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VENERABLE SERGIO, TAUMATURGO DE NURMA

conmemorado el 07 de octubre.


El Venerable Sergio, Taumaturgo de Nurma, prevenía de Grecia y viajó desde el Monte Athos para pedir una palabra a san Sergio de Rádonezh (ru. Сергий Радонежский, 25 de septiembre) sobre asuntos espirituales, aunque él mismo ya era un Anciano experimentado.

Habiendo pasado un tiempo como discípulo del Gran Sergio de Rádonezh, san Sergio de Athos viajó a la región de Vologda, cerca del río Nurma, un afluente del río Obnora, para vivir en soledad. Dos veces fue asaltado por ladrones. La primera vez lo golpearon casi hasta la muerte. La segunda vez, sin embargo, fueron expulsados ​​​​por el poder de sus oraciones.

Pronto, monjes y laicos vinieron a unirse a él, atraídos por la santidad de su vida. Cuando cuarenta ascetas se unieron a san Sergio en el desierto, estableció un monasterio cenobítico y construyó una iglesia dedicada a la Transfiguración del Señor.

Un día, San Sergio se encontró con san Pablo de Obnora (ru. Павел Обнорский, 10 de enero) en el bosque cerca de su Monasterio, y vio aves posadas ​​sobre su cabeza y hombros, alimentándose de sus manos. Un oso estaba cerca, esperando pacientemente a que lo alimentaran. Zorros, conejos y otros animales corrían por todas partes y no temían al oso. Todas éstas criaturas obedecían a san Pablo, tal como habían obedecido a Adán en el Paraíso.

Los dos santos se hicieron muy cercanos y se aconsejaban mutuamente en sus esfuerzos espirituales. San Pablo eligió a san Sergio, que había sido ordenado al santo sacerdocio en el Monte Athos, como su Padre Espiritual. San Pablo confesaba sus pensamientos al Anciano; de él, asimismo, recibía la Sagrada Comunión. Se visitaban con frecuencia, fortaleciéndose mutuamente en sus avanzados esfuerzos ascéticos. San Sergio reveló a san Pablo lo que había en su corazón, pues se ayudaron mutuamente a soportar las tribulaciones de la vida en el desierto.

Cada vez que san Sergio partía hacia su celda, a tres millas de distancia, san Pablo lo acompañaba durante dos tercios del camino. Más tarde, se construyó una capilla en el sitio donde los dos santos partían compañía.

Una noche, san Pablo escuchó las campanas de la iglesia sonar mientras estaba orando en el bosque junto al río Nurma, y ​​también vio una luz brillante. Ésto ocurrió nuevamente en otra ocasión. Luego, la ocurrencia se repitió cada vez con más frecuencia. Para asombro del Anciano, durante los días de semana oía el sonido de las campanas pequeñas, mientras que los días festivos, se oía un repique más fuerte. Cuanto más importante era el día festivo, más triunfante se volvía el repique.

Durante mucho tiempo, san Pablo ignoró el repique de las campanas, considerándolo un engaño y un truco del diablo, por lo que no se lo mencionó a nadie. Luego sucedió algo que lo convenció de que era todo lo contrario. Cuando llegó la Fiesta de Pascua, comenzó una vigilia de toda la noche, orando con gran fervor y abundantes lágrimas. De repente, justo a medianoche, oyó un sonido triunfal. Abrió la ventana de su celda y miró hacia la colina de Nurma. Allí vio una luz extraordinaria brillando en el bosque más allá del río, en el mismo sitio donde se alzaría la iglesia del Monasterio de la Santísima Trinidad. San Pablo sintió paz y una alegría inefable en su corazón, y pasó toda la noche glorificando a Dios y a su Santísima Madre. Cuando les contó ésta visión a los hermanos, todos confirmaron su opinión y lo instaron a construir una iglesia y un monasterio en ese lugar. Se dio cuenta de que después de una visión así sería imperdonable que dudara en cumplir la voluntad de Dios, por lo que decidió buscar el consejo de su Anciano, san Sergio. Considerándolo como una revelación de Dios. San Sergio profetizó que algún día se establecería un Monasterio allí, y que muchos encontrarían la salvación en él. Instó a san Pablo a construir una iglesia dedicada a la Santísima Trinidad. Éste fue el último encuentro de los dos Ancianos en éste mundo. Apesadumbrado por su avanzada edad, san Sergio comenzó a prepararse para su partida de ésta vida, que se produjo el 7 de octubre de 1412. La veneración universal de san Sergio de Nurma se estableció en el año 1546.

Al Venerable Sergio de Nurma se lo conmemora el 7 de mayo (Sinaxis de los Venerables Padres del Monasterio de San Pantaleón en el Monte Athos); el 6 de julio (Sinaxis de los Santos de Rádonezh); Sinaxis de los Santos del Monte Athos (Segundo Domingo después de Pentecostés); y Sinaxis de los Santos de Vologda (Tercer Domingo después de Pentecostés).



REFERENCIAS

Orthodox Church in America. (2024). Venerable Sergius, Abbot of Nurma, Disciple of Venerable Sergius of Radonezh. New York, Estados Unidos: OCA.

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