conmemorada el 24 de enero.
La Venerable Xenia de Roma, en el mundo nombrada Eusebia, era la hija única de un eminente senador romano. Desde su juventud amaba a Dios y deseaba evitar el matrimonio que se había dispuesto para ella. En secreto, dejó la casa de sus padres con dos siervas dedicadas a ella y se embarcó en una nave. Por providencia de Dios conoció al director del monasterio del Santo Apóstol Andrés en Milassa, ciudad de Caria (Asia Menor). Ella le suplicó que la llevara a ella y a sus acompañantes a Milassa. Asimismo, cambió su nombre, llamándose a sí misma Xenia (que significa “extraña” o “extranjera” en griego].
En Milassa compró un terreno, construyó una iglesia dedicada a San Esteban y fundó un monasterio de mujeres. Poco después de esto, el obispo Pablo de Milassa ordenó como diaconisa a Xenia, por razón de su virtuosa vida. La Venerable Santa ayudó a todos: para los desposeídos, fue una bienhechora; para los afligidos, una consoladora; para los pecadores, una guía hacia el arrepentimiento. Poseía una profunda humildad, considerándose a sí misma la peor y la más pecadora de todas.
En su obra ascética se guio por el consejo del asceta palestino san Eutimio. La intachable vida de Santa Xenia atrajo a muchas almas a Cristo. La Santa Virgen murió en el año 450 mientras oraba. Durante su funeral, una luminosa corona de estrellas en torno a una cruz radiante apareció en los cielos sobre el monasterio. Este signo acompañó el cuerpo de la Santa cuando fue llevado a la ciudad, permaneciendo hasta su entierro. Muchos enfermos recibieron la curación después de tocar las reliquias de la Santa.
Tras la muerte de Santa Xenia, primero descansó una de sus siervas, luego la otra. Fueron enterradas a los pies de la Santa.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Venerable Xenia of Rome, and her two female servants. New York, Estados Unidos: OCA.
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