conmemorado el 26 de mayo de 2024.
Hoy, Domingo, 26 de mayo de 2024, Cuarto Domingo de Pascua, la Iglesia de Cristo conmemora al paralítico del estanque de Betesda (que significa «casa de la gracia») y, más concretamente, celebramos el milagro realizado sobre él.
Éste evento se conmemora en éste día, porque Cristo obró tal milagro, al igual que los relacionados con la mujer samaritana y el ciego, en el tiempo del Pentecostés (Shavuot) hebreo. Porque habiendo subido a Jerusalén por la Fiesta, fue a la piscina con cinco pórticos, que Salomón había construido y que se llamaba la Piscina de las Ovejas, porque fue allí donde solían lavar las entrañas de las ovejas que habían sido sacrificadas en el templo para el sacrificio. “Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese” (Jn 5:4).
Cristo encontró en ese lugar a un hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años y que yacía allí, desesperado por encontrar a alguien que lo pusiera en el agua. De ésto aprendemos cuán beneficiosas son la persistencia y la paciencia; y dado que Él después nos iba a conceder el Bautismo, que limpia todo pecado, Dios dispuso que se obraran milagros en el Antiguo Testamento a través del agua, de modo que, cuando el Bautismo fuese otorgado, pudiera ser aceptado.
Jesús vino a éste paralítico, de nombre Jarus, y le preguntó: “¿Quieres ser sano?”; quien respondió: “no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo” (Jn 5:7). Cristo, sabiendo que había soportado ésta enfermedad por tan largo tiempo, dijo: “Levántate, toma tu lecho, y anda”. Al instante se curó y, tomando su cama sobre sus hombros, no sea que el evento pareciera ilusorio, caminó hasta su casa.
Como era sábado, estaba prohibido por los judíos caminar por la ciudad. Explicó que el que lo había curado, le había dicho que caminase, aunque no sabía quién era Él. Para cuando la multitud se había reunido en ese lugar, dice el Evangelio, Jesús partió en secreto.
Después de ésto, Jesús lo halló en el templo, y le dijo: “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor” (Jn 5:14).
El paralítico, sabiendo que era Jesús quien lo había sanado, hizo ésto conocido ante los judíos. “Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios” (Jn 5:18). Cristo les dijo mucho acerca de ésto, manteniendo que es correcto hacer el bien en el día de reposo; y que fue Él Quien, siendo igual al Padre, había dicho que uno debía guardar el “Sabbat”, y así como su padre había trabajado hasta ahora, también lo hacía Él.
Se debe saber que éste paralítico es distinto del paralítico del Evangelio según san Mateo, porque la curación de éste último tuvo lugar en una casa, descendido desde el tejado con la ayuda de los hombres, a quien le dijo: “Tus pecados te son perdonados”. El hombre fue sanado en el pórtico abovedado bajo la fuente, aunque no tenía a nadie que lo ayudara, como el Santo Evangelio dice, pero como el otro paralítico, él finalmente se levantó y tomó su camilla.
Conmemoramos al Santo Apóstol Tomás y a las Portadoras de Mirra en la confianza de la Resurrección de Cristo de entre los muertos, pero conmemoramos los milagros conducentes a la Ascensión, porque se obraron en diferentes momentos en la temporada del Pentecostés Hebreo y porque san Juan, cuyo Evangelio se lee durante éste período, es el único Evangelista que los narra.
Por tu infinita misericordia, oh Cristo Dios nuestro, ten piedad de nosotros. Amén.
REFERENCIAS
La Ortodoxia es la Verdad. (2023). Domingo del Paralítico. Atenas, Grecia: https://laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
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