conmemorados el 6 de febrero.
Los Venerables Barsanufio el Grande y Juan el Profeta vivieron en el siglo VI durante el reinado del emperador Justiniano I (483-565). Vivieron en ascetismo en el Monasterio de Abba Seridos en Palestina, cerca de la ciudad de Gaza.
San Barsanufio nació en Egipto (se desconoce el año de su nacimiento). Desde su juventud se condujo en la vida ascética. Al llegar al Monasterio cenobítico de Abba Seridos, construyó una pequeña celda fuera del Monasterio. Aquí vivió en soledad.
Posteriormente, san Juan, discípulo de San Barsanufio, vivió en ésta celda durante dieciocho años hasta su muerte. San Juan imitó a su enseñante en el silencio, en la obra ascética y en la virtud. Debido a su don de clarividencia, se lo conocía como “el Profeta”.
Pasado cierto tiempo, san Barsanufio construyó otra celda cerca del Monasterio. Al inicio de su vida en soledad, el Monasterio lo enviaba sólo tres hogazas de pan por semana. Vivió durante cincuenta años en la empresa y esfuerzo ascéticos.
Cuando el patriarca Eustoquio de Jerusalén se enteró de la vida ascética de san Barsanufio, le pareció increíble. Deseaba ver a Barsanufio con sus propios ojos, por lo que él y sus compañeros intentaron cavar debajo del muro y acceder a la celda del monje desde abajo. Aquellos que intentaron entrar casi fueron quemados por las llamas que brotaron repentinamente de la celda.
En su ermita san Barsanufio se dedicó por completo a la oración y alcanzó un alto grado de perfección espiritual. Se guardan relatos manuscritos sobre la vida, las hazañas y los dones de los santos Barsanufio y Juan. Durante la vida de san Paisios Velichkovsky (15 de noviembre), fueron traducidos a las lenguas moldava y eslava. La publicación de éstos manuscritos, así como su traducción al idioma ruso, fue realizada en el siglo XIX por los Ancianos del Monasterio de la Entrada de la Santísima Madre de Dios de Óptina.
En los preceptos de los Santos Barsanufio y Juan trasluce el grado de su perfección moral y su amor por el prójimo, pero contienen escasos datos sobre sus vidas. Se desconoce cuándo murió San Barsanufio. Algunas fuentes dicen que durmió en el Señor el año 563, otras sólo dicen, más cautamente, que antes del año 600.
Después de pasar un largo tiempo en reclusión, y hasta el reposo de san Juan el Profeta, san Barsanufio sirvió a los demás instruyéndoles en el camino de la salvación, como da testimonio Abba Doroteo (5 de junio). San Barsanufio respondió a los interrogadores a través de san Juan, a veces instruyéndolo a dar las respuestas, o incluso a través de Abba Seridos (13 de agosto), quien escribió las respuestas del Santo.
En las respuestas de los Santos Barsanufio y Juan el Profeta, quienes fueron guías en la vida espiritual no sólo para sus contemporáneos, sino también para las generaciones venideras, es claramente posible percibir el ascenso espiritual gradual de los monjes “de poder en poder”.
A través de obras de ayuno, silencio, vigilia del corazón y oración incesante, san Barsanufio alcanzó las alturas de la humildad, el entendimiento y el amor ardiente. El Señor lo dio los dones del discernimiento, la clarividencia y de obrar milagros. Por el poder de sus oraciones, pudo liberar las almas de las personas de los pecados. A veces, tomó sobre sí los pecados de otros.
El Venerable Barsanufio conocía las disposiciones de los corazones, por eso daba consejos según el estado espiritual de cada uno. En el Nombre del Señor resucitó a los muertos, expulsó demonios y sanó enfermedades incurables. Aquello que bendecía recibía poder y gracia divinos (por ejemplo, el kukol o la hierba del surco quitaban el dolor de cabeza a un monje). Incluso el nombre de Abba Barsanufio, cuando se invocaba mentalmente, socorría a quienes lo invocaban.
A través de las oraciones de san Barsanufio, Dios envió lluvia sobre la tierra, retirando Su ira de la multitud. Las predicciones del Santo siempre se cumplieron. Así, predijo que cierto monje, el Anciano Eutimio el Silencioso, sería dispuesto con él en un solo sepulcro, lo que efectivamente sucedió. San Barsanufio adquirió éstos dones después de muchos años de soportar pacientemente grandes tentaciones y enfermedades.
Se desconoce cuándo arribó san Barsanufio al Monasterio de Abba Seridos, y nada se sabe sobre el hogar y la familia de san Juan el Profeta. Siguiendo las instrucciones de san Barsanufio, Juan alcanzó las alturas de la perfección y llegó a ser semejante a su maestro en todo. Por humildad, enviaba a Abba Barsanufio a los que acudían a él con preguntas.
San Juan previó y predijo muchas cosas, incluso su propia muerte una semana después de la dormición de Abba Seridos. Abba Elián, el joven Higúmeno de éste monasterio, suplicó a Juan que permaneciera con él dos semanas más, para enseñarle la Regla y cómo gobernar el Monasterio. San Juan cumplió su petición y durmió en el Señor a las dos semanas.
San Barsanufio el Grande sobrevivió a su discípulo y amigo, pero tras el reposo de san Juan guardó completo silencio y se rehúso a dar respuestas a nadie. Éstos dos ascetas han dejado como legado espiritual la obra, de gran provecho y edificación para el alma, e intitulada, GUÍA HACIA LA VIDA ESPIRITUAL: RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS DE LOS DISCÍPULOS DE LOS SANTOS ABBAS BARSANUFIO Y JUAN. Éste libro era conocido por muchos santos que vivieron en una época posterior, como lo demuestran los escritos de san Teodoro el Estudita (11 de noviembre y 26 de enero), el Hieromonje Nikon Chernogorets (+ 1060), san Simeón el Nuevo Teólogo (12 de marzo), así como otros ascetas y autores ortodoxos.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2024). Venerable Barsanuphius the Great and John the Prophet. New York, Estados Unidos: OCA.
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