conmemorado el 15 de enero.
El Venerable Pablo de Tebas nació en Egipto alrededor del año 227 en la Tebaida de Egipto. Habiendo quedado huérfano, padeció numerosos ultrajes de parte de un pariente codicioso por razón de su herencia. Durante la persecución contra los cristianos bajo el emperador Decio (249-251), san Pablo conoció el insidioso plan de su cuñado para entregarlo en manos de los perseguidores, razón por la cual huyó de la ciudad y marchó hacia el desierto.
Asentado en una cueva de la montaña, san Pablo vivió allí durante noventa y un años, orando incesantemente a Dios, así de día como de noche. Se sustentaba con dátiles y pan, que un cuervo le traía, y vestía con hojas de palma.
San Antonio el Grande (17 de enero), quien también viviera como asceta en el desierto de Tebaida, tuvo una revelación de Dios sobre san Pablo. San Antonio pensó que no había otro habitante del desierto como él. Así pues, Dios le dijo: “Antonio, hay un siervo de Dios más excelente que tú, y debes ir a verlo”.
San Antonio marchó hacia el desierto y arribó a la cueva de san Pablo. Cayendo al suelo ante la entrada de la cueva, pidió ser admitido. Los Ancianos se presentaron y luego se abrazaron. Conversaron durante la noche, y san Antonio reveló cómo Dios lo había llevado allí. San Pablo le reveló a san Antonio que durante sesenta años un ave le había traído cada día media hogaza de pan. Ahora el Señor había enviado una doble porción en honor a la visita de san Antonio. A la mañana siguiente, san Pablo le habló a Antonio de su cercana muerte y le solicitó que lo enterrara. También pidió a san Antonio que volviera a su monasterio y le trajera el manto que había recibido de san Atanasio. Realmente no requería vestido, sino que deseaba partir de su cuerpo mientras san Antonio estaba ausente.
Cuando volvía con el manto, san Antonio vio el alma de san Pablo rodeada de ángeles, profetas y apóstoles, resplandeciente como el sol y ascendiendo hacia Dios. Entró en la cueva y encontró a Abba Pablo de rodillas con los brazos extendidos. San Antonio hizo duelo por él y lo envolvió en el manto. Se preguntó cómo enterraría el cuerpo, porque no había recordado traer una pala. Dos leones vinieron corriendo del desierto y cavaron una tumba con sus garras.
San Antonio enterró al santo Anciano, y tomó su manto de hojas de palma, luego regresó a su propio monasterio. San Antonio conservó esta vestidura como una herencia preciada, y la vestía sólo dos veces al año, en Pascua y Pentecostés.
San Pablo de Tebas murió en el año 341, cuando tenía 113 años. No estableció un solo monasterio, pero poco después de su reposo surgieron muchos quienes desearon imitar su vida, y llenaron el desierto de monasterios. San Pablo es honrado como el primer habitante del desierto y ermitaño.
En el siglo XII las reliquias de san Pablo fueron trasladadas a Constantinopla y colocadas en el monasterio de la Theotokos Peribleptos, por orden del emperador Manuel (1143-1180). Más tarde, fueron llevados a Venecia, y finalmente a Hungría, en Ofa. Parte de su cabeza está en Roma.
San Pablo de Tebas, cuya Vida fue escrita por san Jerónimo, no debe confundirse con san Pablo el Simple (4 de octubre).
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Venerable Paul of Thebes. New York, Estados Unidos: OCA.
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