conmemorado el 23 de enero.

El Venerable Salamanes (gr. Σαλαμάνης) el hesicasta (también nombrado “el silencioso”) provino de la ciudad de Kapersana (gr. Καπερσανά) en Siria, en la orilla occidental del río Éufrates. Por cuanto amaba la vida solitaria, holló la vía monástica, erigiendo su celda cerca del Éufrates.
El obispo de la ciudad, informado de la virtud del Venerable, acudió a verlo para ordenarlo presbítero. Al arribar a la celda del Santo, el Archipastor lo pidió remover parte del muro para poder entrar. El obispo le habló de la gracia del sacerdocio, pero durante su estadía en la celda, el jerarca no escuchó ni una sola palabra del Santo. Por lo tanto, partió, tras mandarlo reconstruir el muro.
San Salamanes se contentaba con el silencio, la oración y el estudio de la Palabra de Dios. Así, consolado por Dios, condujo las almas de sus semejantes hacia Cristo.
En el Sinaxario se dice que algunos de los pobladores del sitio donde nació san Salamanes visitaron su celda porque deseaban que viviera cerca de ellos. Él no protestó por sus actos ni estuvo de acuerdo con ellos, sino que guardó silencio. Entonces lo tomaron y lo llevaron al pueblo, donde construyeron una celda similar a la antigua y lo encerraron dentro. Una vez más, el Santo permaneció en ésta celda en silencio y oración.
Algunos días después, unas personas arribaron de noche desde un pueblo al otro lado del río, tomaron al Santo y lo llevaron a su pueblo. Él no se opuso ni estuvo de acuerdo cuando se lo llevaron. Pronto los habitantes del pueblo al otro lado del río llegaron de noche a su nueva morada y lo oyeron orar, diciendo: “Oh Señor Jesucristo, ten piedad de mí y de todos los siervos de Tu nombre, y de los que te adoran a Ti, nuestro verdadero Dios”.
San Salamanes había muerto para el mundo, buscando únicamente obedecer la voluntad de Dios. Por eso, pudo decir con san Pablo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Ga 2:20).
El Venerable Salamanes jamás interrumpió su voto de silencio, conversando únicamente con Dios. La Iglesia Ortodoxa lo honra como el primero entre los Santos que abrazó el silencio absoluto, que preservó hasta su dormición el Señor († ca. 400).
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2025). Saint Salamanes the Silent of the Euphrates. New York, Estados Unidos: OCA.
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