Cloro fue césar en el Imperio Romano Occidental. San Constantino nació en 274, posiblemente en Nish en Serbia. En el año 294, Constancio se divorció de Elena para avanzar en su ambición política casándose con una dama de noble rango. Tras convertirse en emperador, Constantino mostró a su madre un gran honor y respeto, otorgándole el título imperial de “Augusta”.
Constantino, el futuro gobernante del entero Imperio Romano, fue criado para respetar el cristianismo. Su padre no persiguió a los cristianos en las tierras que gobernó. Ésto fue en un tiempo en que los cristianos fueron perseguidos en todo el Imperio Romano por los emperadores Diocleciano (284-305) y sus gobernantes Maximiano Galerio (305-311) en Oriente, y el emperador Maximiano Hércules (284-305) en Occidente.
Después de la muerte de Constancio Cloro en el año 306, Constantino fue aclamado por el ejército en York como emperador de la Galia y Britania. El primer acto del nuevo emperador fue conceder la libertad para practicar el cristianismo en las tierras a él sujetas. El pagano Maximiano Galerio en Oriente y el feroz tirano Majencio en Occidente odiaban a Constantino y conspiraron para derrocarlo y asesinarlo, pero Constantino los venció en una serie de batallas, derrotando a sus oponentes con la ayuda de Dios. Oró a Dios para que le diera una señal que inspirara a su ejército a luchar con valentía, y el Señor le mostró una radiante Señal de la Cruz en los cielos con la inscripción “Con ésta Señal, vencerás”.
Después de que Constantino se convirtió en el solo gobernante del Imperio Romano Occidental, emitió el Edicto de Milán en el año 313, el cual garantizaba la libertad religiosa para los cristianos. Santa Elena, que era cristiana, pudo haberlo influido en tal decisión.
En 323, cuando se convirtió en el único gobernante de todo el Imperio Romano, extendió las disposiciones del Edicto de Milán a la mitad oriental del Imperio. Después de trescientos años de persecución, los cristianos finalmente pudieron practicar su fe sin temor.
Renunciando al paganismo, el Emperador no permitió que su capital permaneciera en la antigua Roma, antiguo centro del reino pagano. Trasladó su capital al este, a la ciudad de Bizancio, que pasó a llamarse Constantinopla ─la ciudad de Constantino (11 de mayo). Constantino estaba profundamente convencido de que solo el cristianismo podía unificar el inmenso Imperio Romano con sus diversos pueblos. Apoyó a la Iglesia en todos los sentidos. Llamó a los confesores cristianos del destierro, construyó iglesias y mostró preocupación por el clero.
El emperador reverenciaba profundamente la Señal de la Cruz del Señor, portadora de la victoria, y deseaba encontrar la Cruz verdadera en la que fue crucificado nuestro Señor Jesucristo. Con éste propósito envió a su propia madre, la Santa Emperatriz Elena, a Jerusalén, otorgándole tanto poder como bienes. El patriarca Macario de Jerusalén y santa Elena emprendieron la búsqueda, y por voluntad de Dios, la Cruz Creadora de Vida fue descubierta milagrosamente en el año 326. La Iglesia Ortodoxa conmemora el Descubrimiento de la Preciosa Cruz y los Preciosos Clavos por la Santa Emperatriz Elena el 6 de marzo.
Mientras permaneció en Palestina, la Santa Emperatriz Elena obró grandemente en beneficio de la Iglesia. Ordenó que todos los lugares relacionados con la vida terrenal del Señor y Su Madre Purísima, quedaran libres de todo rastro de paganismo, y ordenó que se construyeran iglesias en éstos lugares.
El emperador Constantino ordenó que se construyera sobre su tumba una magnífica iglesia en honor a la Resurrección de Cristo. Santa Elena entregó la Cruz Creadora de Vida al Patriarca para que la custodiara, y tomó parte de la Cruz con ella para el emperador. Después de repartir generosas limosnas en Jerusalén y dar de comer a los necesitados (a veces incluso ella misma les servía), la Santa Emperatriz Elena volvió a Constantinopla, donde murió en el año 327.
Debido a sus grandes servicios a la Iglesia y sus esfuerzos por encontrar la Cruz Creadora de Vida, la emperatriz Elena es llamada “la Igual de los Apóstoles”.
El estado pacífico de la Iglesia Cristiana fue perturbado por disputas, disensiones y herejías que aparecieron dentro de la Iglesia. Ya al comienzo del reinado de san Constantino habían surgido en Occidente las herejías de los donatistas y los novacianos. Exigieron un segundo bautismo para los que habían caído durante las persecuciones contra los cristianos. Éstas herejías, repudiadas por dos concilios locales de la Iglesia, fueron finalmente condenadas en el Concilio de Milán en 316.
Particularmente gravoso para la Iglesia fue el surgimiento de la herejía arriana en Oriente, que negaba la naturaleza divina del Hijo de Dios y enseñaba que Jesucristo era una mera criatura. Por orden del emperador, se convocó el Primer Concilio Ecuménico en la ciudad de Nicea en el año 325.
A éste Concilio asistieron 318 obispos. Entre sus participantes había confesores-obispos del período de las persecuciones y muchas otras luminarias de la Iglesia, entre las que se encontraba san Nicolás de Mira en Licia. El emperador estuvo presente en las sesiones del Concilio. Se condenó la herejía de Arrio y se compuso un Símbolo de Fe (Credo), en el que se incluyó el término “consustancial al Padre” ante la insistencia del emperador, confirmando la verdad de la divinidad de Jesucristo, Quien asumió la naturaleza humana. para la redención de la entera humanidad.
Después del Concilio de Nicea, san Constantino continuó con su activo papel en favor de la Iglesia. Aceptó el Santo Bautismo en su lecho de muerte, habiéndose preparado para él toda su vida. San Constantino murió el día de Pentecostés del año 337 y fue sepultado en la iglesia de los Santos Apóstoles, en una cripta que él mismo había preparado.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Equal of the Apostles and Emperor Constantine with his Mother Helen. New York, Estados Unidos: OCA.
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