SANTO MÁRTIR POTITUS DE CERDEÑA
- monasteriodelasant6
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conmemorado el 1° de julio.

El Santo Mártir Potitus nació en Cerdeña y vivió durante el reinado de Antonino Pío (138-161). Habiéndose familiarizado con la enseñanza cristiana, el joven Potitus creyó en el Dios verdadero y recibió el Santo Bautismo alrededor de los trece años. Cuando se enteró de ésto, su padre pagano Hylas se molestó mucho y trató, primero con súplicas y luego con amenazas, de disuadir a su hijo de su fe en Cristo el Salvador, pero sus esfuerzos fueron en vano. Como castigo, encerró a Potitus en una habitación de la casa, dejándole sin alimento ni bebida.
Al día siguiente tuvo lugar una conversación entre Hylas y Potitus sobre la verdad de la fe cristiana y el error de la idolatría. Impresionado por la firmeza de fe del niño, el padre también llegó a creer en el Hijo de Dios y se convirtió en cristiano.
Potitus luego viajó a las montañas de Epiro, donde tuvo muchas visiones y enfrentó muchas tentaciones del diablo. Allí se le apareció un ángel del Señor y le informó que sufriría el martirio por la fe. También instruyó a Potitus para que evitara los vicios y le advirtió que sufriría muchas tentaciones y los engaños de los demonios.
Un día apareció un demonio en la forma de nuestro Señor Jesucristo, hermoso y venerable, y al principio Potitus pensó que en verdad podía ser el Señor. Pero luego, movido por la humildad, recordó su propia miseria y pensó por qué se le aparecería el Señor. El demonio en la forma del Señor le dijo a Potitus que relajara sus austeridades y regresara a la casa de su padre, donde abundaban el alimento y el agua. Potitus respondió pidiendo al espíritu que orara con él, y notó que uno de los pies del espíritu tenía una forma peculiar y no tocaba el suelo. Luego recordó la advertencia del ángel y, horrorizado, pidió a Dios que lo diera fuerzas.
Inmediatamente el demonio cambió de apariencia y adquirió una estatura gigantesca, con una cabeza horrible. Potitus se animó y sopló sobre la criatura, diciendo: “Vete, Satanás, porque está escrito que adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás”.
El demonio tomó entonces la forma de un enorme toro que bramaba como un trueno y trató de ahuyentar al joven de su cueva. Mas cuando Potitus se santigüó, el toro se retorció de dolor y gritó: “¡Oh Potitus, despídeme! ¿Por qué torturarme con esa señal? ¡Oh, cómo ardo!”. Potitus luego hizo que el diablo jurara que jamás dañaría a otro cristiano, y con el consentimiento del diablo, Potitus lo liberó, pero el diablo fue y tomó posesión de la hija pagana del emperador.
Desde Epiro, Potitus partió hacia Valeria en Cerdeña. Hambriento y fatigado, se sentó en el Foro y contempló la hermosa y magnífica ciudad envuelta en una nube de oscuridad debido a su idolatría. Se decidió a retirar ésta nube que se cernía sobre la ciudad, usando el nombre del Señor Jesús Cristo para obrar milagros de curación para que muchos llegaran a creer en el Señor.
En Valeria vivía la ilustre Kyriaké, esposa de un senador; estaba enferma de lepra. Cuando Potitus se enteró de su aflicción mediante el esposo de ella, éste le preguntó si podía curarla. El Santo se presentó, y declaró que, si ella creía en Cristo, sería sanada. La mujer aceptó el Santo Bautismo e inmediatamente fue sanada. Al contemplar tal milagro, su esposo y toda su familia creyeron en Cristo y también recibieron el Santo Bautismo. De hecho, su biografía nos dice que éste solo milagro fue la causa de la conversión de la mitad de la ciudad.
Después de ésto, el Santo partió de Valeria debido a su creciente notoriedad, se instaló en el monte Gargano en la provincia de Foggia y vivió en soledad entre los animales. Allí lo encontraron los siervos del emperador Antonino, cuya hija Agnes (gr. Ἁγνή, “Hagne”, “Agnes”, “Inés”) estaba poseída por un demonio. El espíritu maligno la atormentó tanto que se convirtió en objeto de terror para toda su casa. Soltaba los gritos más terribles, en la mesa era levantada de los cabellos como por una mano invisible y la soltaban para caer violentamente, y despedazaban todos los adornos del palacio. En vano el emperador ofreció sacrificios a Júpiter en su nombre, porque ésto hacía reír al demonio a través de Agnes, el cual, así mismo, se gloriaba en los sacrificios que él emperador le ofreció. A través de los labios de la doncella, el diablo dijo que saldría de ella solo si Potitus venía, y ella reveló dónde se podía encontrar. Antonino atribuyó ésto como una revelación de los dioses, por lo que envió por el joven Potitus, pensando que era un mago. Condujeron al Santo joven al emperador, y cuando vio que era simplemente un niño de trece o catorce años, y, además, cristiano, se sintió perturbado, pero también desesperado por la curación de su hija.
Agnes fue presentada a Potitus, y salió luciendo como un esqueleto, con ojos enrojecidos y salvajes, pero tan débil que apenas podía mantenerse en pie. Al ver a Potitus, tembló y gritó: “¡Es Potitus!”. El joven se acercó a ella, oró, ordenó al espíritu que se apartara de la niña y luego sopló sobre ella. Inmediatamente Agnes fue arrojada al suelo como muerta, y todo el palacio tembló. Entonces todos notaron que una criatura horrible, como un dragón, salía volando por la ventana. La habitación se llenó de un hedor a fuego y azufre. La jovial belleza de Agnes volvió a ella y revivió por completo. Pero en vez de estar agradecido, el emperador trató al Santo con una crueldad inhumana. El emperador quería atribuir el milagro a los dioses falsos a los que adoraba, pero Potitus insistió en que fue solo a través del poder de Jesús Cristo. Por su firme confesión de fe en Cristo Salvador, y por su negativa a ofrecer sacrificios a los dioses paganos, a quienes el emperador imputaba la curación de su hija, se ordenó que el Santo fuera torturado.
Primero, Potitus fue despojado y azotado con gruesos palos. Luego, después de que Potitus rompiera en pedazos una estatua de Apolo con solo unas palabras de oración de sus labios, fue llevado al Coliseo Romano y presentado ante el emperador medio desnudo y encadenado. Más tarde fue torturado en la rueda, con la esperanza del emperador de quebrar cada hueso del cuerpo del joven. Pero Potitus soportó todo tormento con gozo, y ésto asombró al pueblo. Entonces, fueron soltadas bestias salvajes sobre él, pero se reunieron a su alrededor y lamieron sus pies. Luego envió a cuatro gladiadores para matarlo, pero un ángel del Señor impidió que lo abatieran. Cansados de intentarlo, se rindieron.
Luego se preparó una cruel tortura nunca antes vista: un par de pinzas con dos grandes púas, que estaban destinadas a atravesar la cabeza y unirse dentro del cerebro, para que no hubiera posibilidad de vivir tras tal tormento. La gente enmudeció al contemplar éste instrumento de tortura, pero Potitus ofreció libremente su cabeza a los verdugos. Mientras aplicaban el instrumento en la cabeza, el joven oró y se lo quitó de manera invisible y lo colocó sobre la cabeza del emperador. El emperador gritó de dolor y pidió a Potitus que lo liberara. Entonces Agnes fue y se postró a los pies de Potitus y pidió ser bautizada. Potitus luego pidió agua e hizo bautizar a Agnes ante toda la gente del Coliseo. Tan pronto como fue bautizada, las terribles púas cayeron de la cabeza del emperador. Luego, por deseo del bendito Potitus, el emperador lo hizo decapitar. Dos mil personas se convirtieron al cristianismo ese día, después de contemplar las cosas más extraordinarias que jamás habían visto.
Se desconoce dónde fue enterrado Potitus. En el siglo XI, sin embargo, sus sagradas reliquias fueron descubiertas debajo de una antigua iglesia en Cerdeña. Aunque el sarcófago no tenía nombre para identificar las reliquias, junto a su cuerpo se colocó el instrumento con el que fue torturado en el Coliseo de Roma, que milagrosamente se trasladó a la cabeza del emperador. Dado que no hubo otro mártir de Cerdeña torturado de ésta manera, se asumió que eran las reliquias del Santo Mártir Potitus. Además, existía una vieja tradición que decía que lo habían enterrado debajo de ésta iglesia. Éste descubrimiento confirmó para muchos las luchas mártires del Santo.
En cuanto a Agnes, siguió siendo una fiel cristiana, pero no murió como mártir. Porque Antonino vio algo sobrenatural en su hija, y estaba asombrado de ella y la veneraba. Ella permaneció inmaculada ante todo el lujo y la vanidad de la corte pagana, y se le permitió practicar libremente su fe cristiana. Unos años después de su curación, reposó en paz, en el palacio imperial.
REFERENCIAS
La Ortodoxia es la Verdad. (2025). Santo Mártir Potitus de Sardinia en Cerdeña. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
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